
Realme 14 Pro análisis review con características precio y especificaciones
Realme empezó el año por todo lo alto: con un gama alta sobresaliente e inferior en precio respecto a sus principales competidores. Sigue sin levantar el pie del acelerador, que ahora llegan nuevos integrantes a su gama media con ingredientes suficientes para suscitar interés. Los Realme 14 Pro conforman la serie numérica de nueva generación con serias aspiraciones para convertirse en referentes. No por precio (no son baratos) pero sí por prestaciones, y en general por un conjunto muy equilibrado. El Realme 14 Pro+ es el mayor exponente de todo esto que comento. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.
El móvil que “cambia de color” es mucho más que eso: Realme ha hecho los deberes en diseño, ofreciendo un rasgo distintivo de esos que se queda grabado a fuego en el recuerdo. Pero también proporciona una experiencia de usuario digna de teléfonos superiores en la hoja técnica, tanto en rendimiento como en fotografía. Estamos ante un smartphone Android que marca el ritmo de la actual gama media: lo tiene todo para convertirse en una fácil recomendación para aquellos que busquen dar relevo a su móvil sin gastar los más de 1.000 euros que cuestan los más top del mercado.
Ficha técnica del Realme 14 Pro+

Un diseño que es más que un simple cambio de color
El Realme 14 Pro+ entra por los ojos como un amor a primera vista, sobre todo por su trasera: con aspecto cerámico, ofrece un tacto muy agradable en mano a la par que resbaladizo. Su aspecto otorga cierto aire premium al móvil, y guarda un secreto no tan secreto: cambia de color al reaccionar con el frío. Es un sello distintivo que la firma deja en esta gama media con miras a lo más alto.
Es un terminal bastante grande, así lo atestigua su pantalla de 6,77 pulgadas en un cuerpo con más de 160 milímetros de altura. Eso sí, no sobrepasa la barrera de los 200 gramos por lo que no llega a hacerse notar demasiado. Sus esquinas redondeadas ofrecen una ergonomía aceptable, aunque como digo, mejor con funda para que se deslice hasta el suelo.
Además de este diseño de pigmentos termocrómicos con imitación a la naturaleza (la unidad que he recibido, en color blanco, recuerda en cierta manera al mar), su trasera destaca otro de los puntos destacados del móvil: la fotografía.
Su módulo de cámaras se aleja de lo visto en terminales de la firma como el Realme GT7 Pro al apostar por un formato redondo, más similar a lo que vimos en la anterior generación con el Realme 12 Pro+. Alberga tres sensores, los esperados, que comentaré en profundidad más adelante.
Solo le pondré una queja en el apartado estético: los laterales glossy se ensucian que da gusto. Están fabricados en policarbonato imitando al metal, pero un aspecto mate menos brillante le hubiese sentado genial. Es solo una preferencia personal, que poco importa cuando llevará una funda (que incluye en la caja, por cierto).
En estos laterales encontramos la disposición de botonera habitual: a la derecha, botón de desbloqueo debajo de los volumen. El izquierdo queda huérfano de elementos como los micrófonos, altavoces, bandeja para SIMs y conector USB-C que se reparten entre el marco superior e inferior.
Vuelvo al frontal para hablar de su panel, aspectos técnicos aparte: únicamente se interrumpida por el pequeño recorte donde se encaja la cámara para selfis. La relación frontal-pantalla es soberbia, según la firma de un 93,8%, algo no tan habitual en este rango de precio. Eso le sienta genial, con una sensación “todo pantalla”: sus biseles apenas se aprecian.
Un apartado multimedia casi redondo
Ahora bien, ¿Qué esconde esta gran pantalla AMOLED? Para empezar, curvas en sus cuatro extremos, sin que lleguen a ser tan pronunciadas ni que estropeen los ángulos de visión. En resumen, es un “pantallón”: resolución 1,5K, refresco a 120 hercios, 1.500 nits de brillo pico… Se presta para ver contenido multimedia con una gran experiencia.
Buena nitidez, gran contraste, y los colores saturados a los que nos tienen acostumbrados estas pantallas. Pocas quejas, no se le puede objetar nada como tampoco esperar menos, que este no es un móvil de 300 euros: por ponerme quisquilloso diré que a plena luz, su cristal ensombrece la pantalla.
Por cierto, cabe destacar que Realme permite personalizar su colorimetría con mucho detalle: me quedo con el ajuste “Intenso”, aunque también es posible permitírselo elegir a la IA con el modo “Comfort visual” que se adapta a nuestro entorno. Puede parecer obvio, pero quiero dar una mención al panel táctil, que no todos son tan reactivos al toque.

