Qué mirar antes de comprar un trípode para tu cámara o móvil
Qué mirar antes de comprar un trípode para tu cámara o móvil. El trípode es uno de los accesorios más incomprendidos del mundo fotográfico. Es grande, voluminoso, pesado y poca gente lo quiere a su lado, pero es la herramienta fundamental de la fotografía si buscamos la máxima calidad. Hoy vamos a ver cómo utilizarlo y las mejores opciones que tenemos en el mercado. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.
Si quieres encuadrar bien y conseguir la mayor nitidez posible, la única herramienta que lo conseguirá será el trípode. Es mucho más efectivo que cualquier estabilizador. El problema es que pesa y en el mundo de la fotografía cada gramo es importante, sobre todo si no trabajas en el estudio y lo tienes que cargar muchas horas.
Para muchos fotógrafos da más problemas que ventajas, por lo que si lo tienen no lo sacan del armario o se les olvida siempre en el maletero del coche. Pero si nos acompañas, verás que el trípode, bien elegido y usado, da más alegrías que tristezas en la vida de un fotógrafo.
¿Para qué sirve un trípode?
Un trípode sirve para fijar la cámara en un punto de manera totalmente estable. No sirve para otra cosa, pero es algo fundamental para lograr el mejor disparo posible. La diferencia de nitidez puede llegar a ser abismal, sobre todo si estamos trabajando con poca luz o el encuadre es muy crítico.
No depende nunca del tipo de fotografía, porque hay fotógrafos documentales que serían incapaces de vivir sin él. Es una herramienta que puedes utilizar o no para escribir con la luz.
Todo el mundo relaciona el trípode con el pasado, como algo que carece de sentido desde la mejora de la estabilización de los objetivos y los cuerpos. Pero es algo que nunca desaparecerá por el beneficio que tiene.
Lo más importante, y por lo que muchos fotógrafos lo usamos, es porque nos permite conseguir el mejor encuadre posible y hacer todo tipo de ajustes sin perderlo. Una vez colocada correctamente la cámara, solo nos toca esperar y hacer la foto en las mejores condiciones posibles, ya sea al mediodía o en plena noche.
Además, si lo colocamos correctamente, nos permite una fotografía libre de trepidación, aunque el tiempo de obturación sea muy largo. Al final es calidad más que ganamos.
Cómo utilizar un trípode
En muchos casos podemos parecer Mr Bean o Pepe Viyuela utilizando el trípode. No es tan fácil como abrirlo y listo. Hay que tener en cuenta muchas cosas para que funcione bien.
A la hora de desplegar las patas, lo primero es ponerlo boca abajo para abrir todos los cierres de sección que necesitemos. En primer lugar, las secciones más próximas a la rótula y por último las más finas, con el fin de conseguir la máxima estabilidad.
Le damos la vuelta y todas las secciones abiertas se despliegan. Ahora apretamos los cierres y abrimos las patas. Para que no haya problemas de tropiezos una de ellas tiene que estar en la misma línea que el objetivo, así tenemos espacio para movernos entre las otras dos.
La columna central no deberíamos subirla salvo cuando sea estrictamente necesario, porque si subimos la cámara, la estabilidad será mucho menor.
Y nunca deberíamos hacer la foto tocando la cámara, porque entonces el trípode no sirve para nada.
Y nunca deberíamos hacer la foto tocando la cámara, porque entonces el trípode no sirve para nada. Lo mejor es utilizar el autodisparador, el disparo a distancia o la app del móvil de nuestra cámara.
Lo más importante a la hora de elegir un trípode
Hay que comprar el mejor trípode que nos podamos permitir. Un trípode malo no sirve para nada. ¿Cómo distinguirlo? Muy fácil, es excesivamente barato y no puede superar dos pruebas:
- Es imposible poner la cámara en posición totalmente vertical u horizontal.
- La cámara no se queda quieta y se desplaza sola (aquí tiene también algo que ver la rótula).
- El mejor trípode, el que deberíamos tener todos, es el que pesa. Esta es la cruda realidad. Los mejores del mercado, los que alcanzan precios altísimos, son los de madera. Pero es una locura apostar por ellos, salvo que trabajes siempre en el estudio.
Por este motivo, los encontramos de otros materiales más ligeros y estables, como el aluminio y la fibra de carbono. Este último material promete trípodes más ligeros pero con un precio superior. Solo recomendaría pagar por ellos si siempre vamos a llevarlo encima. Si no, es un sobrecoste innecesario.
Otra cosa que debemos tener en cuenta siempre es que lo barato sale caro siempre en este mundo del tripié, como lo llaman en Latinoamérica. Yo tengo dos trípodes desde hace 20 años, y jamás se han estropeado. Pero si apuestas por ese trípode que has visto en el catálogo de un supermercado, al final te comprarás otro y tu cámara correrá peligro, y por supuesto jamás conseguirás una fotografía bien estabilizada.
