Ricardo Vasconcellos: La fiesta de antes y el velorio de hoy

Revisando viejos ejemplares de Diario EL UNIVERSO de 1975 caí en cuenta de algo que ya había olvidado o, en el mejor de los casos, permanecía arrinconado en la memoria hasta que la nostalgia lo trajera al presente: la enorme actividad deportiva que existía en Guayaquil por esos años. Usted podía escoger fútbol federativo o rentado, béisbol, natación, boxeo amateur y profesional, básquet del bueno, atletismo, ciclismo. No había día o noche en que no se ofreciera un espectáculo cautivante que atraía a las masas.

Aquel 1975 las graderías del Yeyo Úraga se llenaban de fanáticos para seguir el campeonato oficial en el que participaban las novenas de Emelec, Barcelona, Universidad Católica y Bravos de las Américas, el equipo que fundara la muchachada del barrio del Seguro y que añoran mis amigos Víctor Hugo Alcívar y Vincho Rumbea, que jugaba la segunda base. El torneo se definió entre Emelec y Barcelona. Ganaron los eléctricos con un tremendo plantel que contaba con una batería estadounidense: Joe Moyer y Dan Fitzgerald. También lanzaba Alfredo Veintimilla y todavía relevaba el gran Panchón Sánchez, el mejor jonronero de la historia. Látigo Gutiérrez, Mario Chiquito, Olmedo Arroba y el formidable short stop Mike Sanz formaban el cuadro interior y en los jardines estaban Panchón, Dan Badovinac y Galo Rodríguez.

La diversión beisbolera estaba asegurada los martes y jueves en juegos nocturnos y la tarde de los sábados. Hoy, 43 años más tarde, el Yeyo Úraga es un criadero de gatos pese a haberse salvado de la furia del Gran Demoledor. Hace muchos años que el béisbol de primera categoría está muerto y solo algunos expeloteros sueñan con levantar a ese Lázaro harapiento. ¿Qué hace la Federación Deportiva del Guayas con su presupuesto millonario por resucitar este deporte tan tradicional en nuestra ciudad, tanto que llegó hace 111 años?

La respuesta es la misma de siempre: nada.

En las puertas del Coliseo Cubierto se han oxidado las cerraduras y los candados. En septiembre de 1975 ese mismo escenario –que lleva el nombre de un dirigente federativo ejemplar, Voltaire Paladines Polo– abría sus puertas para recibir a la selección femenina de Nigeria que iba a jugar con la selección de Ecuador en un compromiso de básquet que hizo llenar las graderías. Otro lleno tremendo se produjo ese mismo mes con el encuentro de boxeo profesional entre nuestro campeón liviano Alberto Herrera y el boricua Félix Figueroa.

En la década de los 70 el Cubierto albergó una gran época del pugilismo rentado con grandes boxeadores nacionales como Rafael Anchundia, Gastón León, Gonzalo Cruz, Guillermo Faz, Kléber Viteri, Ramiro Clay Bolaños, Hugo Tobi Muñoz, Miguel Herrera, que enfrentó a los mejores plumas del mundo, como Petiso Sánchez, Eduardo Ratoncito Parra, Jaime Cabrera. Las carteleras presentadas por los promotores Gustavo Mateus, Marco Aguirre y Omar Quintana estaban avaladas por profesionales extranjeros que dejaron una huella muy profunda: Adolfo Osses, Miguel Riasco, William Martínez, José Dandy Molina, Carabela Jiménez, Pato Fuentes, Luis Carlos Urrunaga, José Arranz y muchos más.

El deporte de Guayas atraviesa la peor crisis de su historia. La práctica de los deportes ha desaparecido. Los campeonatos de básquet, béisbol, ciclismo, lucha, pesas, fútbol, atletismo no se llevan a cabo por décadas. Tal vez, al contestar esta columna (lo que es muy probable), los dirigentes de Fedeguayas nos envíen un anexo en el que informen cuándo fue la última vez que se realizaron los certámenes provinciales de primera categoría en todos los deportes que se practican en esa entidad y qué clubes fueron los campeones.

