Jorge Glas debería beneficiarse con la prelibertad, según el criminólogo Pedro Moreira

Imagen: Pichincha Comunicaciones
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Piensa, además, que el exvicepresidente y los demás presos que no revisten peligro social deben ser puestos en libertad, para evitar que mueran con el virus de la pandemia.

Punto Noticias. A criterio de Pedro Moreira, abogado constitucionalista y criminólogo, el exvicepresidente Jorge Glas reúne los requisitos para que se le otorgue la prelibertad, debido a que al ser juzgado por la norma penal que fue derogada por el COIP, pero vigente a la fecha de los supuestos hechos sentenciados, debe acogerse al Código de Ejecución de Penas, que dispone que se cumplan las dos quintas partes de la pena.

Ese tiempo Glas ya lo ha cumplido en prisión, por lo que debe recuperar su libertad, en opinión de Moreira.

El abogado cuestionó que en algunos medios de comunicación, de manera tendenciosa, han deslizado el criterio de que Glas debe cumplir la mitad de la pena o el 60% para solicitar la prelibertad. Eso no es así, zanjó Moreira.

Insistió en que el proceso penal por el cual el exvicepresidente está purgando una pena se tramitó con el Código Penal, que fue derogado con la entrada en vigencia del Código Orgánico Integral Penal (COIP), por lo que los beneficios penitenciarios deben ser solicitados bajo la norma que regía la ejecución penitenciaria, que era el Código de Ejecución de Penas, que establece como uno de los requisitos para la prelibertad que se cumpla con las dos quintas partes de la pena (en este caso, dos años y medio, de los seis años y medio a los que fue sentenciado), que Glas ya cumplió.

El error, de buena o mala fe, según Moreira, es que se piensa que se debe acudir al Régimen Semiabierto, que dispone que se necesita cumplir el 60% de la pena impuesta, para acceder a la prelibertad. Que no es el caso de Jorge Glas, aseguró.

El experto considera que a Glas deberían dejarlo en libertad, como recomendaron al Estado ecuatoriano organismos como las Naciones Unidas y la CIDH, porque su vida, y la de los demás privados de libertad, corre peligro, debido a que las cárceles pueden convertirse en campos de exterminio, si se propaga el virus de la pandemia.

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