Aunque hace cinco años puso en entredicho su aptitud mental, le expidió la licencia estadounidense de piloto.
El presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, compareció este miércoles ante la comisión de Transportes del Parlamento alemán, a punto de cumplirse un mes de la tragedia del avión de Germanwings y cuando apenas quedan dudas de que el causante de la catástrofe, con 150 muertos, fue su copiloto Andreas Lubitz.
«Para nuestra compañía han sido cuatro semanas en situación de estado de excepción», afirmó Spohr ante los medios, tras casi dos horas de intervención ante ese órgano parlamentario, junto con el ministro de Transportes, Alexander Dobrindt.
En esas semanas, desde el 24 de marzo en que se estrelló contra los Alpes franceses el Airbus A320 que había partido de Barcelona con destino a Düsseldorf, lo prioritario fue «atender a los familiares de las víctimas», indicó el presidente de Lufthansa, matriz de la compañía de bajo coste Germanwings.
En ese tiempo han discurrido en paralelo las diligencias de las fiscalías francesa y alemana implicadas en la investigación, cuyos resultados, aún parciales, apuntalan la tesis de la responsabilidad directa de Lubitz en la catástrofe, indicó Dobrindt.
«La evaluación detallada de las dos cajas negras del aparato han reforzado las sospechas de que el copiloto estrelló con toda intención el Airbus contra la montaña», dijo el ministro.
Dobrindt recordó que, tal como informó en su momento la fiscalía francesa, tanto las grabaciones de voz como los parámetros de vuelo indican que Lubitz accionó los dispositivos precisos para hacer descender el aparato y luego aceleró su velocidad hasta estrellarlo.
En los próximos meses se presentará un primer informe provisional y las conclusiones definitivas se harán esperar aún, advirtió el ministro, para expresar su confianza en que aporte datos «de relevancia» a las investigaciones un vuelo de prueba que se realizará a finales de mayo repitiendo la ruta de 4U9525.
Se tratará de reproducir así los parámetros de vuelo y los sonidos de las grabaciones de las cajas negras, entre ellos, los gritos desesperados del capitán, instando a Lubitz a abrir la puerta de la cabina de vuelo, que al parecer cerró por dentro aprovechando que se había quedado solo.
Dobrindt y Spohr rehusaron dar estimaciones acerca del monto que alcanzarán las indemnizaciones a los familiares, aunque se sabe que las aseguradoras de Lufthansa han reservado 278 millones.
Tampoco precisaron cuándo se les entregarán los restos mortales de las víctimas: «Eso está en manos de las autoridades francesas», indicó el presidente de la aerolínea.
La compañía empezó a transferir la semana pasada 50.000 euros por cada pasajero a sus familiares, a modo de pagos puentes.
Lo que finalmente perciban las familias dependerá, en buena medida, de la regulación específica de los países de origen de las víctimas, con legislaciones muy diversas, recordó el ministro.
La mayoría de los ocupantes del aparato eran alemanes y españoles, pero además viajaban ciudadanos con pasaportes de Israel, Marruecos, México, Reino Unido, Argentina, Colombia, Holanda, Estados Unidos, Venezuela y Chile.
La comparecencia de Spohr ante la comisión parlamentaria se produjo a punto de cumplirse un mes de la catástrofe y unos días después del funeral de Estado celebrado en la catedral de Colonia, en presencia de la plana mayor de la política alemana, de familiares de las víctimas y de la cúpula de Lufthansa y Germanwings.
La fiscalía de Düsseldorf, mientras tanto, prosigue sus investigaciones centradas en el entorno, personalidad y antecedentes médicos de Lubitz, de quien se sabe que interrumpió su formación en la escuela de Lufthansa en 2009 por una depresión.
Por los registros realizados en la vivienda de sus padres, en la localidad de Montabaur (oeste), y en la suya de Düsseldorf se supo que estaba de baja médica el día de la catástrofe, lo que ocultó a su empleador, y que había seguido sucesivas terapias en varias consultas.
