Ni las drogas ni los excesos apagaron la luz de Valentina Lizcano
Ni las drogas ni los excesos apagaron la luz de Valentina Lizcano
Ni las drogas ni los excesos apagaron la luz de Valentina Lizcano. La actriz ha sufrido en carne propia las consecuencias de los excesos y de las malas decisiones, sin embargo, siempre supo reponerse para brindarle al mundo, y a sí misma, lo mejor de ella.
A pesar de que Valentina Lizcano tuvo privaciones económicas en su infancia, su madre supo encontrar la forma de brindarle lo mejor y sacarla adelante. Sin embargo, vivir alejada de su padre generó en la actriz inseguridades que la llevarían a cometer muchas locuras.
Valentina recibió el golpe más fuerte en su vida al enterarse del asesinato de su hermano, quien era la luz de sus ojos.
Después de aquel momento nada volvió a ser como antes. A la actriz nacida en Cali le cuesta hablar de su vida íntima, pero siente que debe hacerlo para evitar que otras mujeres caigan en lo mismo que ella.
Tenía su alma y su corazón llena de vacíos que intentó llenar en la rumba, allí conoció el mundo de las drogas, un mundo del que fue muy difícil escapar. Su adicción a la cocaína la llevó a tocar fondo, pero afortunadamente supo detenerse antes de perder su vida.
A pesar de ser hermosa, la autoestima de Valentina era muy baja. Su hijo llegó a su vida para cambiarle la vida, todo lo que hace ahora Valentina es por él. No necesita nada más que a su hijo Salvador. La actriz lucha por ser mejor y no hacerle daño a nadie.
A pesar de lo que ha tenido que sufrir, Valentina no ha dejado de ser luz para quienes la rodean.