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El gobierno de Caracas afirma en una carta abierta a los estadounidenses que «Venezuela no es una amenaza» para Estados Unidos, una semana después de que Washington impusiera sanciones contra siete funcionarios venezolanos a los que acusa de violaciones de derechos humanos y corrupción.
«Venezuela no es una amenaza, sino una esperanza», afirma el gobierno de Venezuela en una carta abierta «a la gente de los Estados Unidos» que publica hoy en el diario «The New York Times».
En la carta, que ocupa una página entera en ese diario y está firmada por el ministerio de Asuntos Exteriores venezolano, Caracas critica a Washington por haber declarado a Venezuela «una amenaza para su seguridad nacional y la política exterior».
El gobierno del presidente Nicolás Maduro califica la medida de «unilateral y agresiva», así como de «infundada». Además considera que viola «los principios básicos de la soberanía y la libre determinación de conformidad con el derecho internacional».
Y recuerda que esta medida «desproporcionada» ha sido rechazada «por unanimidad» por los 33 países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y los doce Estados miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).
En su carta, el gobierno de Venezuela rechaza «el unilateralismo y el intervencionismo» con el que, a su consdieración, ha actuado el gobierno estadounidense al imponer sanciones contra funcionarios venezolanos.
«Presidente Obama, sin ninguna autoridad para interferir en nuestros asuntos internos, emitió unilateralmente un conjunto de sanciones contra funcionarios venezolanos con implicaciones potencialmente de largo alcance, lo que interfiere en nuestro orden constitucional y nuestro sistema de justicia», señala la carta abierta.
El gobierno de Nicolás Maduro acusó a Obama de tratar de «gobernar los venezolanos por decreto». Recordó que la soberanía de Venezuela es «sagrada». Y consideró que el decreto presidencial de Obama es «una orden tiránica e imperial y nos empuja de nuevo en los días más oscuros de la relación entre Estados Unidos y América Latina y el Caribe».
En su carta, Caracas exigió a Washington que ponga fin inmediatamente a «las acciones hostiles contra los venezolanos y la democracia» y pidió la abolición de la orden ejecutiva que declara Venezuela una amenaza para la seguridad nacional.
Preguntado sobre la carta abierta del gobierno venezelano en el New York Times, el senador republicano Marco Rubio aseguró: «Yo no creo que Venezuela sea una amenaza, el régimen de Maduro es una amenaza».
Gobierno de Maduro
«El régimen de Maduro oprime a su propio pueblo y está creando una crisis humanitaria que puede impactar a Estados Unidos, pero en este momento está afectando al pueblo venezolano», dijo el republicano Rubio al término de una audiencia sobre Venezuela en el subcomité para el Hemisferio Occidental del Senado.
Rubio, que preside ese subcomité, recordó que Venezuela «apoya directamente a Irán y Siria, a grupos terroristas como las FARC y a narcotraficantes que están mandado droga a Estados Unidos».
«El régimen de Maduro representa no simplemente una amenaza al pueblo norteamericano, representa una amenaza a la región y a una amenaza al pueblo venezolano», añadió Rubio, quién dijo no entender el silencio de los gobiernos latinoamericanos ante la violación sistemática de derechos humanos que ocurre en Venezuela.
El pasado 9 de marzo, el presidente Obama aplicó las sanciones contra siete funcionarios venezolanos, presuntamente culpables de violaciones de derechos humanos y de corrupción pública. (I)
Cuba y Estados Unidos retoman hoy en Washington una negociación histórica destinada a allanar el camino para la reapertura de embajadas, en un diálogo espinoso al que ambas partes acuden con expectativas dispares.
El equipo estadounidense estará liderado por Roberta Jacobson, secretaria de Estado Adjunta para el Hemisferio Occidental, una diplomática con enorme conocimiento de América Latina.
Del lado cubano, el equipo lleva a la cabeza a Josefina Vidal, jefa del Departamento de Estados Unidos de la Cancillería de Cuba, una hábil negociadora que ya sirvió a su país en Washington.
