Poemas de Ana Lucía de Bastos
Sedentaria
Mi cuerpo de ávidas raíces
se impacienta por agarrarse de algo
–construyo casa puente palabras
dejo notas, delimito mi zona, arribo a un olor–
se expande en brazos de ramas abiertas
y siente, con envidia, al aire libre que lo cruza.
–voy dejando casas por el camino
llevo en mí la maleta del abuelo–
Viajo, en mi ventana, con las nubes
sueño, en mi cama, con un largo camino.
Escucho en la noche el paso de los trenes,
me atraviesan en cardumen los manteros del Sahara.
Nostalgia
Te irías con el sol de frente por caminos infinitos
y no llevarías nada.
Nacerías con cada nuevo paisaje
y quien te llamara
no tendría nada en mente.
Poseerías todos los nombres
y podrías ser cada valle
cada calle
cada montaña y nuevo cielo
que fueses encontrando.
Al menos eso soñabas cuando ensillaste tu caballo
Huyendo sin huir, pues nadie te seguía,
abriste la puerta de tu pecho
y desangraste sin firma
todas las piedras que tenías.
El caballo que te lleva no te deja estar en ningún lado.
Eres, tienes todos los nombres
pero no estás.
Nadie puede saber el verdadero
el que escondes en el fondo de tus venas.
Apenas pasas como un reflejo
pues la luz también te ha abandonado.
Cuando quieras bajarte ya no podrás;
un caballo azul galopa en ti,
contigo.
Se alejan juntos
no tienes donde amarrarlo.
Las mujeres crecen
En los árboles
Algunos hombres esperan a que echen frutos para
[bajarlas,
otros las agarran cuando se caen,
otros las prefieren verdecitas.
Y se las comen
Ana Lucía de Bastos (1983) es Licenciada en Letras de la Universidad Central de Venezuela. Ha hecho estudios fuera de Venezuela en el área de la edición. Los poemas aquí publicados pertenecen a “Y ahora, extiéndeme al sol” (bid&co editor, Caracas, 2014), que es su primer libro.