Álvaro Noboa

Quién es Álvaro Noboa

Si existiese un monte Olimpo que jerarquice a las figuras políticas de Ecuador, Álvaro Noboa estaría ahí. A lo largo de su carrera política —con la que ha querido llegar a Carondelet cinco veces—, Noboa ha sido capaz de hacer las cosas más excéntricas que haya hecho alguien en ese campo en Ecuador. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.

Por ejemplo, en octubre de 2017 publicó un video en su cuenta de Facebook en el que se lo veía en traje de baño, en una playa de Miami, Florida, dispuesto a entrar al mar para “enfrentarse” al huracán Irma, que en su momento dejó daños por 77 billones de dólares y un total de 134 muertos. Noboa entra al mar, el ruido del viento es ensordecedor, se zambulle, y en cuestión de segundos regresa a la orilla.

No existe una explicación clara de por qué lo hizo.

Como esos episodios, hay muchos más. Se autodeclaró el “enviado de Dios” en algunas de sus campañas políticas. En especial en la de 2006, cuando se enfrentó a Rafael Correa en la segunda vuelta. Llegó a decir que “el diablo tiene bien agarrados” a Correa y a León Roldós, otro candidato de sus oponentes.

En abril de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia del covid-19, Noboa apareció en un video dando una receta muy particular —carente de evidencia científica— sobre qué tomar en caso de contagio. En ese mismo video pateó “simbólicamente” al coronavirus.

A finales de diciembre de 2020, anticipando una sexta candidatura —que la retiró en la etapa de precandidaturas— Álvaro Noboa apareció en un video sobre una caminadora, hablándole a la cámara, vistiendo una camiseta negra en la que dice “Bendecido por Dios”. Al final de su pequeño discurso dice “Ahora sí, a correr más rápido” y aumenta la velocidad a la máquina y mientras corre, rompe otra vez la cuarta pared y sonríe con cierta picardía.Hay algo que a nivel de marketing político no logramos entender de Álvaro Noboa. Es un personaje parte de nuestras risas, de nuestros memes, de la historia política y económica del país.

Por su manera de actuar, muchos se han burlado de Noboa. Pero esto no significa que detrás de esas capas de humor existan los claroscuros. El hombre que se hizo famoso con frases como “Adelante Ecuador, adelante”, en una de sus campañas electorales, o “ecuatorianos, se armó el despelote”, es uno de los más ricos del país, carga consigo una pelea familiar por los millones de dólares del testamento de su padre, Luis Noboa Naranjo, y acusaciones de maltrato a empleados que se quisieron sindicalizarse en las haciendas que forman parte de su emporio bananero.

Esto, incluso, con una respuesta violenta en contra de trabajadores sindicalizados en 2002 en la hacienda Los Álamos, en Puerto Inca, en la provincia del Guayas. O con acusaciones sobre el empleo de menores de edad como parte de su fuerza laboral, como lo publicara The New York Times en 2002.

El Álvaro Noboa de los negocios parece ser una figura que se aleja a la imagen que proyecta en la arena política.

El principio de la historia

Álvaro Fernando Noboa Pontón tiene 73 años. Nació en Guayaquil, el 21 de noviembre de 1950, y es el cuarto de los seis hijos de Luis Noboa Naranjo e Isabel Pontón.

Realizó sus estudios en el colegio San José La Salle, en Guayaquil, así como en el Instituto Le Rosey, uno de los internados de mayor renombre en el mundo, ubicado en Vaud, Suiza. Hasta existe una famosa foto que salió publicada en la revista Life, en los años 60, en la que Álvaro, de adolescente, sale en primer plano lanzándole una bola de nieve al camarógrafo de la revista estadounidense. A su izquierda, Winthrop Paul Rockefeller, empresario y político republicano de Estados Unidos, miembro de la multimillonaria familia Rockefeller.

Después de Suiza, Álvaro Noboa regresó a Ecuador. En la Universidad Estatal de Guayaquil se graduó de abogado y estudió administración de negocios en Nueva York.

En su biografía en su página web, Álvaro Noboa recuerda lo que significó para él vivir en un ambiente de privilegios, siendo su padre uno de los empresarios más ricos del país: “Mi padre no era un despilfarrador, teníamos casa propia, automoviles, cómo alimentarnos y, por supuesto, viajábamos, pero [no éramos] ni remotamente lo que hoy es un multimillonario en el mundo, propietarios de mansiones en diversos lugares, jets y yates privados, etc”.

