Un campeonato ecuatoriano de 20 equipos
Por: Andrés Luna Montalvo.
Durante las últimas semanas, y con mucha razón, los aficionados y medios de comunicación discutían sobre lo perjudicial de un hipotético descenso de El Nacional, Deportivo Cuenca o Liga de Portoviejo. Se trata de clubes y plazas muy atractivas para un torneo nacional de fútbol, pues representan a tradicionales provincias como Pichincha, Azuay y Manabí. También se habló de lo beneficioso de que El Oro tenga su club en primera división, en este caso el Orense, e incluso de lo atractivo que es el Mushuc Runa por esa identidad de club indígena que ha sido una verdadera novedad que ha trascendido fronteras.
Es decir, los clubes que estuvieron comprometidos con descender, le hacen bien a la primera división, que necesita precisamente de equipos atractivos y principalmente con una afición numerosa que los siga. Si deportivamente no estuvieron a la altura del desafío de la Liga Pro, deben disputaruna Serie B sin ningún atractivo, inútil, de apenas diez equipos que pierden el tiempo durante un año calendario sin otra motivación que tener dos cupos para jugar la Serie A, un propósito que podría, tranquilamente, resolverse en tres o cuatro meses para este tipo de certámenes de segundo orden.
En estas circunstancias, la Serie B debe desaparecer, no tiene ningún atractivo y sus equipos se llevan el 20% del presupuesto de GolTv. Tener dos categorías es un reiterado error en un fútbol donde convenientemente se podría tener una sola y con más equipos, mejor distribuidos entre más provincias del país. Quienes han sido críticos de esta idea, que se ha madurado desde la propia Liga Pro como una sugerencia de la misma empresa GolTv, argumentan que el nivel competitivo decrecería, con la falsa idea de que en un torneo todos deben pelear por el primer lugar. En España, Inglaterra, Argentina o Ligas con una organización más experimentada que la nuestra, se comprendió que no todos los 20 equipos pueden disputar el primer lugar, no todos los 176 ciclistas que corren el Tour de Francia tienen el objetivo de ganarlo. Un torneo de 20 equipos tiene arriba a los tres o cuatro que disputan el título, un grupo intermedio que busca colgarse de un torneo internacional y un grupo de atrás que pelea por jugar el próximo año en la misma división. Solo una aberración como la que mantuvimos hasta el 2018, con doce equipos en competencia, le premió con un cupo a la Copa Sudamericana al que terminó octavo, el mismo que hasta las últimas fechas sudaba por mantenerse en la Serie A.
Sin ser una solución garantizada pera mejorar el espectáculo del balompié profesional ecuatoriano, el incrementar el torneo a 20 o 18 equipos es una idea perfectamente sustentada y posiblemente beneficiosa. Más provincias, más clubes, más afición reunida en un mismo certamen nos dan mejores augurios que sostener un gasto como es la Serie B, de la que se podrían rescatar a los cuatro mejores perfiles y al resto devolverlo a la segunda categoría, regentada por la Federación Ecuatoriana de Fútbol, optimizando mejor los recursos y promocionando un torneo con clubes atractivos y con afición repartida en distintas ciudades.