César Dávila Andrade, una voz centenaria
Ni su adelantada muerte impidió que la obra de César Dávila Andrade calara hondo en la literatura nacional y extranjera. Tanto su poesía, sus novelas cortas, sus cuentos, sus ensayos, así como los numerosos artículos periodísticos que escribió estuvieron siempre rodeados de un misticismo, un misticismo que lo acompañó hasta el día en que decidió poner fin a su existencia, en 1967.
Sus grandes ojos negros con esa profundidad en su mirada y una nariz aguileña, muy parecida a la de un árabe, fueron motivo para que en la época en que vivió en la capital ecuatoriana, por la década de los años 50, fuera llamado el Fakir. Con ese apodo, Dávila Andrade pasó a la historia, pues contaban sus amigos que comía tan poco como un faquir.
“Pienso en la poesía de Dávila Andrade como una poética total que posibilita todos los estados del alma. Boletín y elegía de las mitas ya contiene ese llamado de la búsqueda daviliana hacia un todo espiritual con las invocaciones a Pachacamac, invocaciones que posteriormente veremos en Oda al arquitecto y que tomará nuevas vías hacia las búsquedas metafísicas como un estado ontológico del ser en Espacio me has vencido”, señala la poeta Siomara España sobre la producción de Dávila.
La manabita será parte de un homenaje que se le rendirá esta semana al autor cuencano, en el marco de la Feria Internacional del Libro Guayaquil es mi destino para leer y crecer. Este tributo se debe al recordatorio del centenario del nacimiento del escritor, que en 1955 seleccionó sus mejores cuentos nuevos para que la Casa de la Cultura Ecuatoriana los publicara bajo el título de Trece relatos. Esta obra cimentó definitivamente el prestigio del mayor poeta y cuentista de la generación.
“Creo que el centenario de Dávila Andrade es el momento propicio no solo para acercarse a la poesía de una de las más altas cumbres de nuestra literatura, sino para estudiarlo a profundidad y encontrar la multiplicidad de lecturas que nos ha legado también en su narrativa”, añade la autora.
César Dávila Andrade ha sido la figura de inspiración de decenas de artistas y creativos. En libros, en el teatro, en la música e incluso en el cine, el Fakir ha estado presente. Lo más reciente se dio el mes pasado cuando la escritora Aleyda Quevedo Rojas presentó el libro Distante presencia del olvido, con trece ensayos que analizan la obra del escritor; y el dosier en e-book lanzado en mayo.
Según la curadora literaria de este proyecto, es necesario que el país se interese por la poesía y la literatura ecuatoriana. “Él se trazó un camino muy claro en cuanto a sus búsquedas artísticas, personales, espirituales y emocionales”, dijo en una entrevista anterior. (F)