¡Novio quería cama, dama y chocolate!

Su actitud fría e indolente ante el cuerpo inerte de su madre y de su hermana la delató. Así la policía sospechó que la joven estaba involucrada en la muerte de su madre y su pariente.

Ese era solo el preludio de un aterrador hecho que conmueve a Ecuador. El escalofriantetestimonio que rindió ella en las horas después en la Fiscalía del cantón Samborondón fue impactante. Ella conocía las negras intenciones de su pareja sentimental: acabar con la vida de la mamá y la hija.

Por eso, Olga Vanessa Egas Cruz, de 30 años, es hoy acusada de ser la autora intelectual del crimen de su progenitora Olga Gabriela Cruz Fuentes, de 68 años, y de su hermana menor, Estefanía Jeanine Egas Cruz, de 26.

Este hecho ocurrió la madrugada del miércoles 26 de septiembre en una casa de la urbanización Las Riberas, ubicada en el kilómetro 1,5 de la vía La Puntilla-Samborondón.

En la versión dada ante el fiscal Manuel Alvear, la procesada indicó que en febrero del 2017 comenzó una relación sentimental con el supuesto policía, William Ramón Calderón. Cinco meses después conoció que él ya no lo era.

Vanessa agregó que su pareja, entonces, le dijo que trabajaba como supervisor de seguridad y que sus familiares no vivían en Guayaquil, sino en Machala.

Según la sospechosa, en octubre pasado su novio le propuso vender una casa que era herencia de sus padres, ubicada en la ciudadela Guayacanes, de Guayaquil.

El inmueble fue vendido en 52.000 dólares, de los cuales 20.000 la chica se los depositó en la cuenta bancaria de su amado. Luego le entregó 14.000 más. Además compró un vehículo, el cual era utilizado por su novio.

“Por mutua confianza y sin nada a cambio, por el amor que le tenía realicé el depósito”, indicó la procesada en su testimonio.

Según Vanessa, las peticiones de William no pararon. Le dijo que debía reclamar las utilidades de la compañía de seguridad de su familia.

La detenida relató que se veían dos o tres veces por semana, tiempo suficiente para decirle a ella que su sueño era que se casaran y tuvieran hijos.

“Me decía que anhelaba estar conmigo todo el tiempo, pero que él no tenía dinero para ofrecerme un futuro mejor”, expresó la sospechosa.

Vanessa confesó que era consciente de que su familia no veía con agrado la relación que mantenía con William.

Incluso que conocía las claras intenciones del hombre de desaparecer a su mamá. Ella, al parecer, lo retaba con una frase enmarcada con una sonrisa: “Ver para creer. Porque yo soy de las personas que hasta no ver no creo”, acotó en su versión Vanessa, cuya profesión es Ingeniería en Marketing.

La cámara de seguridad captó a cuatro personas, pero el testimonio de la procesada indica que fueron de cinco a seis los hombres que ingresaron a la casa.