Durante su vida estudiantil en Guayaquil, Álvaro Noboa Pontón se esmeró en sus estudios. Sacó buenas notas y ganó premios por sus calificaciones. “Yo parecía un general ruso”, llegó a decir en su biografía, por todas las medallas que recibía y que guardaba en los bolsillos. Además, debió aprender a pelear para vencer a los bullies que querían someterlo por ser un niño rico. Él lo recuerda de la siguiente manera: “Me convertí en un buen peleador y a medida que ganaba más peleas, dejaron de molestarme y, lo más importante, empezaron a respetarme y a darse cuenta que ser rico no es malo si uno aprende desde pequeño a compartir”.

La historia, desde su propia boca, dice que en esos primeros años empezó su experiencia en los negocios.

Ya sea alquilando revistas de cómics a quienes quisieran leerlas —a 20 centavos de sucre—, cuando tenía 11 años, o comprando un toro y dos vacas productoras de leche, que luego se convirtió en una inversión mayor con más ganado.

Pero fue durante su época de estudiante de leyes que empezó a dedicarse a los bienes raíces, su primer trabajo oficial, propiamente dicho. En su niñez era frecuente que acompañara a su padre a la oficina por las tardes. Esto habría sido una base necesaria para entender cómo funciona el mundo de los negocios.

Compraba y vendía terrenos, departamentos y casas. Llegó, a los 19 años de edad, a recibir una comisión de 250 mil sucres, mucho dinero para esa época. En su biografía, Noboa cuenta que vendió a la familia Pérez Castro los terrenos en los que se asienta el diario elyex, al sur de Guayaquil

A los 22 años, según su biografía, fue secuestrado por militares en plena dictadura de Guillermo Rodríguez Lara (que duró de febrero de 1972 a enero de 1976), quienes lo torturaron y le pidieron información sobre la cuentas de su padre y sobre él. Lo soltaron por las heridas producidas y lo sacaron del país. En Nueva York permaneció por varios meses hasta recuperarse.

A sus 23 años, con otro negocio inmobiliario ganó 250 mil dólares. Para los 27, titulado como abogado y estando a la cabeza de varias empresas que él mismo había creado, Álvaro Noboa ya era millonario por su trabajo.

Con el pasar de los años, los negocios de Noboa fueron expandiéndose. En los años 80 fundó el Banco del Litoral, la constructora Promandato Global y hasta un medio de comunicación: la revista La Verdad. Pero algo iba a suceder en los años 90 que cambiaría el curso de su fortuna, que en 2005 se avaluó en 1000 millones de dólares.

El 28 de abril de 1994, en Nueva York, su papá, Luis Noboa Naranjo murió a consecuencia de un infarto. Eso abrió una disputa por su herencia que ni los guionistas de Succession pudieron imaginar.

 

En el nombre del padre

¿Cómo explicar este enredo jurídico alrededor de un testamento que dejó el hombre más rico del país? Hay una dificultad intrínseca y es que la información, a esta altura del partido, es escasa. Pero lo cierto es que en ese momento, una fortuna que representaba el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) —cuando los ingresos por el petróleo eran el 7% del PIB— era más que el tazón de oro al final del arcoíris.

Los enfrentamientos legales fueron varios y al final, a ocho años de la muerte del patriarca, el ganador fue Álvaro Fernando Noboa Pontón. Ganador como para quedarse a la cabeza de los negocios de la familia. Esto pese a que, se supone, esta situación no estaba contemplada en el testamento que Noboa Naranjo firmó en Nueva York, pocos días antes de morir, ante la presencia del entonces cónsul de Ecuador en Nueva York.

Porque Álvaro ya tenía su camino transitado y sus propias empresas. Para el padre, esto significaba —de acuerdo a las notas de la época, especialmente una escrita por Patricia Estupiñán en 1998— que había que ajustar el testamento, que habría quedado de la siguiente forma:

  • Disolver la sociedad conyugal con Mercedes Santiestevan, su esposa por 22 años
  • Traspasar el 48% de las acciones de sus empresas a su viuda
  • Un 48% adicional de acciones repartidas entre sus seis hijos
  • El 4% restante, que daba el control total, lo colocó en el fideicomiso Club Angalá S.A., a perpetuidad, la fiduciaria debía ser Mercedes Santiestevan y a su muerte, esas acciones se traspasarían a Isabel Noboa Pontón (1.5%), María Elena Noboa Pontón (1.5%) y el 1% restante a su nieto, Luis Noboa Ycaza.