La fiscalía no ha dado nuevas informaciones desde su último comunicado, el 4 de abril, ni se prevé que lo haga «en los próximos días», según indicaron a Efe fuentes de ese departamento. (I)
El 80 % -unas 35 toneladas- de los escombros del Airbus A320 que se estrelló el pasado 24 de marzo en los Alpes franceses ya han sido recogidos durante los trabajos de limpieza, anunció hoy la aerolínea alemana Lufthansa, matriz de la compañía Germanwings a la que pertenecía el avión.
En una rueda de prensa en Digne-les-Bains (sureste), el director de operaciones sobre el terreno, Carsten Henig, precisó que las labores de recuperación de los restos del avión comenzaron el pasado jueves y que posteriormente se procederá a la «descontaminación ambiental».
Según los elementos de la investigación conocidos hasta ahora, todo apunta a que el copiloto del Airbus, el alemán Andreas Lubitz, estraelló a propósito el avión contra la montaña, después de encerrarse en la cabina de mando.
En un comunicado, la aerolínea alemana destacó que la recogida de los restos del avión avanza «más rápido de lo esperado» gracias al buen tiempo reinante en las dos últimas semanas.
Además, apuntó que el tamaño de los deshechos, que han sido recogidos en helicópteros, es «muy diverso, desde centímetros hasta metros cuadrados».
«Un equipo de 60 personas se encuentra trabajando en la primera zona, junto con un dispositivo de seguridad para evitar intrusiones», destacó la compañía, y agregó que se espera que en 18 días hábiles ya se haya conseguido almacenar todos los restos en un depósito en el cercano pueblo de Seyne-les-Alpes.
Según Lufthansa, todavía no se ha hecho la evaluación ambiental de los desperfectos, lo que se hará «una vez que la zona del accidente esté completamente limpia y segura».
Entonces, la aerolínea presentará un plan de descontaminación a la administración francesa para su aprobación, de forma que el operativo pueda concluir antes que de lleguen las próximas nieves. (I)
Tras el accidente de Germanwings, los encargados de revisar a los pilotos pidieron aumentar los controles.
Los investigadores franceses han terminado la búsqueda de cadáveres en los Alpes, donde un avión de pasajeros de Germanwings se estrelló el mes pasado provocando la muerte de sus 150 pasajeros, dijeron el sábado las autoridades locales.
Los fiscales creen que el copiloto alemán Andreas Lubitz dirigió deliberadamente el Airbus A320 hacia las montañas durante un vuelo de Barcelona a Düsseldorf, pulverizando el avión y haciendo extremadamente difícil la tarea de recuperar los cuerpos de las víctimas.
«La búsqueda de cadáveres ha terminado, pero la búsqueda de sus pertenencias personales continúa», dijo a Reuters un portavoz del gobierno local de la región de Alpes-de-Haute-Provence.
«Lufthansa también ha contratado a una empresa especialista para retirar los restos del avión, bajo la autoridad de la fiscalía francesa y un experto a cargo de la supervisión medioambiental de las operaciones», dijo.
Lufthansa es la compañía matriz de la aerolínea de bajo costo Germanwings.
La identificación de las víctimas continuará mediante el análisis de las 150 muestras de ADN encontradas en el lugar, lo que podría llevar varias semanas.
El fiscal que dirige la investigación ha advertido de que el número de muestras recuperadas de la zona no indica necesariamente que se haya localizado a todas las víctimas.
Las familias serán informadas tan pronto como se vincule cualquier muestra de ADN a una de las víctimas.
Los trabajos para retirar los escombros y limpiar el lugar empezarán la próxima semana y podrían durar en torno a dos meses, dijo el general David Galtier, el oficial de policía a cargo de la operación.
Las grabaciones de la cabina, recogidas en la primera caja negra del avión que apareció horas después del siniestro, llevaron a los fiscales a pensar que Lubitz dejó al capitán fuera de la cabina y bloqueó la puerta, e hizo descender el avión.
Esta versión de los hechos pareció confirmarse por los datos extraídos de la segunda caja negra, que fue recuperada esta semana.
Una investigación independiente alemana ha apuntado a los problemas de salud mental del copiloto de 27 años.
Los fiscales alemanes dijeron el jueves que Lubitz había buscado en internet formas de suicidarse los días previos al suceso, así como información sobre las puertas de la cabina y las precauciones de seguridad.
