Acaso será la génesis de un pensamiento en el hielo el impulso. Y si el

caballo mueve una pata, en su movimiento empezará a danzar el mundo en su

cuerpo. En los ojos se adentrarán mar y cielo. Los colores se deslizarán y

darán vueltas en derredor hasta fundir la niebla. El halcón apartará con sus

alas la ventisca y articulará su mansedumbre.

*

Húndese la madera y su alma se configura entre las olas de la tierra: fosca

nave que conoce una vía secreta, que aún podría convertir en amor el

desmembrarse del abandono.

Y el otro, ¿dónde está? Ausente de sí mismo, merodea el estanque donde el

loto se eleva; con sonámbulo movimiento dibuja un trazo invisible en este y

otro reino.

Pero el sueño no alcanza el aire mínimo para iniciar su esbozo.

*

Ya no sabe qué significa el vuelo ni la metamorfosis. Todo está acristalado

por el hielo interior, todo inmóvil, aunque el sueño se desplaza, se desplaza

hacia la imposibilidad.

*

No hay tiempo, la mansedumbre se ha vaciado, los alfabetos quedan por

descifrar, el pensamiento sin palabra se convierte en una extensión lisa donde

todo se desliza.

*

Preso de inquietud, observaba el silencio de la flor, aterida por la rigidez de la

línea, y acechaba el peso del pensamiento.

*Clara Janés (España, 1940) es poeta, ensayista y creadora de una peculiar obra en prosa. Los poemas aquí ofrecidos al lector pertenecen a su libro “Variables ocultas” (Vaso Roto Ediciones) que incluye cartas cruzadas entre Antonio Gamoneda y la autora, así como dos colecciones de postales elaboradas por la propia Clara Janés.