En diciembre de 1995, según un artículo de The Wall Street Journal, firmado por José Córdova, al momento de su muerte, la fortuna de  Luis Noboa Naranjo, se estimaba en dos mil millones de dólares. Era, sin duda, el hombre más rico del Ecuador.

Y eso no deja tranquilo ningún avispero. Porque las demandas empezaron, una detrás de otra.

Álvaro Noboa y dos de sus hermanas demandarían a Mercedes Santiestevan, segunda esposa del patriarca Noboa. Luego, ella pelearía legalmente su parte; Luis Noboa Pontón demandaría también al resto de sus hermanos. Álvaro se enfrentaría en juzgados a sus hermanas María Elena e Isabel. Después Luis Noboa hijo se pelearía por la apertura del testamento y hasta demandaría a funcionarios de la Cancillería, por el traslado del testamento.

Porque algo pasó que detonó todo el caos: alguien abrió el sobre de la única copia del testamento en el trayecto entre Nueva York y los juzgados de Ecuador.

En esta parte de la historia de Álvaro Noboa hay de todo: hasta un asalto al consulado de Ecuador en Nueva York, en el que criminales habían intentado llevarse el documento. Al no encontrarlo, lo hicieron parecer un robo. Sí, ni John Grisham se imaginó algo así.

El periodista Córdova escribió en su nota que Luis Noboa Naranjo fundó una de las pocas compañías multinacionales de América Latina y eso lo transformó “en el cuarto productor de bananos del mundo y compitió con éxito con los grandes como Chiquita Brands International Inc. y Dole Foods Co., que dominan la comercialización de banano en el mundo”.

Además, el poder económico de Luis Noboa Naranjo le significaba disfrutar de “un tremendo poder político”, como escribe Córdova. En un párrafo de la misma nota, uno de los entrevistados llega a decir que si Lucho  —como lo llamaban— quería que se aprobara una ley, esta se aprobaba.

El panorama para quien heredara este poder estaba claro.

En su reportaje publicado en Vistazo, Patricia Estupiñán sintetiza el tema legal que terminó por impedir que lo que estaba escrito en el testamento sucediera, para que Mercedes Santiestevan sea la encargada de administrar el conglomerado familiar: Luis y Álvaro Noboa Pontón presentaron demandas que retrasaron la apertura del testamento.

Y esto hubiera sido mucho más largo de no ser por un hecho importante que empieza a mezclar a Álvaro Noboa con ese espacio que lo ha vuelto público.

El 10 de agosto de 1996, Abdalá Bucaram asumió la presidencia de Ecuador y nombró a Álvaro Noboa Pontón como presidente de la Junta Monetaria, el organismo que dictaba la política económica del país y que dejó de existir en 2008. Eso le permitió a Álvaro Noboa generar una presión adicional para conseguir que las cosas se movieran a su favor.

Porque más allá de las demandas cruzadas y del todo contra todos, el enfrentamiento central era entre Mercedes Santiestevan y Álvaro Noboa.

Las hermanas —porque Luis Noboa Pontón pelearía su propia batalla— se fueron alineando con un bando u otro, en función de cómo se fueron dando los acontecimientos. De acuerdo a la periodista Estupiñán, en un primer momento, tanto Isabel como María Elena Noboa se pusieron inicialmente del lado de la viuda y publicaron un comunicado en medios de comunicación. Sí, era la pelea por una fortuna.

En el comunicado se leía: “Nosotras sus hijas hemos tratado de que se aperturase —el testamento— para conocer la última voluntad de nuestro padre, pero de manera inexplicable se ha impedido el conocimiento del mismo. Confiamos en que no se especule más sobre el tema y se proceda a la aprobación y lectura del testamento”.

En una primera instancia, Santiestevan ganó la demanda contra Álvaro, porque pudo demostrar que existió sociedad conyugal y que esta fue disuelta antes de la muerte de Luis Noboa Naranjo. Esto volvía legal que la viuda recibiera el 48% de las acciones, como se leía en el testamento.

