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Novena de Navidad 2020: Sexto Día Oración

Novena de Navidad 2020: Sexto Día Oración. La Novena de Navidad comienza a rezarse el 16 de diciembre de cada año, para rezar la última al llegar al día 24, la fecha en que Jesús nacerá. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.

Cómo rezar la Novena: Sexto Día

(Con la señal de la cruz) En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno, te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo, a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.

Oración inicial Novena Navidad Sexto Día

Señor Jesús, Tú eres amor y vida. Has querido nacer como todos nacemos, de una mujer. De esta forma has bendecido a la familia. haz que cada familia se convierta en verdadero santuario de vida y de amor. Haz que tu gracia guíe los pensamientos y las obras de los esposos, hacia el bien de sus familias. Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia una fuerte de apoyo para su crecimiento en la verdad y en el amor. Haz que los niños sean esa semilla de esperanza en la familia y así, con nuestro amor, se renueve su inocencia. Haz que el amor santificado por la gracia del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis. Amén.

Saludo

Queridas hermanas y hermanos, en este día sexto de la Novena de Navidad, reflexionaremos cómo los pobres, los sencillos de corazón, reciben el anuncio y la señal de la Buena Nueva de l a presencia de Dios entre nosotros, y van en su búsqueda, hasta encontrarle.

En nuestra vida: Novena Navidad Sexto Día

Hoy, como en todos los tiempos, los adolescentes, los jóvenes, los adultos, buscan sentido a su vida y en esta vida, quieren encontrar a Jesús; a ese ser que es amigo, que anima, que perdona, que sana heridas. Quieren que, ese Dios, les dé las fuerzas que necesitan para salir adelante.

Para dialogar: Novena Navidad Sexto Día

He dialogado alguna vez con Jesús? ¿De qué manera lo he hecho? ¿Alguna vez le he preguntado a Jesús si necesita de mis manos, mi boca, mis pies para llegar a otros? ¿Tal vez a los de mi casa, a mis amigos, a los pobres?

Texto

De pronto, cuando María y José ya perdían toda esperanza de encontrar albergue, divisan un pobre portal donde se guarece el ganado. Deciden quedarse allí, junto a los mansos animales que con su calor hacen agradable el lugar. Hay un techo y las paredes protegen del viento.

El anhelo de José y la expectativa de María son cosas que no puede explicar el lenguaje humano. En cuanto al Divino Niño, objeto de tantos anhelos, recordamos que avanza hacia nosotros lo mismo que hacia Belén. Apresuremos con nuestros deseos el momento de su llegada. Purifiquemos nuestros corazones para que sean mansión terrenal; que nuestros actos de mortificación y desprendimiento preparen los caminos del Señor y hagan rectos sus senderos.

Proclamación de la Palabra Lc 2,1-5

Por aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; así es que también José, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su esposa, que estaba encinta.

Reflexión

Dios no tiene alegría más grande que la de darse a conocer y lo ha hecho a través de su propio Hijo Jesús, enviado para dar salvación al mundo entero. El Sexto día es para valorar la sencillez que es la virtud de las almas grandes y de las personas nobles.

Sencillez que fue el adorno de María de Nazaret tal como ella misma lo proclama en su canto del Magníficat. «Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador porque ha mirado la humildad de su esclava»

Navidad es una buena época para desterrar el orgullo y tomar conciencia de tantos males que acarrea la soberbia. Ninguna virtud nos acerca tanto a los demás como la sencillez y ningún defecto nos aleja tanto como la arrogancia. El amor sólo reina en los corazones humildes, capaces de reconocer sus limitaciones y de perdonar su altivez.

Es gracias a la humildad que actuamos con delicadeza, sin creernos más que nadie, imitando la sencillez de un Dios que “se despojó de sí mismo y tomó la condición de siervo”

Crecer en sencillez es un estupendo regalo para nuestras relaciones. Recordemos que en la pequeñez está la verdadera grandeza y que el orgullo acaba con el amor.

Oración

Dios de amor, tantas veces oímos hablar de Ti y, sin embargo, hablamos muy poco contigo. Acepta hoy nuestro deseo de conocerte: Danos, Jesús, un corazón sencillo. Para que, como los pastores de Belén, sepamos reconocerte y aceptarte en la forma como Tú quieres manifestarte: pequeño, sin poder, sencillo, asequible a todos. Danos, Jesús, un corazón sencillo. Para qué así como esos pastores te acogieron, también nosotros podamos acogerte en cada Eucaristía, ya que allí Tú repites el milagro de venir a nuestra vida como el Salvador. Danos, Jesús, un corazón sencillo. Para que comprendemos, Señor, que a Belén se va y se viene por caminos de alegría, y que Dios nace en cada persona que se entrega a los demás. Danos, Jesús, un corazón sencillo.

Compromiso

Cada uno de nosotros vamos a observar, detenidamente, un nacimiento, al Niño Jesús le vamos a pedir que nos ayude a reconocer nuestra pequeñez y aceptar también, lo mucho que Él ha hecho en nosotros. Se cierra la novena con algún villancico.