¿Por qué decimos “Bueno” al contestar?
¿Y tú qué respondes cuándo contestas alguna llamada telefónica? ¿Bueno?, ¿Hola?, ¿Qué tal?
Lo más probable es que al tomar una llamada digas «bueno», y no te culpamos, de hecho y aunque usemos distintas tonadas, esa respuesta es la que usamos con mayor frecuencia en México, tan común que ya ni reparamos en ella. Aquí la pregunta es ¿por qué respondemos con esa palabra?
El origen data de los primeros años de telefonía en nuestro país, cuando para comunicarnos con alguien más primero nos contestaba una telefonista u operadora, que era la persona encargada de hacer conexión entre los hablantes. Este sistema frecuentemente presentaba fallas, pues nada nos garantizaba que hubiera una telefonista escuchándonos al otro lado de la línea. Por eso, para cerciorarnos del correcto funcionamiento de este precario sistema la gente preguntaba «¿Bueno?».
Muchas décadas después la tecnología hace que las fallas cada vez sean más esporádicas, aunque en la memoria colectiva de generaciones y generaciones de mexicanos sigamos contestando con la misma frase.
Esta costumbre no sólo se mantuvo hasta nuestros días, sino que se trasladó a otras actividades, por ejemplo, cuando antes de usar un micrófono lo probamos diciendo:
“Bueno, bueno… probando, probando”.
¡Quihubo!
Por cierto, cuando Alexander Graham Bell patentó el diseño del teléfono en 1876 (aunque dicen que el verdadero inventor fue el italiano Antonio Meucci), sugirió que las personas que usaran ese novedoso invento respondieran a la llamada diciendo: “Ahoy!”
Como esa palabra proviene del lenguaje náutico le resultó poco familiar a las personas comunes y nadie la usaba correctamente. Por ello, un año después (1877) Thomas Edison sugirió decir “hello”, palabra que sí fue aceptada en todo mundo. O bueno, en casi todo el mundo pues hay regiones en las que sus habitantes contestan diciendo cosas distintas. Como muestra esta ilustración de James Chapman para el portal Babbel: