Realme GT7 Pro análisis review con características precio y especificaciones
Hubo un tiempo en el que Realme era una marca secundaria de OPPO. Un tiempo en el que, si analizabas su gama alta y la comparabas con su hermana mayor, las diferencias eran claras. Este es el primer año en el que tendría serias dudas a la hora de aseverar que el hermano -casi- gemelo de este teléfono, el OPPO Find X8 Pro, es mejor compra. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.
He analizado a fondo el Realme GT7 Pro, el mejor móvil de la compañía en su historia y una de las propuestas de gama alta más sorprendentes del año. El mejor procesador del mercado, una batería que deja sin palabras y una pantalla por encima de la de rivales aún más caros. Casi nada.
Ficha técnica del Realme GT7 Pro
Diseño, pantalla y sonido: un apartad multimedia de categoría
A nivel de diseño, el Realme GT7 Pro es un refinamiento bastante logrado. Los móviles de Realme, tradicionalmente, han sido algo estridentes en estética, pero con esta generación han querido agradar a un público más amplio. El módulo de cámaras es grande y voluminoso, pero discreto. La parte trasera es de cristal, pero tiene un acabado en pintura que imita el aluminio cepillado. Apenas recoge huellas, es muy elegante y bastante discreto.
Por fin, la gama alta de Realme se parece más a lo que ofrecen sus rivales directos, y este es un punto muy positivo. Sigue siendo un teléfono con mucha personalidad, pero ya no hay ningún tipo de fricción con su diseño: es simple, está bien fabricado, es agradable.
La principal pega es el peso, de 222 gramos. Es un teléfono de gran tamaño, pero algunos de sus rivales cada vez se esfuerzan más es lograr pesos más contenidos para no penalizar la ergonomía. Si le sumamos una funda, hablamos de un teléfono de más de 230 gramos.
Los laterales, bastante planos, también están bien rematados, aunque la botonera está algo elevada. Es prácticamente imposible llegar a ella de forma cómoda, algo habitual en teléfonos de más de 16 centímetros.
Me parece especialmente destacable el grosor de 8,6mm. Hablamos de una cifra bastante estándar para un teléfono que cuenta con 1.500mAh que la mayoría de sus rivales, una absoluta barbaridad.
Si le damos la vuelta, siguen llegando alegrías. Tenemos una pantalla que, a nivel técnico, no es solo idéntica a la del OPPO Find X8 Pro, sino que tiene aún más brillo pico, 6.000 nits. Este panel AMOLED de 6,78 pulgadas tiene un HBM de 2.000 nits, uno de los más altos del mercado. Esto se traduce en que, a pleno sol, es una de las mejores pantallas que jamás he probado. Por supuesto, es compatible con HDR de 10 bits y Dolby Vision.
La tasa de muestreo táctil, uno de los datos que más suelen pasar desapercibidos y que más impacto tienen en la fluidez del teléfono -esta tasa determina el tiempo que tarda la pantalla en responder a nuestros toques, es decir, la latencia.-, es de 2.600 Hz, la cifra más alta del mercado.
La calibración es correcta, quizás algo saturada, aunque desde los ajustes podemos terminar de afinar a nuestro gusto la interpretación del panel. Sorprende que, pese a no ser de los gama alta más caros del mercado, Realme haya puesto toda la carne en el asador en este aspecto.
El sonido es notable y, sin duda, el mejor que nunca ha tenido un móvil de Realme. Pese a ello, el trabajo en ecualización no es sobresaliente. Me falta algo de respuesta en los graves y, aunque el volumen máximo es contundente, hay algo de distorsión en los volúmenes máximos.
Rendimiento, software y autonomía: mejorando el conjunto
Wow. Lo que ha logrado Qualcomm con el Snapdragon 8 Elite es sencillamente espectacular. Qualcomm siempre ha gobernado con mano de hierro en los procesadores para Android, y esta es su mejor obra hasta la fecha. Si al procesador le sumamos 16 GB de RAM y 512, la combinación es increíble. Un pequeño detalle es que, en la caja, este procesador aparece como ‘Snapdragon 8 Gen 4’. Simplemente, es otra forma de denominar al 8 Elite.
Qualcomm ha decidido acabar con los núcleos de bajo consumo para que todo el clúster sea de núcleos potentes. Curiosamente, de esta forma ha logrado ser más eficiente que nunca. Aunque no solemos preocuparnos demasiado por los benchmarks, en este caso merece la pena hablar un poco sobre las cifras.
Estamos ante un procesador que roza los 10.000 puntos en multi-core al pasarle Geekbench. Estos números no te dirán mucho, pero son superiores a los de un chip Apple M2 diseñado para PC. En el test de estrés de 3DMark, cuando el rendimiento pico cae y el teléfono entra en cierto throttling -bajada de rendimiento para mantener la temperatura-, supera a un A18 Pro en su pleno pico.
Explicado de forma aún más sencilla: en rendimiento gráfico, el peor momento de este móvil es superior al mejor momento de un iPhone 16 Pro. No es para menos, este es el primer procesador móvil preparado para correr juegos triple A… de consola.
Sobre el rendimiento seré rápido: es sobresaliente, punto. Mueve absolutamente todo tipo de juegos en la más alta tasa de FPS, es especialmente veloz abriendo aplicaciones y moviéndolas entre sí con la multitarea y, como guinda, es un procesador que se calienta mucho menos que las generaciones anteriores. La enorme cámara de vapor de 11480mm2 tiene mucho que ver con esto, ya que cubre prácticamente la totalidad del teléfono.