De ahí, las piezas se empezaron a mover. De acuerdo al relato de Patricia Estupiñán, “la

Bananera Noboa, la joya de las empresas del imperio Noboa fue intervenida por la Superintendencia de Compañías en diciembre de 1996”, ya cuando Álvaro Noboa dirigía la Junta Monetaria. Esta intervención significó una ruptura entre las partes y la viuda de Noboa Naranjo se quedó sin el apoyo de María Elena e Isabel Noboa, que se acercaron a la posición de Álvaro.

El poder político de Abdalá Bucaram como presidente se hizo notar. “En un sorpresivo anuncio dijo que podría declarar de utilidad pública los terrenos de la hacienda El Batán, de propiedad de la familia Santistevan. Los terrenos ubicados en la zona de mayor plusvalía de Guayaquil, habían pertenecido por generaciones a la familia de la viuda de Luis Noboa Naranjo”, cuenta Estupiñán. Al final, Mercedes Santiestevan tuvo que dar un paso atrás y firmar un acuerdo con Álvaro Noboa y sus dos hermanas.

 

¿En qué consistió ese acuerdo?:

  • Mercedes Santiestevan traspasa a Álvaro, Isabel y María Elena Noboa Pontón el 48% de las acciones de las empresas propiedad de la sociedad conyugal.
  • Y entrega el 4% de las acciones del fideicomiso Club Angalá —que ella debía administrar hasta su muerte— a quienes debían ir estas acciones en caso de su fallecimiento:  Isabel Noboa Pontón (1.5%), María Elena Noboa Pontón (1.5%) y el 1% restante a su nieto, Luis Noboa Ycaza.

Los Noboa le permitieron tener a la viuda de su padre varias propiedades y la totalidad de unas pocas compañías: “el total del Intercredit Bank de Miami; el departamento en Park Avenue; el

total del capital de South Hampton —compañía de Antillas Holandesas—; el total de Alith Limited —compañía de Bahamas—; el total de Pacific Investment Estate Limited Bahamas, y la totalidad de acciones de Pacific Aviation Limited, en Bermudas”, escribió Estupiñán.

Este acuerdo privado, que hacía que las empresas de Luis Noboa Naranjo se quedaran con los hijos empezó otra batalla. ¿Quién iba a controlar todo? De acuerdo al periodista José Córdova, era Álvaro Noboa el que quería hacerlo: “Este hombre de carácter fuerte es el único de los seis hermanos que está interesado en dirigir el imperio, dicen varios ejecutivos de esta ciudad”.

En su artículo de diciembre de 1995, Córdova explica cómo Álvaro Noboa habría conseguido una participación mayor accionaria que el resto de sus hermanos, ya que como parte del acuerdo del divorcio entre Luis Noboa Naranjo e Isabel Pontón, madre de Álvaro, ella recibió acciones en algunas empresas y fue su hijo el que “ahora administra esas firmas, incluidas el molino de harina, una fábrica de chocolates y una exportadora de café. Pero estos negocios sólo representan una pequeña porción del imperio”.

Álvaro Noboa hizo algo que no se le ocurrió hacer a Kendall Roy —el personaje de la serie Succession, que soñaba con ser el heredero del imperio mediático de su padre, Logan Roy—: peleó legalmente contra sus hermanos, sobre todo el mayor, Luis Nonoa Pontón. Y al final, ganó.

Si bien Luis Noboa Pontón demandó para que se pudiera abrir el testamento, lo que estaba establecido ahí ya no tenía valor por el acuerdo entre Santiestevan y el resto de los hermanos Noboa. Casi ocho años después de la muerte del patriarca, en 2002, el hijo mayor demandó por la invalidez del testamento —porque aseguraba que el documento había sido abierto siete veces antes de su lectura definitiva—, pero eso no significó nada. Ya todo estaba consumado.

O al menos eso parecía, porque una demanda adicional, esta vez de María Elena Noboa en contra de Álvaro debía resolverse en las cortes de Inglaterra. Ella había demandado a su hermano por, supuestamente, haberla engañado para firmar documentos que le terminaron dando el control de todas las empresas a él.

Todo terminó cuando a fines de noviembre de 2002, Álvaro Noboa fue absuelto por la Alta Corte de Londres, por el juez Julian Langley, quien sentenció que él no había usurpado de manera fraudulenta el manejo del holding que controla todos los negocios familiares, enfocado en el banano. Es decir que Álvaro Noboa era el propietario legal del 49% de las acciones de la Fruit Shippers Ltd., el nombre del conglomerado.