En relación al brillo, la cifra que mencione antes evidentemente no se mantiene porque su brillo típico es de 1.500 nits: no he encontrado ninguna dificultad para leer en su pantalla bajo la luz de un día soleado, aunque no es la pantalla más brillante de su clase. Por si fuese poco, viene con la protección de Corning que llegó el año pasado para poner fin al vetusto Gorilla Glass 3, veremos si resiste bien el paso del tiempo.
Biometría
No era complicado prever qué métodos de autenticación biométrica podía traer, porque sí, sensor de huellas en pantalla y reconocimiento facial basado en la cámara frontal. Ambos métodos devuelven un comportamiento bastante bueno: solo con los dedos mojados me ha puesto algún problema el lector de huellas.
Cabe mencionar que hablo de un sensor de huellas de tipo óptico: se denota por el brillo que emite la zona de la pantalla donde se ubica. Es cierto, no es tan rápido como el sensor ultrasónico que vemos en la gama alta, pero tampoco se le puede reprochar nada más. Porque además, como venía comentando, es de los mejores de su categoría.
Por último, Realme permite optar por un desbloqueo facial muy trabajado, a pesar de que use la cámara frontal, más insegura que un sensor dedicado (un rara avis en el panorama Android actual). Es ágil, mucho más que el sensor de huellas, y acelera la acción de desbloquear el móvil, muy útil dadas las veces que repito esto a lo largo del día.
No se resiente con la distancia, aunque sí con la oscuridad, algo natural. Realme le otorga cierta importancia, añadiendo en el software un chivato alrededor del orificio de cámara frontal, que avisa brevemente del desbloqueo facial.
Audio
Realme ha ido a lo seguro con los altavoces del 14 Pro+, un aspecto en el que hubiese sido una sorpresa encontrar una pareja de más nivel. Los altavoces estéreo cumplen con su función, sin destacar en ningún apartado: volumen alto, buena pegada, y poco más. Pienso que le faltan más atención en los graves, para así terminar de redondear un gran apartado multimedia.
Otra historia es vincular unos auriculares TWS, ahí se comporta bien con un amplio surtido de códecs, incluidos los aptX HD y Lossless de Qualcomm. No tengo unos compatibles con este último más moderno, pero no me ha supuesto ningún problema para una gran calidad de audio a bordo de mis Pixel Buds Pro y unos Jabra Elite 10.
El fabricante añade múltiples aditivos que enriquecen los ajustes de sonido: destaco la cancelación de ruido que aplica en llamadas a nuestra voz, bastante notable en la práctica; «Holo Audio» también merece una mención, que crea sonidos envolventes para cada tipo (vídeos, notificaciones, alarmas, etcétera) y es más notable con auriculares.
En resumen, este Realme 14 Pro+ aprueba en audio. No negaré que los altavoces podrían haberse emparejado de una mejora manera, por ejemplo teniendo el mismo volumen, o con unas piezas de mayor calidad. Dado su precio de salida, es para destacar: no vale de altavoz portátil.
Resiste cualquier tarea o juego
Cuando veo una hoja de especificaciones con un Snapdragon de la serie 7 en adelante, me quedo tranquilo. Un mal software puede manchar el rendimiento, ese no es el caso de este nuevo Realme: el SoC de Qualcomm se nota, para bien. Casi diría que poco se diferencia de teléfonos que valen casi el doble, hablando del uso diario.
Cuando se le exige, apps mediante, el Snapdragon 7s Gen 3 responde con agilidad, sin lags, y un desempeño fluido en la experiencia de usuario navegando por este Android maquillado. ¿Tarda en abrir una app más que el todopoderoso 8 Elite? Pues sí, pero pocas veces sacamos punta a estos SoCs tan potentes.
El Realme 14 Pro+ no necesita más, puede con todo, y no lo he notado sufrir en exceso abusando de multitarea, tampoco acusa un calentamiento excesivo. Qualcomm ha hecho un buen trabajo con este chip, que incluso rinde más que bien para gaming. Ni ‘Genshin Impact’, ni ‘Fortnite’ hacen temblar al teléfono, que eso sí, necesita un par de ajustes (dejar los efectos y métodos de suavizado) en nivel medio para así tener una tasa de fotogramas estable (rondando los 60).
Además, trae RAM para regalar: 12 GB que son más que suficientes para domar una decena de aplicaciones abiertas demandantes de recursos. No se traba este móvil, proporcionando en general y a grandes rasgos, muy buenas sensaciones a 120 hercios. La disipación, como comentaba anteriormente, cumple, aunque en juegos su trasera tarda en diluir el calor del chip.
¿Cómo queda parado este Realme 14 Pro+ frente a la competencia en términos de potencia bruta? Los tests sintéticos nos hacen una idea del rango en el que se mueve:

No ha llegado para ofrecer la máxima relación potencia-precio, pero este Realme 14 Pro+ cumple con solvencia, gracias a un hardware muy bien dotado. ¿Podemos pedir un chip más capaz por este precio? Sí, a costa de renunciar al resto de elementos que conforman esta propuesta de la firma china. Como por ejemplo, la autonomía.