La Federación Deportiva del Guayas maneja un presupuesto alrededor de $ 10 millones entre la asignación gubernamental, lo que recibe por alquiler de sus escenarios para conciertos, prédicas religiosas, y el cobro de parqueos. Otro ingreso se produce por el cobro de $ 20 más IVA a todo el que quiera practicar un deporte. Si no invierte en organización deportiva, pago de entrenadores y mantenimiento de sus ruinosas propiedades ¿en qué se gasta los millones que recibe?

El estadio Modelo Guayaquil era la fuente de nuestro afán de ver en acción a los grandes astros del deporte más popular. Desde su inauguración, y por largos años vimos, al Real Madrid, Benfica, FC Barcelona, Milan, Corinthians, Dímano de Moscú, Borussia Mönchengladbach, con jugadores de los cuales solo habíamos oído los noticieros. Hoy ya no pasan visita los equipos más linajudos de Europa y de los sudamericanos únicamente los vemos en Copa Libertadores o la Sudamericana.

En esos ejemplares de nuestro diario hallamos un aviso de un doblete sensacional para el 14 de septiembre: Emelec vs. Huracán y River Plate vs. Barcelona. Y qué era lo que nos ofrecía la cartelera. Huracán había sido campeón metropolitano en 1973 bajo la dirección de César Luis Menotti. Traía en sus filas a estrellas de verdad: Miguel Ángel Brindisi, Oswaldo Ardiles y René Houseman, el mejor jugador de Argentina en el Mundial 1974, quien acaba de fallecer. Emelec contaba con el Ñato García; Ecuador Figueroa, Rafael Pulga Guerrero, Memín Ortiz, Falero, Eduardo de María, Ricardo Bocha Armendáriz, Rubén Barreiro y Marcos Guime. El partido terminó sin tantos. Días antes había pasado San Lorenzo de Almagro con Rubén Glaría, Sergio Villar, Roberto Telch, Oscar Ortiz y el bombardero Héctor Scotta, quien ese año rompió todos los récords en Argentina al marcar 60 goles en una temporada.

En el encuentro de fondo se midieron River Plate y Barcelona. River acababa de conquistar el título del torneo metropolitano después de 18 años de sequía, conducido magistralmente por Ángel Labruna. Sus jugadores quedaron en la historia: Roberto Perfumo, Héctor Gorrión López, Daniel Passarella, Juan José López, Alejandro Sabella, Pedro Alexis González, Norberto Beto Alonso y Óscar Pinino Más. Sí señores, esta es la verdad como dijo Benny Moré. A esos equipos y a esas estrellas vimos en los años 60 y 70 en vivo y en directo. Hoy debemos contentarnos con ver al discreto General Díaz.

Barcelona, dirigido por Otto Vieira, usó, entre otros, al arquero Oviedo, el Chino Huayamave, Pepe Paes, el Pibe Bolaños, Miguel Ángel Coronel, Washington Chanfle Muñoz, Nelsinho, Madruñero y otros acompañantes.

Fue un muy buen partido que terminó con triunfo gaucho por 2-1, goles de Más (2) para River y Bolaños para Barcelona.

Hoy Guayaquil es un desierto deportivo. No existe el deporte federativo. El fútbol profesional sobrevive pero el amateur es un cadáver insepulto. Aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor parece estar hoy devaluado, pero cuando comparamos ese ayer que hemos tratado de reflejar en este espejo y lo comparamos con este hoy tan pobre, creemos que el poeta español Jorge Manrique de Figueroa, a veces, tiene la razón. (O)

Hoy Guayaquil es un desierto deportivo. El Yeyo Úraga es un criadero de gatos. En las puertas del Coliseo Voltaire Paladines se han oxidado las cerraduras y los candados.