Durante la lectura de la sentencia, el juez declaró: “Denuncias escandalosas fueron hechas sobre la base material que no las justificaba. La evidencia de los demandantes ha sido cabalmente expuesta como inconsistente, faltando coherencia y en general no confiable”.

Y así es como Álvaro Noboa consiguió dirigir lo que su padre había creado.

Los cinco intentos en la política

El 15 de noviembre de , durante el acto de entrega de credenciales como presidente de Ecuador, Daniel Noboa Azín —hijo de Álvaro, nieto de Luis— agradeció a la gente que hizo posible que él llegara a ese lugar y tuvo un gesto de deferencia particular. Habló de él, de Álvaro, y le agradeció de manera directa: “También a mi padre, que por 25 años allanó el camino para que yo pueda estar aquí”.

Así como Álvaro Noboa consiguió dirigir el emporio de su padre, Daniel Noboa cumplió con la aspiración paternal: ser presidente del país.

Una aspiración que Noboa padre intentó por cinco ocasiones y casi por una sexta vez en esta última contienda, cuando por el decreto de muerte cruzada, firmado por Guillermo Lasso, se disolvió la Asamblea Nacional y se adelantaron elecciones presidenciales para terminar este periodo.

Apenas cinco días después de que Daniel Noboa anunciara su candidatura, el 24 de mayo de , Álvaro Noboa apareció en sus cuentas de redes sociales, a través de un video corto, asegurando que se iba a lanzar por su cuenta. Por un momento parecía que padre e hijo iban a competir.

En el video, que se publicó el 29 de mayo, Álvaro Noboa dice: “El pueblo del Ecuador está atravesando momentos muy difíciles. Por ello, he aceptado el pedido del pueblo ecuatoriano para trabajar con ellos, con los ecuatorianos, como presidente de la República del Ecuador. Vamos juntos, ecuatorianos, trabajemos hasta la victoria siempre, ecuatorianos. Los amo con todo mi corazón”.

Cuarenta y ocho horas después se anunció que Álvaro Noboa no participaría en las elecciones adelantadas de .

La cruzada presidencial de Álvaro Noboa empezó en 1998. En este primer intento, Noboa llegó a la segunda vuelta, el 12 de julio, y perdió por aproximadamente 100 mil votos, ante Jamil Mahuad. Participó por medio de una alianza entre el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), Acción Popular Revolucionaria Ecuatoriana (APRE) y Unión Popular Latinoamericana (UPL). Para muchas de las personas que crecieron en los 80 y 90 existe el recuerdo de cómo, aprovechando su fortuna, Álvaro Noboa se paseó por el país entregando muebles, electrodomésticos, colchones y otras dádivas a personas que vivían en zonas pobres.

Han pasado 25 años y Noboa sigue sosteniendo que en esa elección hubo fraude —pese a que Mahuad quedó en primer lugar en la primera vuelta del 31 de mayo de ese año— y que él debió ganar.

En 2002, luego de la primera gran crisis económica y política que resistió el país —feriado bancario y dolarización incluidas— que terminó con la salida del presidente Jamil Mahuad antes de concluir su mandato, Álvaro Noboa lo intentó de nuevo. Esta vez ante uno de los protagonistas del golpe de Estado que sacó a Mahuad del poder, en enero del año 2000: Lucio Gutiérrez.

Sociedad Patriótica, el partido de Gutiérrez, obtuvo 2’803.243 votos, equivalentes al 54,8% de la votación. Mientras que el Partido Renovador Independiente Acción Nacional (PRIAN), creado por Noboa, se llevó 2’312.854 votos, es decir un 45,2% de los votos válidos.

Por una diferencia de casi 500 mil votos, Álvaro Noboa no consiguió la Presidencia por segunda vez. En esa época, el empresario tardó en aceptar el triunfo de Gutiérrez. En una rueda de prensa que dio entonces, Noboa mostró sus dudas por el financiamiento de la campaña de su contrincante:  “Tenemos graves sospechas de que estos gastos [de campaña] podrían ser ilícitos”, dijo.