Imposible quejarse de esta batería y carga rápida
En sus últimos lanzamiento, Realme se suma a la “moda” de las baterías de 6.000 mAh: lo hemos visto en su GT7 Pro, también en los recién anunciados Realme P3. Y como no, en este Realme 14 Pro+ (también en su hermano pequeño) se repite la cifra, una buena noticia para todos. ¿Se traslada a la práctica esta gran batería?
Lo cierto es que sí, durante unas extensas semanas de prueba, el móvil me ha durado como poco dos días, con un uso mixto de juegos, navegación web, mensajería y productividad. Echando un par de horas en títulos gráficamente potentes, se evidencia que aun así no es infinita. No obstante, las dos jornadas largas sin pasar por el enchufe son sencillas, e incluso he llegado a estar casi tres días sin cargarlo.
De media, de 6 a 8 horas de pantalla, dependiendo del ciclo de carga, una marca más que apta. No llega a sorprender, puesto que muchos otros fabricantes se han subido al carro de los 6.000 mAh, pero en este sentido el nuevo gama media de Realme marca la casilla. Mencionaré, eso sí, que el Snapdragon escogido ayuda a contener el consumo comparado con chips más potentes. En reposo, es quizá donde tiene margen de mejora.
Además de pasar por este apartado con solvencia, el Realme 14 Pro+ se sobra también en carga rápida: el fabricante dota a este modelo con su carga rápida propietaria que alcanza los 80 vatios. Esto permite en pocos minutos tener el móvil por muchas horas, ahora bien, ¿Cómo es de rápida? Estos son los porcentajes alcanzados en un ciclo completo:
- 5 minutos de carga: 15 % de batería.
- 10 minutos de carga: 27 % de batería.
- 20 minutos de carga: 52 % de batería.
- 30 minutos de carga: 80 % de batería.
- Total: 50 minutos de carga aproximadamente.
Hablaba de moda con la capacidad de la batería, pero la otra moda, la de que falte cargador, tiene réplica en este teléfono. Realme no incluye su cargador, que se echa en falta si no disponemos de uno con la suficiente potencia. Debemos acostumbrarnos, porque no es ni será novedad. Pasemos ahora a otro apartado que merece la pena revisar en profundidad: el sistema operativo y todo el software con el que Realme lo maquilla.
Un Android reconocible que no es perfecto
Con los recientes lanzamientos de Realme hemos visto ya a Android 15 mezclado con su capa de personalización: Realme UI 6.0 parte -como el resto de marcas del consorcio BBK- de ColorOS, aunque en diseño se acerca de cierta manera a las raíces de Android. A mí personalmente me gusta, sobre todo por su fluidez y animaciones, además de extras bastante aprovechables que comentaré después.
Como decía, la última versión del SO de Google está en este Realme 14 Pro+, que se ha actualizado religiosamente con los parches de seguridad mensuales. Mantiene un rediseño de todo el área de notificaciones y ajustes rápidos, más útil que el de los Pixel al activar conexiones como Bluetooth y WiFi. Sin embargo, respeta los colores de acento de nuestro fondo de pantalla, como en el software más cercano al Android de Google.
A pesar de este hecho, es una “capa de pintura” bastante notable, sus funciones la delatan: permite gestos sobre la cámara frontal para ejecutar acciones, posee unas potentes opciones de personalización (incluso la animación de la huella dactilar es modificable, además de temas completos), y unas aplicaciones propias del fabricante más completas.
Eso sí, no negaré la existencia de bloatware en algunas de sus apps. Por ejemplo, «Juegos», una especie de launcher que ofrece más publicidad que otra cosa, aunque por suerte, permite exprimir las capacidades técnicas del dispositivo para mejorar el rendimiento de los juegos. Además, de fábrica trae apps y juegos de terceros: suerte que se pueden desinstalar fácilmente.
Por ahora, Realme UI no incorpora una suite de IA tan imponente como otros fabricantes, pero sí adereza su software fotográfico con alguna que otra función: permite eliminar personas de las fotos y mejorar imágenes borrosas con «Ultra Claridad con IA», ésta última termina generando una imagen más que retocando la nuestra.
¿Es perfecto este software de Realme? No, pero a mi parecer sabe jugar bien sus cartas. Espero que más pronto que tarde incluyan funciones generativas más variopintas, porque por el momento nos bastamos con Gemini de Google y sus capacidades como asistente y chatbot. De igual manera, debo elogiar la fluidez que transmite en el Realme 14 Pro+ sin llevar uno de los chips más potentes de Qualcomm. Y como aspecto negativo, la poca evolución estética que ha sufrido Realme UI en los últimos tiempos.