El peso y la altura
El peso es lo más determinante para elegir uno, como hemos visto. En la montaña y los viajes agradeces la ligereza, pero si hay ventisca eres feliz si ves que tu trípode es firme como una roca. Si viajas mucho en coche siempre lo puedes llevar en el maletero y cogerlo solo cuando sea necesario.
Pero si caminas todo el día con él encima siempre agradecerás llevar algo más ligero. Así que nos tocará mirar que sean de carbono en vez de aluminio, los dos materiales más comunes ahora mismo. Si eres cuidadoso, cualquiera de los dos aguantan bien los golpes, pero los de aluminio serán siempre más resistentes al paso del tiempo.
Respecto a la altura, es importante que solo sean unos centímetros más bajos que nuestra propia altura, pero depende del punto de vista de cada uno. Y no depender de la altura de la barra central para no perder estabilidad. Para mí es fundamental que midan más de 170 cm.
Las patas tienen varias secciones, normalmente de tres a cinco. Con menos secciones es más estable, pero también más pesado. Y si tiene más, será más compacto. Y para los cierres de sección siempre serán más cómodos los clips que los de tipo giro.
Tipo de rótula
Con la rótula podemos colocar la cámara justo en el punto que queremos, en vertical o en horizontal, frontal o picada. Y que no se mueva. Con las máquinas más antiguas, muchos llevábamos un nivel de carpintero para colocarla perfectamente, pero hoy en día los niveles electrónicos dan una precisión asombrosa.
Es aquí donde se nota la diferencia entre un trípode u otro. Siempre serán mejores los que permiten cambiar de rótula para subir de nivel. Si quieres viajar ligero tienes que apostar por una de bola, pero si buscas precisión absoluta y comodidad, no hay nada como la rótula de 3 vías.
Si quieres viajar ligero tienes que apostar por una de bola, pero si buscas precisión absoluta y comodidad, no hay nada como la rótula de 3 vías.
Todo depende del peso del equipo y de la compacidad que busques. En mi caso, tengo dos rótulas, una de bola para viajar y otra de 3 vías para los viajes en coche y el estudio. Y ambas soportan el peso de una réflex con un 70-200 f4.
Tipo de zapata
Seguro que no quieres que tu cámara se caiga por una mala fijación. Ni que se mueva de un lado a otro con solo rozarla. Por este motivo es muy importante la zapata, cuya función es unir la cámara con el trípode.
En el mercado la más popular es la Arca Swiss, pero Manfrotto, una de las marcas más populares, tiene la suya propia. Al final es cuestión de gustos. El sistema de fijación me parece mejor el de Manfrotto, más rápido. Pero es cuestión de gustos.
Al final todos terminamos en la Arca Swiss. Incluso Manfrotto vende un adaptador para formar parte de una zapata que prácticamente es estándar.
Los trípodes más recomendables del mercado
No merece la pena comprar el más barato que veas en las tiendas. Si al final te gusta trabajar con el trípode terminarás comprando uno mejor y si no te gusta será porque no te da lo que necesitas. Tampoco hace falta gastar mucho dinero. Los buenos trípodes aguantan muchos años a tu lado.
Durante mucho tiempo en el mercado solo encontrabas las marcas de toda la vida, con precios altos. Pero la entrada de otros fabricantes ha provocado una bajada de precios importante. Ahora mismo hay muchos modelos con una relación calidad precio impresionante.
Además, como el peso de las cámaras ha bajado y muchos utilizan el móvil, no hace falta que sean tan robustos y pesados. Pero siempre será la mejor opción si no te importa cargar con el peso extra que supone. No existe el trípode ideal, sobre todo porque seguro que sería caro, pero aquí tenéis los que más me gustan:
Manfrotto MT055XPRO3: es uno de los mejores trípodes del mercado. Es grande y pesado, pero puedes ponerle cualquier cámara encima, con cualquier objetivo, y la dejará quieta en el lugar que quieras. Una de sus grandes ventajas es la posibilidad de poner la columna a 90º para diversos tipos de fotografía.
Manfrotto 190XPRO: otro trípode muy recomendable. Es más ligero que la serie anterior y lo suelo llevar siempre en el coche, junto con la rótula XPRO 3-Way que comparte. Durante mucho tiempo ha formado parte de mi equipo de viaje. Pero los años no pasan en balde y las cámaras cada vez son más ligeras, así que de momento está guardado en el armario.
Rollei C5I: como ahora trabajo con cámaras sin espejo con objetivos ligeros, cámaras compactas y móviles, he apostado por este trípode de carbono que pesa un poco más de 1 Kg. Tiene una rótula de bola que no es tan versátil como la que he señalado de Manfrotto, pero es muy ligera y cumple con su trabajo. Tampoco me convencen los cierres de sección de giro. Prefiero los clips, pero es el precio que he pagado para no enterarme de que lo llevo.
El trípode debería ser lo primero que nos compramos después de la cámara, los objetivos y el ordenador. Cuesta adaptarse a él, pero si lo más importante es el encuadre y la nitidez de tus fotografías, no dudes en apostar por uno.