Ecuador y la cosecha en Tokio 2020
Visualizaciones:
170
Por Andrés Luna Montalvo
«Jefferson no pudo terminar la carrera por una descompensación en Barcelona 92. Al siguiente día, un reconocido periodista deportivo escribió que no deberían convocarlo nunca más para unos Juegos Olímpicos”, la anécdota la cuenta David Hurtado, el marchista al que Jefferson Pérez nombró en 2018 como su sucesor. Se la había confesado el propio medallista olímpico para explicarle que en su camino iba a encontrar muchos obstáculos, y uno de los más ingratos era el desconocimiento sobre la importancia de representar a su país en unos Juegos Olímpicos tras cuatro años de incesante y disciplinado entrenamiento.
“No sé si en mi país valoran lo que es ser tercero en un Tour de Francia”, lo comentaba el propio Richard Carapaz el domingo 18 de julio de 2021, fecha en la que se coló en el exclusivo grupo de 20 ciclistas que en más de cien años han logrado hacer podio en las tres Grandes Vueltas. Parecería que si no se es primero nada ha servido ni nada se ha hecho. Su pensamiento lo ratificó apenas se bajó del podio con el oro olímpico este sábado 24 de julio de 2021, “soy un deportista que ha salido sin el apoyo del país, en Ecuador no han creído en mí, solo las personas que estuvieron su momento”.
“Es la frustración de cientos de deportistas a los que el apoyo les llega de vez en nunca”, le responde la gran maestra de ajedrez Carla Heredia, que conoce mejor que nadie lo que es abrirse paso entre la maleza. Ecuador llegó a Tokio con 48 deportistas y eso se siente desde el primer día, cuando Adriana Espinosa compitió desde antes de la inauguración formal en la disciplina de Tiro con Arco; escenario impensado en Múnich 1972, los terceros juegos con presencia de ecuatorianos, cita a la que acudieron apenas dos deportistas, entre ellos el ex presidente Abdalá Jaime Bucaram Ortiz, quien tampoco pudo competir.
El abandono de los países a sus deportistas también es problema del primer mundo. Luego de ganar su primera Copa Mundial de la FIFA en 1998, Christian Karembeu, “mediocampista caledonio de ese famoso equipo (poco) francés”, le contó al antropólogo Pablo Alabarces, “la verdad es que Francia nos importaba muy poco: lo que queríamos los jugadores era lanzar nuestras carreras al estrellato y conseguir mejores contratos”. El Club de Alto Rendimiento Richard Carapaz forma parte de la apelación a la elección de Santiago Rosero como nuevo presidente de la Federación Ecuatoriana de Ciclismo. Rosero es el actual entrenador de la selección olímpica. Hay muchas asperezas por limar.
Pero la cantidad de deportistas que un país lleva a los Juegos no es el único indicador para medir el retorno de la inversión que las empresas y los gobiernos hacen en ellos. También están las medallas y los resultados, y es ahí donde Carapaz reconoce a quién realmente le debe su triunfo: a él, a su familia, al entrenador Juan Carlos Rosero (+), a las competencias que sí se realizan en Colombia, al INEOS Grenadiers que puso desde los masajistas para la delegación ecuatoriana…
Junto a Richard en Tokio aparece otro grupo reducido. Deportistas como Neisi Dajomes o Alfredo Campo llegaron a Japón con aspiraciones de presea por la sencilla razón de que están en el top 5 del mundo en sus respectivas disciplinas. Un atleta que forma parte de los mejores del planeta y compite al más alto nivel, es por consecuencia un candidato a ganar todo lo que disputa, pero hay más que eso, y ahí aparece la representatividad del país en una vitrina universal.
Tokio 2020 inaugura cinco nuevos deportes, uno de ellos es el surf, y en su primera incursión como disciplina olímpica ya tiene a una ecuatoriana en la nómina de participantes. Fue por esta razón que Dominic Barona se tatuó los anillos olímpicos en su brazo izquierdo, los mostraba hace poco desde Montañita, que para ella ha sido un campamento de permanente concentración donde refinó su estilo para poder llevar un pedazo del país al estreno de las olas en unos Juegos.
Otro dato a tomar en cuenta es que 30 de los 48 deportistas son mujeres, lo que sin duda marca un hito de la presencia femenina en la élite deportiva. Pudieron haber sido más, pero los organizadores decidieron dar de baja a la competencia de Marcha en 50 kilómetros para mujeres, quedando esta distancia únicamente validada para hombres, lo que cerró al menos dos puertas para la presencia de las marchistas nacionales y provocó críticas argumentadas en la paridad de género. Y es que Ecuador es una potencia mundial en Marcha Atlética, el camino trazado por Pérez ha sido muy bien recorrido por quienes heredaron su legado, por lo que monitorear de cerca la Marcha en 50 y 20 km. es parte obligada de nuestra agenda.
Lo cierto es que gozamos siguiendo a nuestros atletas, que en cada olimpiada son más numerosos y en esta ya nos han regalado una medalla pese a que hayamos contribuido en poco o en nada para aquello. Han llegado hasta aquí gracias o a pesar de los dirigentes. Y más importante que las preseas será lo que nos permitan hablar de ellos, sus proezas, sus historias, el ejemplo que le dan a la juventud de que muy pocas cosas son tan sanas y gratificantes como la práctica del deporte. Que su nobleza contagie a los líderes sociales y políticos del país, y que sus padecimientos repercutan en mejores condiciones para que el Estado y la empresa privada puedan promover apoyos para deportistas, competencias y escenarios deportivos. Empezó como cada cuatro años el tiempo de cosecha en el deporte, y esperamos que los frutos sean más abundantes.