Incertidumbre sobre retorno a las aulas el próximo ciclo escolar en el régimen Costa
Por una situación epidemiológica que sigue sumando contagios y muertos de COVID-19 en el país, incluyendo Guayaquil, Daule y Samborondón, varios representantes de familia se mantienen con la incertidumbre de la modalidad de estudios que se implementará en el siguiente ciclo escolar.
A fines del año pasado, el Ministerio de Educación compartió una serie de directrices para el retorno progresivo a las instalaciones educativas por parte de los estudiantes y docentes, incluso se dio el aval —que luego quedó temporalmente suspendido— para un grupo de colegios del país. Otros planteles, en las encuestas socializadas con cada distrito educativo, optaron por acogerse al plan de continuidad educativa el año escolar venidero; aunque, con el cambiante panorama de la pandemia, los padres aún tienen dudas sobre la decisión final.
Entre ellos está Stephanie Baquerizo, quien desde hace once meses debe alternarse entre las actividades del teletrabajo y guiar a su hijo, estudiante de segundo de educación básica, para que siga las instrucciones que recibe de manera virtual en un plantel privado de Guayaquil. Debe ayudarlo en cortar cartulinas y otras tareas que dificultan mantener la total atención en cumplir las coordinaciones de su trabajo. Sin embargo, pone por delante la condición de salud para que su hijo siga recibiendo clases desde casa. “Prefiero que no corra el riesgo”, sostiene la madre.
Como ella, Adriana Vallejo, representante de familia de un plantel particular ubicado en la parroquia La Aurora, cantón Daule, dijo enfáticamente que no estaría dispuesta a autorizar que sus hijos de segundo y séptimo de básica vuelvan a las aulas de manera presencial.
“Para que regresen a clases presenciales o semipresenciales, definitivamente no (…); a medida que ellos vayan a clase el riesgo va a aumentar”, dice. Mencionó que ya en octubre pasado el plantel, vía digital, consultó a los padres si estarían de acuerdo con que los estudiantes regresen progresivamente a clases presenciales, dentro de un plan piloto del Ministerio de Educación.
En ese entonces, recordó Vallejo, expresó su negativa ante la posibilidad. Ahora, contó, tampoco aprobaría la opción de retorno a las aulas dado que sus hijos sufren de alergias, y eso, considera, hace a sus niños más vulnerables al virus.
Mónica Carvajal es coordinadora académica y madre de una estudiante de primero de bachillerato de un plantel privado del centro de Guayaquil. Además, tiene un hijo menor en noveno de básica de otra institución privada del norte.
Sobre sus hijos, considera que el retorno los podría exponer a contagios, porque podrían interactuar con alumnos que sean asintomáticos. Además, cita que estarían expuestos, ya que muchos deben movilizarse en transporte público y no tienen posibilidades de utilizar auto propio.
Aunque sus hijos de primero y segundo de bachillerato estudian en un colegio técnico y, por tanto, las prácticas presenciales en taller son indispensables para la formación académica, Luis Montesdeoca también dijo no estar de acuerdo con la vuelta a las aulas.
“No estoy de acuerdo, hasta que las autoridades nos garanticen que el virus ha desaparecido en un 100 %, ya que en nuestros hogares, al menos en el mío, tengo personas que son vulnerables, son de la tercera edad, y mis hijos pueden llevar el virus y pueden contagiar a esas personas”, comentó.
Él, al igual que muchos otros representantes, espera que la inmunización para todos se inicie lo más pronto posible y así tener más tranquilidad.
En cambio, Antonio Naranjo, padre de dos niñas de tercero de básica, dio el aval para que ellas vuelvan el ciclo entrante en una modalidad híbrida (presencial-virtual), con los protocolos sanitarios. Cree necesario que las menores vuelvan a socializar con sus amigos.
“Es verdad, el riesgo es alto, pero también hay que ver la parte psicológica de los niños: si uno como adulto después de tres, cuatro meses que estuvo encerrado se sentía mal, imagínese ellos que no han tenido parques…”, sostiene. (I)