El software de Realme, casi idéntico al de OPPO y OnePlus, es quizás su punto más débil. Está basado en Android 15 y tiene una buena carga de apps propias para que los usuarios no tengan que descargar prácticamente nada. Pese a ello, a nivel estético no termina de brillar -recuerda bastante a versiones de hace unos años-.
Donde sí aporta valor Realme es con el apartado de IA, sobre todo en edición de fotos. Eliminación de personas, mejorar imágenes que han salido borrosas, e incluso generación de imágenes a partir de bocetos. Son funciones que ya hemos visto en otros teléfonos, ya que están basadas en Google Gemini, pero siempre es buena noticia verlas implementadas de forma gratuita.
Cerramos con la autonomía, para la cual no tengo palabras. Es una móvil con una batería de ánodo de silicio con una capacidad de 6.500mAh. Esto son 1.500mAh más que el estándar que parecía no poder romperse en gama alta: los 5.000mAh. Es una batería que promete ser resistente a condiciones extremas -hasta -30 grados centígrados- y con una tecnología de última generación.
¿Horas de pantalla? Más de 13 en dos días. Es prácticamente imposible agotarla en un día, aunque juguemos, hagamos fotografías y grabemos en máxima resolución. Si nuestro uso es moderado, los tres días de autonomía no son ninguna utopía.
Para cargar esta brutal batería, el teléfono cuenta con carga rápida de 120W. En apenas media hora se carga por completo, y en 13 minutos se carga al 50%. La única pega es que no tiene carga inalámbrica.
Cámara: por fin, Realme está a la altura de lo que se le pide
La gama alta de Realme no suele costar tanto como sus rivales. Es por ello que se le perdonaba contar con un sistema de cámaras algo más débil. En esta generación ya te adelantamos que los resultados son de primer nivel, aunque el ultra gran angular desentona bastante.
El sistema de cámaras de Realme GT7 Pro es bastante sencillo.
- 50 MP, f/1.8, 24 mm (gran angular), 1/1.56″, PDAF, OIS
- 50 MP, f/2.7, 73 mm (telefoto), 1/1.95″, PDAF, OIS, zoom óptico 3x
- 8 MP, f/2.2, 16 mm, 112˚ (ultra gran angular), 1/4.0″, 1.12 µm.
Este teléfono, además, es resistente al agua con el protocolo IP69, que soporta hasta dos metros de inmersión y está preparado para la presión del agua. Realme adelanta que este dispositivo no está diseñado para realizar buceo profesional y que su uso está limitado a una profundidad de 0-2 metros, no más de 30 minutos por sesión y con cambios de temperatura que no superen los 5 ºC
La garantía no cubre los daños por agua ocasionados por un uso inadecuado y la propia compañía apunta que el rendimiento resistente al agua de este dispositivo se puede degradar con el tiempo. Hechas las advertencias, veamos cómo se comporta el teléfono en situaciones del día a día.
La cámara del Realme GT7 Pro es, para bien y para mal, lo que esperaba en un móvil actual de gama alta. El salto respecto a la generación pasada es notable: ahora es una cámara mucho más todoterreno, sin miedo a situaciones en las que se requiere un alto rango dinámico -aunque deja un poquito apagadas las zonas de sombra- y con un equilibrio general excelente.
En cuanto a interpretación de color me ha recordado algo al OPPO Find X8 Pro. No es una sobresaturación per se, sino un look propio por el que han apostado. El balance de blancos algo frío, bastante contraste… En lo personal no es un look que me fascine, pero entiendo que será agradable para buena parte de los usuarios.
En esta imagen se aprecia bastante que el HDR actúa de forma bastante agresiva. El lado positivo es que no veremos un solo cielo quemado con este teléfono. La contra es que perdemos naturalidad. Respecto a nitidez, el sharpening es notable, aunque no es el más agresivo que he llegado a ver.
Pese a sus fallos, durante el día, la cámara del Realme GT7 Pro está prácticamente al mismo nivel que buena parte de las propuestas de gama alta. No luchará por el top cinco, pero deja de ser una cámara con claras debilidades.
El zoom de tres aumentos es bueno, pero el trabajo por IA hasta el 6X lo es aún mejor. Tanto, que prácticamente es como si tuviésemos un zoom de seis aumentos completamente óptico. La diferencia en calidad es sencillamente inapreciable, por lo que la versatilidad en zoom es fantástica.
El procesado es el mismo de la cámara principal. Mucho contraste, mucho color y mucho HDR. Me hubiese gustado algo más de suavidad para tener resultados naturales con el teleobjetivo.
Es fácil echarse las manos a la cabeza al leer los ocho megapíxeles del ultra gran angular. La realidad es que las diferencias entre esta cámara y el resto que he probado no es tan alta. Está muy lejos de cámaras ultra gran angular de 50 megapíxeles que ocupan el top actual, pero está al nivel de lo que esperaba.
Al contar con tan poca resolución, tendremos ciertos problemas con la nitidez, aunque no es esta la cámara en la que nos plantearemos ampliar constantemente.
Por la noche vemos cielos bastante negros incluso con modo noche, una excelente noticia, y un procesado similar al de las fotos diurnas. Por fin, estamos ante un Realme que no hinca rodilla cuando empeoran las condiciones de luz. No es el rey de la noche, pero los resultados están a la altura de las expectativas.
Cerramos con el selfie unido al modo retrato, ambos más que aprobados. El modo retrato sigue siendo algo artificial, aunque el bokeh es bastante agradable. La segmentación es muy buena, sin llegar a un nivel excesivamente fino.