Un factor de discordia es la permanencia de Cuba en la lista del Departamento de Estado sobre países que promueven el terrorismo, y la necesidad o no de eliminar al país de ese listado antes de reabrir las embajadas. En La Habana, el alto funcionario de la Cancillería cubana, Gustavo Machín, adelantó a la prensa que “sería un contrasentido” restablecer relaciones diplomáticas y que la isla permanezca en esa lista, en la que el país fue incluido en 1982.(I)
Se trata, en concreto, de una propuesta para levantar las restricciones de los viajes turísticos a la isla.
La secretaria de Estado adjunta de EE.UU. para América Latina, Roberta Jacobson, dijo este viernes que confía en poder mantener en «un par de semanas» una nueva ronda de conversaciones destinadas a normalizar los lazos diplomáticos con Cuba, que tendrán lugar en Washington.
«No hemos fijado una fecha aún, pero esperamos que puedan tener lugar en el próximo par de semanas», dijo Jacobson en una entrevista con la cadena de televisión estadounidense CNN desde La Habana, donde asistió a la primera ronda de ese diálogo. «Hay un deseo en esta Administración de tener esta conversación lo más rápido posible», agregó.
Jacobson aseguró que su delegación ya ha «invitado a Washington» de manera informal a los diplomáticos cubanos, pero aún es necesario «fijar una fecha».
La diplomática es la responsable estadounidense de mayor rango que visita Cuba en décadas, y encabezó la delegación estadounidense en el diálogo que este jueves iniciaron los dos países para restablecer relaciones diplomáticas, tras el deshielo anunciado por ambos Gobiernos el 17 de diciembre pasado.
Por delante quedan asuntos «complicados» de resolver, como la reapertura de las embajadas o la libertad de movimiento de los diplomáticos estadounidenses en Cuba, declaró Jacobson a la CNN.
50 años de aislamiento
Washington solo cambió de táctica, pero estratégicamente el objetivo es impulsar un cambio de modelo en Cuba que se parezca más al de Estados Unidos, dijo este viernes la secretaria adjunta de Estado para los Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson.
«Queremos superar 50 años de dificultades de aislamiento de los dos países, de los dos pueblos, pero el fin de ese proceso es el mismo que antes, pero la táctica tiene que cambiar», indicó la funcionaria de mayor rango en viajar a Cuba tras el anuncio del restablecimiento de relaciones en diciembre de 2014.
Jacobson y su contraparte cubana sostuvieron conversaciones los últimos dos días que incluyeron temas migratorios, la búsqueda de cooperación de interés común y sentaron las bases para el restablecimiento de las relaciones bilaterales y la normalización de los nexos.
Según la funcionara, el objetivo de su gobierno es «empoderar al pueblo cubano con el fin de tener un país tan cerca de los Estados Unidos que es libre y democrático».
Las relaciones entre los dos países se rompieron en la década de 1960 tras el triunfo de la revolución cubana. Estados Unidos impuso severas sanciones a Cuba para presionar por un cambio de modelo, pero el presidente estadounidense Barack Obama reiteró esta semana que se trató de una política fracasada.
El presidente cubano Raúl Castro y su colega estadounidense anunciaron en forma simultánea el 17 de diciembre de 2014 su interés de relanzar las relaciones diplomáticas y abrir embajadas, como un primer paso a la reanudación de los nexos.
Obama flexibilizó la semana pasada las sanciones y permitió más viajes de estadounidenses, el envío de remesas y algunas exportaciones, pero el grueso de las sanciones continúan vigentes. (I)
Disidencia
La funcionaria estadounidense se reunió hoy con miembros de la disidencia cubana, y reconoció en la entrevista que «algunos de ellos no creen necesariamente» que la decisión de EE.UU. de normalizar las relaciones con Cuba «sea la adecuada».
«Pero no hay nada como escuchar directamente de ellos, sobre el terreno, cuáles son los retos, para ver cómo podemos trabajar en el futuro», indicó Jacobson.
Entre los asistentes a la reunión con Jacobson estuvieron los opositores José Daniel Ferrer, Elizardo Sánchez, Héctor Maseda, Guillermo Fariñas, Marta Beatriz Roque, Antonio González-Rodiles y Miriam Leiva, según precisó a Efe en La Habana esa última activista, una de las fundadoras del grupo Damas de Blanco.
Una de las ausentes fue la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, quien explicó a Efe en La Habana que decidió no participar por estar en desacuerdo con la falta de «diversidad» de opiniones en la lista de invitados.