Científicos e ingenieros acuden desde hace más de una década a un rocoso rincón de Utah para hacer expediciones imaginarias a Marte. Ahora, su trabajo ayuda a impulsar el interés en enviar gente al vecino de la Tierra.
El centro de investigación cerca de Hanksville está gestionado por la organización sin ánimo de lucro Mars Society, un grupo activista que cree que llevar humanos a Marte sería el gran reto de nuestro tiempo. El grupo no está afiliado con la NASA o el gobierno federal de Estados Unidos.
Más de 900 personas han participado en misiones simuladas desde la apertura del centro en 2002. Sus organizadores esperan que algún día, su investigación ayude a poner seres humanos sobre el planeta rojo.
Greg Williams trabaja para el Directorado de Misiones y Exploración Humana de la NASA. En su opinión, el centro de Utah ofrece un ensayo útil, pero sobre todo fomenta la educación y la concienciación del público. (I)
Científicos islandeses han elaborado el estudio genético más completo hasta la fecha sobre una población cerrada, que sitúa el primer ancestro común de los seres humanos hace 239.000 años, 100.000 antes de lo que se pensaba.
El trabajo, que publica hoy la revista «Nature Genetics», identifica además diversas mutaciones asociadas a enfermedades como el Alzheimer y las dolencias hepáticas, y amplía el conocimiento actual sobre cuáles son los genes esenciales para la vida humana.
Para obtener esos datos, los científicos han secuenciado el genoma completo de 2.636 islandeses y han combinado esa información con el genotipo individual -menos detallado- de otras 104.000 personas, cerca de un tercio de la población de ese pequeño país.
Esa amplia base de datos se ha cruzado con los historiales clínicos del sistema público de salud y con los detallados archivos genealógicos que se conservan en Islandia, lo que ha permitido determinar qué variaciones genéticas aumentan el riesgo de padecer Alzheimer, dolencias hepáticas y de tiroides, entre otras enfermedades.
Este «selfi nacional» genético, según lo ha definido Kari Stefansson, profesor de la Universidad de Reikiavik y autor del trabajo, tendrá en el futuro importantes implicaciones para la medicina y la investigación.
«Nature Genetics» publica de forma simultánea cuatro artículos relacionados con el mismo estudio, el primero de los cuales identifica más de 20 millones de variantes genéticas entre los islandeses.
Con esa información, el grupo de científicos liderado por Stefansson ha comenzado a trabajar en aplicaciones concretas que presentan en el resto de documentos.
Uno de ellos apunta a una mutación en el gen MYL4 como responsable de transtornos del ritmo cardíaco (fibrilación atrial) e identifica variaciones genéticas que permiten prever el riesgo de sufrir enfermedades hepáticas y la posibilidad de heredar por vía materna un desequilibrio en las hormonas de la glándula tiroides.
Las mutaciones del gen ABCA7 también quedan asociadas en ese estudio a la posibilidad de desarrollar Alzheimer.
Los científicos han identificado además a cerca de 8.000 individuos con al menos un gen que ha perdido por completo su función, un hallazgo que puede marcar una nueva vía en la investigación genética.
Durante décadas, se han bloqueado en los laboratorios genes en ratones para poder concretar cuál es su función en el organismo, una clase de análisis que ahora se puede llevar a cabo en humanos.
Los científicos han identificados 1.171 genes bloqueados, la mayoría de los cuales están ligados a los receptores olfativos, que permiten discriminar entre diversos olores.
Los genes ligados con funciones cerebrales, en cambio, raramente se encuentran bloqueados, un hallazgo que permitirá a los investigaciones profundizar en el conocimiento sobre aquellas partes del genoma indispensables para la vida humana.
«Cuando empezamos a estudiar la diversidad del genoma nos centramos en determinar las mutaciones que pueden provocar enfermedades, pero hay mucho más en estos datos. Nos van a permitir estudiar la historia de nuestra población en Islandia y de las poblaciones humanas en general», señaló en una rueda de prensa telefónica Stefansson.
El profesor de la Universidad de Reikiavik y fundador de la farmacéutica islandesa deCODE Genetics firma un cuarto estudio publicado en «Nature Genetics» que cuantifica las mutaciones del cromosoma Y, presente únicamente en los hombres.
Gracias a los datos precisos sobre 753 hombres islandeses pertenecientes a 274 grupos familiares se ha logrado presentar la estimación más precisa hasta ahora sobre las variaciones de ese cromosoma entre generaciones.
Esa estimación va más allá de las aplicaciones médicas y podrá ser utilizada para datar eventos históricos y profundizar en el conocimiento sobre la evolución de la especie humana.
A partir de esos datos, Stefansson y su grupo sostienen que el ancestro común más reciente que comparten todos los seres humanos a través del cromosoma Y es «más joven de lo que pensábamos hasta ahora» y podría haber vivido hace unos 239.000 años, cerca de 100.000 años antes que en las estimaciones anteriores. (I)
Científicos chinos y estadounidenses han elaborado estudios que sugieren que el núcleo interno de la Tierra es una región sólida compuesta por dos partes, lo que podría aportar nueva información sobre el origen de nuestro planeta, según un informe divulgado este martes por la revista ‘Nature’.
La investigación, a cargo de expertos de la Universidad de Illinois (EE. UU.) y la de Nanjing (China), sugiere que el núcleo de nuestro planeta tiene otra región diferente en su centro.
El equipo de geofísicos cree que la estructura de los cristales de hierro es diferente de la que se encuentra en la parte externa del núcleo interno.
Sin ser capaces de perforar el corazón de la Tierra, los científicos escuchan las vibraciones en un intento por descubrir su contenido, a través de la sismología.
Así, los expertos utilizan los ecos generados por los terremotos para estudiar el núcleo de la Tierra mediante el análisis de la forma en la que cambian a medida que viajan a través de nuestro planeta.
Liderado por Xiaodong Song, profesor de la Universidad de Illinois, EE. UU., el equipo de trabajo sugiere que el núcleo interno de la Tierra, una región sólida aproximadamente del tamaño de la Luna, se compone de dos partes.
Onda sísmica
Los datos de la onda sísmica revelan que los cristales de hierro de la parte más interna del núcleo están alineados en dirección este a oeste.
Por su parte, los que están en el núcleo «exterior» se alinean en dirección norte a sur, de forma vertical.
«El hecho de que estemos descubriendo diferentes estructuras de distintas regiones del núcleo interno puede contarnos algo acerca de la larga historia de la Tierra. Podría ser la clave para la evolución del planeta», dijo Song.
El hallazgo apunta a que el núcleo interno contiene cristales de diferente alineación, que se formaron en condiciones distintas y que nuestro planeta pudo haber sufrido un cambio dramático durante ese tiempo.
La esfera central de la Tierra, que se encuentra a más de 5.000 kilómetros, comenzó a solidificarse hace unos mil millones de años, y continúa creciendo aproximadamente 0,5 milímetros por año.
Por el momento, el modelo propuesto en este trabajo necesita contrastar pruebas para analizar las propiedades sísmicas del núcleo más profundo de la Tierra, según concluyen los expertos. (I)