Miembros de la ONU, cooperantes, representantes de empresas internacionales y sus familias dejaron el país.
La monarquía suní de Arabia Saudita logró arrastrar a ocho países árabes para intervenir militarmente en Yemen, con el argumento de proteger la seguridad en la región, tras el imparable avance del movimiento chií de los hutíes hacia Adén, sede del gobierno del presidente Abdo Rabu Mansur Hadi.
“La batalla no es entre Yemen y los países árabes, sino entre Irán (chií) y Arabia Saudita (suní). Los sauditas no están defendiendo la seguridad árabe, sino su frontera, amenazada por los hutíes”, resume el analista egipcio Tamer Abu Arab.
Horas antes del comienzo de la ofensiva aérea contra los hutíes, Arabia Saudita y cuatro países árabes del golfo Pérsico difundieron un comunicado en el que acusaban indirectamente a Irán de apoyarlos para extender su influencia en la región, y a las milicias chiíes de realizar maniobras militares junto a la frontera saudita.
Según el analista, los países árabes que participan en la coalición –Emiratos, Kuwait, Baréin, Catar, Jordania, Marruecos, Egipto y Sudán–, además de Pakistán, que no es árabe pero sí un firme aliado de Arabia Saudita, lo hacen para “adular” a Riad, que lidera el grupo, y obtener de ese estado “beneficios económicos y apoyo para sus políticas internas”. (I)
Los bombardeos en Yemen tuvieron como blancos el palacio presidencial, el aeropuerto de la capital y varios cuarteles militares.
Los bombardeos en Yemen tuvieron como blancos el palacio presidencial, el aeropuerto de la capital y varios cuarteles militares.
La cifra de fallecidos por los dos dobles atentados perpetrados el viernes contra dos mezquitas chiíes en la capital yemení ha ascendido a 154 muertos, explicó una fuente de los hutíes que pidió el anonimato.
Mientras, el presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi, calificó de “actos atroces” los atentados y advirtió que los responsables, el grupo yihadista Estado Islámico (EI), serán castigados.
En una carta de condolencias a los familiares de las víctimas, Hadi calificó a los autores del ataque como “enemigos de la vida, adictos a la matanza y a la destrucción”, y señaló que grupos como el EI quieren “desestabilizar la seguridad de la patria en condiciones extremadamente complejas”.
Y mientras Túnez dijo que quiere afrontar el desafío de la seguridad tras haber admitido “fallos” en el atentado reivindicado por el EI, que costó la vida a 20 turistas extranjeros y a un tunecino en el museo del Bardo, ayer un atentado bomba, también atribuido al EI, contra una concentración de kurdos en la ciudad siria de Al Hasaka, dejó 45 muertos, entre ellos cinco niños y varias mujeres.
En el lugar se celebraba la festividad del Noruz, una tradición con la que los kurdos conmemoran la llegada del solsticio de primavera. En tanto, la llamada “división de piratería” del EI difundió ayer en internet un centenar de supuestas direcciones de soldados de Estados Unidos e instó a asesinarlos. (I)
Al menos 120 personas murieron este viernes y otras 150 resultaron heridas en los dos dobles atentados suicidas perpetrados hoy contra dos mezquitas chiíes en la capital yemení, Saná, informó el Ministerio de Interior en un comunicado.
La televisión oficial del grupo rebelde chií de los hutíes dijo que otra explosión en la ciudad septentrional de Saada, bastión de la organización, contra una mezquita, elevó el total de víctimas en las explosiones de hoy en el país a 137 muertos y 345 heridos.
Un primer atacante detonó una bomba para romper el cerco de seguridad de una de las mezquitas. Un segundo atacante entró después detonó su explosivo, matando a numerosas personas. Un tercero hizo lo mismo en otra mezquita. La agencia estatal Saba, controlada por hutíes, habló sin embargo de cuatro atacantes en total.
Entre las víctimas mortales está un destacado clérigo hutí, Murtada al Mahturi, informaron fuentes hutíes. Los atentados fueron perpetrados cuando se celebraban en todo el país las plegarias de los viernes, la cita religiosa más importante de la semana para los musulmanes.
Los hospitales de la capital hicieron un llamamiento a donar sangre. La televisión mostró imágenes de numerosos cadáveres, entre ellos también de niños.
Nadie se ha atribuido por ahora los atentados. Miembros de la red terrorista Al Qaeda, de la rama sunita, han llevado a cabo en los últimos meses una serie de ataques contra los hutíes, que controlan Saná y otras partes de Yemen.
El país, que es el más pobre del mundo árabe, se encuentra sumido en una grave crisis política desde que los hutíes tomaron Saná en septiembre y destituyeron al gobierno. El presidente, Abd Rabu Mansur Hadi, fue puesto en arresto domiciliario, del que escapó el mes pasado y huyó a Adén, desde donde quiere seguir gobernando.
En Adén, aviones de combate volvieron a bombardear hoy la residencia de Hadi, tras un ataque similar ayer jueves. Por el momento no hay datos sobre daños. La situación en la ciudad es muy tensa, según círculos de la seguridad.