Puede presumir de un teleobjetivo de gama alta
A pesar de ser un gama media, no es económico, algo que le permite estirar sus prestaciones. Y Realme ha exprimido cada céntimo, en el punto débil de este segmento: la fotografía. Este Realme 14 Pro+ es el primero de su clase en incluir un telefoto, algo que puede afirmar viendo las alternativas que nos da el mercado.
No solo lo incluye, sino que destaca, por un motivo muy simple: es la misma cámara teleobjetivo que vimos en el Realme GT7 Pro. Igual ocurre con el ultra gran angular, el sensor más flojo de los tres que desentona por su baja resolución de 8 megapíxeles. La cámara cámara principal, cumple también con nota: es otro sensor firmado por la firma japonesa Sony y también de 50 megapíxeles.
Así queda el sistema de cámaras del Realme 14 Pro+:
- 50 MP IMX896, f/1.8, 24 mm (gran angular), 1/1.56″, PDAF, OIS
- 50 MP IMX882, f/2.7, 73 mm (telefoto), 1/2″, PDAF, OIS, zoom óptico 3x, zoom digital sin pérdida 6x
- 8 MP, f/2.2, 16 mm, 112˚ (ultra gran angular), 1/4.0″, 1.12 µm.
- Sony 32MP (frontal)
A destacar que el telefoto hace a sus veces también de lente macro, permitiendo enfocar a muy corta distancia. Una lente que se luce tanto en su zoom óptico 3x como en el 6x que emplea la IA para mejorar la imagen final. Y casi se me olvidaba mencionar uno de los aspectos más destacados (aparte del telefoto): un triple flash trasero ajustable en potencia y tono.
Antes de entrar en materia, la aplicación de cámara nativa de Realme merece un repaso, porque viene cargada de modos y funciones.
A los habituales modos de foto, vídeo, retrato y noche (luego veremos su efecto) se añaden otros no tan comunes: el modo «Calle» propio de Realme establece niveles de zoom asociados a la distancia focal equivalente y permite la función «Zoom automático» capaz de recortar nuestra captura para centrar el detalle en un elemento (por ejemplo, personas andando en caso de tomar una foto de la calle).
El Realme 14 Pro+ soporta desde el modo «Pro» la captura en RAW, un detalle que siempre se agradece y que en este modelo en particular importa mucho más. De hecho, la marca le otorga mucha relevancia a través de su tecnología AI HyperRAW que reduce el ruido de imagen cuando captura en este formato.
Pasear por su última pestaña, da acceso al resto de modos, muchos de ellos anecdóticos y que por cierto, se pueden mover para ponerlos más a mano. Destaco el modo «Submarino» que anula la pantalla táctil y obliga a tomar fotos con los botones de volumen, muy útil si lo sumergimos bajo el agua (sus certificaciones IP69/68/66 lo posibilitan).
Ahora sí, una vez puestas a prueba, así es cómo han respondido las cámaras del Realme 14 Pro+. De día no podía esperar menos, estamos ante un buen sensor, y la lente responde a las mil maravillas, hay que afinar mucho el ojo para ver algún detalle mejorable. Gran nitidez, buena conservación del ISO (el ruido es casi imperceptible) y un rango dinámico amplio. Además, no tiene problemas con la exposición de las altas luces, lo que denota un gran nivel de este sensor principal.
Compararlo con el ultra gran angular deja a este último en mal lugar. Se notan demasiado los 8 megapíxeles, para mal obviamente. Sin embargo, tampoco está de más este sensor, siempre que la escena se preste y nuestras ambiciones no sean muy altas en términos de resolución.
Cuando la luz cae, las cámaras empiezan a sufrir. En este caso, la principal del Realme 14 Pro+ resuelve con solvencia casi todas las situaciones. Cabe mencionar que el modo noche palia la falta de luz, aunque he de decir que pocas veces lo he usado. Como es natural, en el modo automático eleva sobremanera el ISO, sin que sea a cotas alarmantes como en otros teléfonos: la apertura de la lente ayuda.
Con la cámara teleobjetivo, sucede más de lo mismo, y eso solo son buenas noticias dado que la apertura aquí es menor (f/2.65). Es un sensor que me ha sorprendido también en entornos oscuros, porque aunque abusa de ISO, el ruido apenas hace mella en las capturas. Me encanta el look que consigue con tan solo mirar y disparar: en particular su zoom digital de 6 aumentos me parece un acierto, casi engaña al ojo como si fuese óptico.
La cámara para selfis me ha dejado el mismo buen sabor de boca que sus traseras: son 32 megapíxeles que arrojan mucha nitidez y un balance muy bueno de bajas y altas luces. Evidentemente, sufre cuando la luz empieza a ausentarse, aunque nada mal para alguna toma casual. Eso sí, puede sobreexponer alguna luz artificial. Convencido también por el recorte y efecto bokeh del modo «Retrato», sin quejas.