De acuerdo con lo publicado por el semanario Der Spiegel, los fiscales ordenaron el registro de las oficinas de cinco médicos a quienes Lubitz había acudido en busca de ayuda.
Lufthansa dijo que el copiloto comunicó a su escuela de vuelo en 2009 que había atravesado un periodo de depresión severa.(I)
“La búsqueda de cadáveres ha terminado, pero la búsqueda de sus pertenencias continúa”, dijo un vocero.
La Fiscalía alemana guarda este domingo silencio sobre las investigaciones para esclarecer las circunstancias de la tragedia aérea en los Alpes franceses, mientras trascienden informaciones no confirmadas sobre el copiloto, así como detalles de los últimos momentos en la cabina del avión siniestrado.
El avión de Germanwings se estrelló el martes pasado en los Alpes franceses con 150 personas a bordo, tras despegar del aeropuerto de Barcelona (noreste de España) con destino a Düsseldorf (Alemania) y las grabaciones de las cajas negras del aparato indican que el copiloto, Andreas Lubitz, presuntamente provocó de forma voluntaria el siniestro.
Según el diario ‘Bild’ en su edición dominical el copiloto estaba siendo tratado por un posible desprendimiento de retina, del que se desconoce, agrega el diario, si tiene origen orgánico o psicosomático.
En todo caso, con este problema probablemente no pasaría el próximo control médico de junio y su empleador le habría prohibido volar en la cabina, afirma el diario.
La Fiscalía de Düsseldorf informó el viernes del hallazgo durante el registro de la vivienda de Lubitz y de la de sus padres de «bajas médicas, actuales e incluso vigente para el día de los hechos, hechas pedazos», lo cual permite concluir que el copiloto ocultó la enfermedad a Germanwings, filial de Lufthansa.
El ‘Bild’ agrega hoy que los agentes encontraron además en su vivienda de Düsseldorf recetas de psicofármacos para tratar trastornos bipolares, así como gran cantidad de somníferos.
Pareja de copiloto, embarazada
La misma publicación informa, además, que la pareja del copiloto, profesora de inglés y matemáticas, estaba supuestamente embarazada y que así se lo comunicó hace unas semanas a sus alumnos.
Según el semanario «Der Spiegel«, la pareja, que al parecer se conoció cuando Lubitz tenía 18 años y poco después comenzó a salir, tenía previsto incluso casarse.
También el «Bild» reproduce hoy parte de la conversación entre el capitán del avión, Patrick Sondenheimer, y Lubitz, minutos antes de que el copiloto presuntamente estrellara el avión de forma deliberada, y que quedó registrada en una de las cajas negras encontradas.
«¡Por el amor de Dios, abre la puerta!», gritó el capitán, y nuevamente algo más tarde «¡Abre la maldita puerta!», lo que permite concluir, según el diario, que el copiloto cerró por dentro la cabina el piloto fue al baño.
La grabación registró también la primera señal de alarma automática por pérdida de altura, poco después de que los controladores aéreos franceses trataran sin éxito de contactar con el aparato, así como una segunda minutos después.
Asimismo se oye un fuerte golpe, como si alguien intentara derribar de una patada la puerta de la cabina, y algo más tarde «ruidos metálicos fuertes» contra esa misma puerta.
Todavía a unos 4.000 metros de altura, se oye la respiración del copiloto, que no dice nada.
A las 10:40 hora local, el aparato tocó con el ala derecha la montaña y de nuevo se oyen los gritos de los pasajeros, los últimos sonidos que registra la caja negra.
La grabación registró también la conversación previa entre piloto y copiloto, en el que Sondenheimer le explicaba que no había tenido tiempo de ir al baño, a lo que Lubitz le ofreció asumir el mando del aparato en cualquier momento.
El titular de Transporte alemán, Alexander Dobrindt, señaló hoy al «Bild» su intención de abordar con aerolíneas y autoridades de inspección las posibles medidas a tomar una vez se conozcan las circunstancias de la catástrofe aérea.
«En la aviación los estándares de seguridad son elevados, pero necesitan una y otra vez un perfeccionamiento», señaló.