Hadi acusa a los hutíes de querer dar un golpe de Estado con representantes del «antiguo régimen». Los rebeldes están vinculados con Ali Abdulá Saleh, que dimitió tras las protestas masivas de 2012.
El Departamento de Estado pidió a los estadounidenses abandonar Yemen ante el peligro de ataques terroristas.
Yemen reanudará el diálogo nacional sobre su futuro, anunció ayer el enviado de la ONU para ayudar a la crisis del país árabe, Jamal Benomar, luego de que rebeldes chiitas disolvieran el Parlamento y tomaran formalmente el poder.
Las conversaciones, que se iniciarán hoy, incluirán a Mohamed Ali al Huti, cuyos rebeldes hutíes irrumpieron en septiembre en la capital, Saná, y otras localidades antes de que sitiaran al presidente y el viernes se hicieran del control total del país más pobre del mundo árabe, dijo el enviado.
“Me complace anunciarles que todos los partidos políticos han aceptado regresar a la mesa de diálogo”, declaró Benomar a periodistas en un hotel en Saná. “Naciones Unidas está comprometida a sacar a Yemen de esta crisis”.
Los hutíes enfrentan cada vez mayores presiones internas e internacionales. El sábado en la noche, el partido del expresidente Alí Abdulá Salé –el principal aliado de los hutíes– se sumó a la oposición cada vez mayor a la usurpación del poder y propuso la reanudación del diálogo con la participación de Benomar como moderador.
Los hutíes venían preparando una campaña para capturar la provincia petrolera de Marib, pero el surgimiento de una fuerte alianza tribal en esa zona, así como la fuerte presencia de la rama de Al-Qaeda en Yemen los disuadió de proseguir con sus planes.
En Yemen existe una de las células más activas de Al Qaeda. Los extremistas golpean casi a diario al ejército y las fuerzas de seguridad en diversas partes del país, en tanto que los ataques de Estados Unidos con drones contra combatientes de ese grupo han redundado en la pérdida de vidas civiles, lo que ha atizado el resentimiento de la población.
Los hutíes han chocado con combatientes de Al Qaeda que son sunitas y tienen el apoyo de las poderosas tribus del norte de Yemen.
La toma del poder de parte de los hutíes también ha atizado ánimos secesionistas en el sur, situación que ha incrementado los temores de una nueva guerra civil como la de 1994, cuando el otrora sur independiente intentó separarse de su unión con el norte, forjada cuatro años antes.
El mes pasado, los rebeldes atacaron el palacio presidencial y la situación la residencia del presidente Abed Rabbo Mansur Hadi, quien proviene del sur. En unos cuantos días, Hadi y los integrantes de su gabinete renunciaron y actualmente siguen en arresto domiciliario.
Hadi fue elegido presidente en el 2012 después de una revuelta popular en la que Salé fue obligado a renunciar.
Al igual que los hutíes, Salé es miembro de la secta zaydi, una pequeña derivación del islam chiita que existe casi exclusivamente en Yemen. Los zaydíes representan cerca del 30% de la población en Yemen.
Ayer, Mohamed Ali al Huti empezó a conformar el gobierno de facto nombrando a Mahmud al Dyunaid, líder de las filas rebeldes, como jefe de gabinete. (I)
Oposición
Reacciones
Sur y sureste
Ayer reinaba una fuerte tensión en el sur y sureste de Yemen, donde las autoridades locales anunciaron “no reconocer” el poder de las milicias chiitas de Ansarualá.
Este de Saná
En la provincia petrolera de Marib, los jefes de importantes tribus sunitas abordaban la manera de “hacer frente a cualquier eventualidad”.
Al menos tres supuestos terroristas de la organización Al Qaeda murieron este lunes en un ataque aéreo efectuado por un avión estadounidense no tripulado en el centro de Yemen, el primero desde el inicio del año 2015.
Fuentes tribales explicaron que el avión lanzó un misil contra un coche todoterreno en el que viajaban los tres extremistas en la zona de Harib, situada entre las provincias de Maareb y Shabua.
Los tres cadáveres quedaron calcinados a causa del bombardeo, por lo que las autoridades no han podido identificarlos hasta el momento.
Este es el primer ataque de Estados Unidos en 2015 y, por tanto, desde la dimisión el jueves pasado del presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi, en medio de la actual crisis con el movimiento rebelde de los hutíes.
Durante los últimos dos años, Washington ha intensificado los ataques con aviones no tripulados contra los miembros de Al Qaeda en el centro, sur y este de Yemen.
Estados Unidos sostiene que Al Qaeda en la Península Arábiga, que tiene su base en Yemen y reivindicó el reciente atentado contra la sede del semanario francés «Charlie Hebdo», es uno de los brazos más peligrosos y activos de la red terrorista. (I)
La dimisión de Bahah arrastra a el gabinete, lo que deja al país sin poder ejecutivo ni jefatura de Estado.