La tercera ocasión fue la derrota por el correísmo. Durante la campaña electoral, Noboa dejó uno de los momentos más bizarros de la política ecuatoriana. Fue durante el debate organizado por la Cámara de Comercio de Guayaquil, el 26 de agosto de 2006, en Expoplaza —un recinto que ya no existe—, cuando Noboa, completamente exaltado, no dejaba de preguntar al resto de candidatos participantes —sobre todo a Rafael Correa, quien ganó en esas elecciones—: “¿Cuánto paga de impuesto?”.

En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de ese año, que se realizaron el 26 de noviembre, Alianza País —que unió movimientos y organizaciones de izquierda y al Partido Socialista—, con Rafael Correa como candidato, ganó por una diferencia de casi un millón de votos a Álvaro Noboa.

El PRIAN se llevó el 43,33% de los votos. Así, Alianza País consiguió la Presidencia con 56,67%.

En 2009, en el cuarto intento para llegar a la Presidencia, Álvaro Noboa se la jugó con todo. Su esposa, Anabella Azín, fue la candidata a vicepresidenta y esto no sirvió de mucho. En realidad esta fue la primera vez que se pudo notar que la figura de Noboa estaba perdiendo presencia en la política ecuatoriana.

Rafael Correa ganó las elecciones en primera vuelta, con el 51.99% de los votos válidos. Noboa llegó al tercer lugar, con un porcentaje del 11.42%.

Desde ahí, la tendencia fue seguir bajando. La mejor época de Álvaro Noboa, como candidato presidencial, había pasado. Para las elecciones de 2013, el PRIAN consiguió el séptimo puesto, con 319.956.

 

Acusaciones de abuso laboral, violencia y un embargo millonario

Esta se supone es la mancha en el legado de Álvaro Noboa. Acusaciones de trabajo infantil en haciendas bananeras de su propiedad, separación de empleados que en 2002 reclamaron una subida de sueldo —porque semanalmente recibían solo 20 dólares, trabajando 10 horas diarias—, deuda de 90 millones al Servicio de Rentas Internas, que terminó con el embargo de la hacienda La Clementina, en 2013.

También tuvo acusaciones de despedir a los empleados de la hacienda Los Álamos que fueron elegidos por los trabajadores como la directiva de su sindicato, en mayo de 2011. Y señalamientos por el despido de varias personas que habrían reclamado el pago de sus utilidades desde 2005.

El 23 de abril de 2002, Human Rights Watch publicó un informe titulado La cosecha mal habida en el que dejaba en claro que en haciendas bananeras de Ecuador se estaban empleados a niños. Entre ellas se habla de haciendas que surtían de banano a Dole Food Company, Inc. (Dole), Del Monte Fresh Produce Company (Del Monte) y Chiquita Brands International, Inc; así como a las dos grandes exportadoras ecuatorianas de banano: Exportadora Bananera Noboa, S.A. (Noboa), y Rey Banano del Pacífico, C.A. (Reybanpac).

Dentro del informe se puede leer que los 45 niños entrevistados hablaron de “jornadas laborales de doce horas de media y condiciones laborales peligrosas que violaban sus derechos humanos, incluidas tareas peligrosas, nocivas para su bienestar físico y psicológico. También dijeron estar expuestos a pesticidas, usar herramientas afiladas, arrastrar pesadas cargas de bananos desde los campos hasta las empacadoras, carecer de agua potable e instalaciones sanitarias y sufrir acoso sexual”.
Los pedidos para mejora de salarios y de pago de utilidades por parte de trabajadores de varias haciendas y empresas del Grupo Noboa han sido numerosos en los últimos 22 años.

Por ejemplo, en 2002, 220 trabajadores de la hacienda Julia, de la Exportadora Bananera Noboa, fueron despedidos por realizar una huelga el 1 y 2 de abril para pedir una subida de sueldos, ya que por 10 horas de trabajos al día recibían solo 20 dólares a la semana. Entre los despedidos también hubo reclamos sobre haber recibido cantidades como 32 dólares como liquidación por siete años de trabajo.

Los temas económicos del grupo que encabeza Álvaro Noboa también incluyen deudas con el Servicio de Rentas Internas (SRI). Para noviembre de , Francisco Briones, director del SRI, confirmó que la deuda de la Exportadora Noboa es de 88 millones de dólares.