Según Dobrindt, «es correcto que las líneas aéreas apliquen ahora la regla de dos personas en la cabina de pilotos».
Pero sólo una perspectiva general de las circunstancias de la tragedia permitirá aclarar qué otras medidas adicionales son necesarias, agregó. (I)
El copiloto sospechoso de haber estrellado deliberadamente un avión de Germanwings en los Alpes franceses había dicho que un día «haría algo que cambiaría todo el sistema» y que «todo el mundo conocería (su) nombre», según su ex novia.
En una entrevista al diario alemán Bild publicada este sábado, Maria W., una azafata de 26 años presentada como la exnovia de Andreas Lubitz, dice que cuando oyó hablar de la tragedia, le vino a la memoria una frase del piloto: «un día voy a hacer algo que va a cambiar todo el sistema, y todo el mundo conocerá mi nombre y lo recordará».
Si Andreas Lubitz «ha hecho esto», «es porque comprendió que debido a sus problemas de salud, su gran sueño de trabajar en Lufthansa, como comandante y como piloto de largo radio, era prácticamente imposible», añade en la entrevista.
Germanwings, la compañía alemana propietaria del Airbus 320 que se estrelló, es una filial de bajo costo de Lufthansa.
La joven explica que la relación con Andreas Lubitz acabó «porque cada vez era más evidente que tenía un problema. Durante las discusiones se irritaba y me gritaba (…) Por la noche, se despertaba y gritaba ‘¡nos caemos!'».
«Siempre hablamos mucho de trabajo, y ahí se transformaba, se enfadaba por las condiciones de trabajo. Poco dinero, miedo por el contrato (de trabajo), demasiada presión», asegura.
«Era capaz de esconder a los demás lo que realmente le ocurría», dice la joven, que asegura que «no hablaba mucho de su enfermedad, sólo que tenía un tratamiento psiquiátrico a causa de ello».
La fiscalía de Düsseldorf, en el oeste de Alemania, anunció el viernes que Andreas Lubitz había ocultado que estaba de baja médica el día de la tragedia. La hipótesis privilegiada es que padecía problemas psiquiátricos.
No obstante, no se ha encontrado ninguna carta de adiós que desvele la intención del piloto de estrellar el pasado martes el avión que cubría la ruta Barcelona-Düsseldorf, una catástrofe que se cobró la vida de los 150 ocupantes del aparato.
La prensa alemana había revelado el viernes que Andreas Lubitz sufrió una grave depresión hace seis años, durante su formación como piloto.
Desde entonces, el joven de 27 años había tenido un seguimiento «médico especial y regular».
Las autoridades alemanas anunciaron que el viernes 17 de abril la imponente catedral de Colonia (oeste) acogerá una ceremonia nacional en memoria de las 150 víctimas del drama. Estará presente la canciller Angela Merkel, y los dirigentes de los países afectados han sido invitados también.
Se reanudan las búsquedas
Mientras tanto, en el sureste de Francia se reanudaron las tareas de búsqueda en Seyne-les-Alpes, a diez kilómetros del lugar en que cayó el avión. Según la gendarmería, en la zona están trabajando por turnos unas 60 personas.
A unos 40 km al sur, en Digne-les-Bains, se celebró una misa por las víctimas, entre las que hay 75 alemanes y 51 españoles.
Como parte del dispositivo desplegado para acoger a las familias se han dispuesto además 1.300 alojamientos y hasta 40 intérpretes en ocho lenguas, según las autoridades locales.
Germanwings ha anunciado una primera ayuda a los familiares de las víctimas, de «hasta 50.000 euros por pasajero», para afrontar los gastos inmediatos. Dicha ayuda es independiente de las indemnizaciones que deberán pagarse.
Las circunstancias del accidente han llevado desde el jueves a varias compañías a decretar la presencia permanente de dos personas en el cockpit de sus aviones, lo cual ya es obligatorio para las aerolíneas estadounidenses.
La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) preconizó el viernes la adopción de esa norma, para evitar que un gesto suicida acabe con un aparato y sus ocupantes.
Mandatario francés advirtió que el análisis de las grabaciones será “difícil”. Siguen labores de rescate.