- Es una “comunicadora institucional”, muy bien relacionada y, vulgarmente hablando, con buenas “palancas” en la política corrupta, la farándula “pululante” del país y entre esos periodistas que ahora se han dedicado a limpiar sus celulares.
- Está detenida desde mediados de diciembre de como parte del caso Metástasis. Ojo, hasta esos días todavía trabajaba como relacionista pública o como comunicadora institucional de la Corte Provincial de Justicia del Guayas (entidad plagada de corrupción desde hace muchos años y que jamás tuvo supervisión de María Josefa Coronel).
- Funge como presidenta de la Fundación Renova. Trabajó en el área Comercial de TC Televisión, canal incautado y manejado por funcionarios muy allegados a Guillermo Lasso. Fue parte de equipo de Cristina Reyes entre 2020 y 2021 en la Asamblea y luego en el Parlamento Andino, entre enero y abril de .
- Y, hasta ahora, lo más escandaloso, según chats y señalamientos de la Fiscalía habría sido una de las parejas sentimentales del narcotraficante Leandro Norero, asesinado en octubre de 2022. Ojo con la fecha.
En otras palabras: “Es una mujer con contactos”. Y no para hacer filantropía y menos caridad o una acción humanista, ni nada que se le parezca. Se nota que era muy activa, trabajadora y tenía un celular con una lista enorme de nombres de personalidades, con las cuales se trataba “de tú a tú”, porque, en su mundo, “favor con favor se paga”. Hacía su oficio y ganaba bien, pero parece que su codicia le nubló y, de acuerdo con lo que investiga la Fiscalía, usó sus contactos para ayudar a Norero en las causas judiciales que él y su familia enfrentaban tras su detención, en mayo de 2022.
Algunos dirán “cayó en desgracia” y destapó una abigarrada red de contactos y ahora también hay comentarios y sospechas de que algunos de sus colegas periodistas, aquellos “pulcros y castos” de la Mafia Mediática se sirvieron de ella hasta para pactar entrevistas y hasta cobrar por ellas. Eso, al menos hasta ahora, no aparece en los chats publicados.
En realidad, Mayra Salazar solo es la evidencia de un modo corrupto y casi naturalizado de cabildeo político y judicial que solo ahora se exhibe como delito. Es más, revela cómo se mueve cierta prensa y periodistas en el mundo del crimen organizado, aunque lo quieran pintar de farándula, cabildeo o “conexiones” para favores que se pagan bien, más si es con plata del narco.
Ella no es un chivo expiatorio, tiene responsabilidades, pero también es una víctima de un sistema que usa y abusa de la necesidad de la gente, sobre todo en ese mundo donde las apariencias importan, la plata es el valor supremo y la codicia se impone. Ojalá sea la gran oportunidad para revisar esos modos de hacer “comunicación institucional” que no es otra cosa que el palanqueo, la imposición de unos relatos y la consolidación de las mafias con rostros de mujeres guapas o de figuras masculinas de la pantalla que se “prostituyen” con su imagen y con sus atributos, no precisamente femeninos o masculinos que ya les ha costado la vida a algunos de ellos por enredarse en el lavado de activos, el chulco o el mismo tráfico de personas y estupefacientes.