Algo que resulta paradójico en este punto es que, tomando en cuenta que es uno de los grupos más importantes a nivel económico en Ecuador, está en un puesto muy bajo en pago de Impuesto a la Renta: en 2020 se ubicó en el puesto 187 de los 225 grupos. Para 2021 —de acuerdo a datos del Servicio de Rentas Internas, el Grupo Económico Noboa se encontraba en el puesto 19 de los 295 que hay en Ecuador, con activos de 1355 millones de dólares.

Estas deudas o falta de pago ya le significaron problemas al Grupo Noboa en 2013, cuando se embargó la hacienda La Clementina, propiedad de Noboa, por una deuda con el SRI de 90 millones de dólares. En , a través de un préstamo de la Corporación Financiera Nacional (CFN) aproximadamente 1800 trabajadores de la hacienda la adquirieron. Pero en 2021, el crédito fue declarado vencido por falta de pago y se ejecutaron las garantías: la hacienda volvió al Estado.

La hacienda Los Álamos, también propiedad del Grupo Noboa, ha sido centro de disputas por denuncias de malos pagos y de intimidación para que no exista organización sindical en el sitio. En 2011, un grupo de empleados de la hacienda hicieron denuncias ante el Ministerio de Trabajo por supuestos maltratos y falta de pago de utilidades desde 2005.

En febrero de 2011, cuando 1.200 empleados empezaron a crear el sindicato de trabajadores de Industrial Bananera Noboa Los Álamos, fueron despedidos algunos de ellos, sobre todo los directivos. De acuerdo a una nota del diario El Telégrafo de entonces, Daniel Bazurto, secretario provisional del sindicato, aseguró que eran explotados y que trabajaban en condiciones inhumanas.

“Cada hombre hace  el trabajo de cuatro personas, pero no tienen ninguna consideración con nosotros. Por ejemplo, cuando estamos comiendo, las avionetas fumigan las plantaciones y saben que son sustancias tóxicas dañinas para la salud”, dijo Bazurto, de acuerdo a esa nota.

Otros trabajadores de la hacienda aseguraron que podían trabajar hasta 12 horas y que el pago era el básico y que no se reconocían horas extras.

En 2002 la hacienda Los Álamos también apareció en los titulares de varios medios, cuando luego de un mes de huelga de los empleados, a las 2 de la mañana del 16 de mayo de ese año, 200 personas armadas entraron a desalojar a los 300 trabajadores. De acuerdo a los artículos en periódicos, hubo varios heridos y a una persona le amputaron la pierna derecha.

 

La salud de Álvaro Noboa los últimos años

El 3 de diciembre de 2020, Álvaro Noboa le dio una entrevista a Andersson Boscán en La Posta. Y en ella se pudo ver a una persona que hablaba con un bajo volumen en la voz y que no era capaz de controlar el movimiento exagerado de sus piernas, que se podían ver por debajo del escritorio en el que Noboa estaba sentado.

Eso levantó alarmas.

Días más tarde, seguidores del Noboa insistieron en que la salud del eterno candidato estaba muy bien y que todo lo que se vio en la entrevista era producto de los nervios. Sin embargo no había vuelta atrás.

Si bien nunca se ha hecho público que padezca una enfermedad, en medios se habla ya de Parkinson como la condición que tiene Álvaro Noboa Pontón. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, la enfermedad de Parkinson es una “afección cerebral que causa trastornos del movimiento, mentales y del sueño, dolor y otros problemas de salud”.

No se conoce por qué se produce esta enfermedad, la que tampoco tiene cura. Es degenerativa y sus síntomas más comunes son “los temblores, las contracciones musculares dolorosas y la dificultad para hablar”.

Lo que no se puede negar es que en casi cuatro años desde que se lo vio a Álvaro Noboa en esa entrevista para La Posta, sus apariciones han sido espaciadas y fugaces. El 15 de octubre de , cuando Daniel Noboa ganó la segunda vuelta de las elecciones anticipadas, un Álvaro Noboa que debió ser ayudado a caminar por su esposa Anabella Azín, fue visto públicamente para el festejo.

Las manos de Noboa se ven rígidas y en forma de puño.

El 23 de noviembre de 2024, cuando Daniel Noboa asumió la Presidencia del país, Álvaro no estuvo ahí. Se dijo que por temas de salud no asistió. La paradoja termina siendo fuerte: quiso ser presidente varias veces y cuando su hijo gana, no puede asistir.