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Motorola Edge 30 Pro, análisis

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Motorola Edge 30 Pro, análisis: un bastión del software ligero y completo en la gama alta

Quienes llevamos mucho, mucho tiempo siguiendo la actualidad sobre móviles recordamos a la “Motorola del prestigio”, la del (primer) Startac, que miraba por encima del hombro con todo el derecho a muchos rivales. Esa Motorola puede estar resurgiendo de manera más modesta y cercana al estándar, y en el análisis del Motorola Edge 30 Pro nos sumergimos en esa intención de luchar por el top de móviles Android.

Que este móvil abandere esta intención se basa, en parte, por la elección del Snapdragon 8 Gen 1 de Qualcomm, el último procesador de la gama alta del fabricante. Pero hay más características que lo ponen por encima de otras series y smartphones de la marca, veamos si también lo tiene todo para competir con sus rivales.

Ficha técnica del Motorola Edge 30 Pro

PANTALLA

  • 6,7 pulgadas pOLED FHD+
    2.400 x 1.080 px, 20:9
    HDR10+, 144 Hz

PROCESADOR

  • Qualcomm Snapdragon 8 Gen 1

MEMORIA

  • 8 / 12 GB LPDDR5

ALMACENAMIENTO

  • 256 GB (UFS 3.1)

BATERÍA

  • 4.800 mAh
    Carga rápida 68W
    la Carga inalámbrica 15W
    Carga reversible 5W

CÁMARAS TRASERAS

  • 50 MP, f/1.8, OIS
    Gran angular: 50 MP, f/2.2, 114º
    Profundidad: 2 MP, f/2.4

CÁMARA FRONTAL

  • 60 MP, f/2.2

SISTEMA OPERATIVO

  • Android 12

CONECTIVIDAD

  • 5G, WiFi 6E, Dual SIM, Bluetooth 5.2, NFC

DIMENSIONES Y PESO

  • 163 x 75,9 x 8,79 mm
    196 g

OTROS

  • Resistencia IP52, USB C, DisplayPort 1.4, altavoces estéreo Dolby Atmos, triple micrófono,

PRECIO

  • 799,99 euros

Diseño: los Motorola, característicos a la fuerza

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El Motorola Edge 30 Pro se suma a la tendencia y representa otro móvil grande, sin tener un tamaño muy dispar al de otros smartphone con pantalla de diagonal similar. En este sentido no nos parece de los más grandes, aunque tampoco ligero, pero lo que no logramos comprender es la ubicación de los botones: demasiado arriba, casi en la esquina. ¿Por qué, Motorola, por qué?

Con esto resulta poco cómodo subir o bajar el volumen aún sujetando el móvil con las dos manos, por no hablar de afectar a la lectura de huellas tanto en caso de los diestros (pulgar) como en zurdos (índice). Es algo claramente a mejorar con respecto a futuros móviles de la marca y que no convendría que heredase ninguno.

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Más allá de esto, el Moto Edge 30 Pro luce acabado en brillo por los bordes a diferencia de la trasera mate, con lo cual resiste bien a la suciedad de las huellas dactilares. Destaca el logotipo de la marca y un módulo para cámaras que no sobresale mucho pero que sí es bastante grande.

Los bordes superior e inferior no son curvos como los laterales, sino que son planos y en el caso del inferior encaja tanto la bandeja de la SIM como el altavoz principal y el USB tipo C. No hay minijack de audio y la cámara frontal se inserta con un agujero en el medio de la pantalla.

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Aquí vemos que no es mucho más grande que otros móviles del momento como el Realme GT 2 Pro o el OnePlus 10 Pro, con la ventaja de que aún logra quedar por debajo de los 200 gramos. Eso sí, la batería es de 4.600 mAh, a diferencia de los mencionados (con 5.000 mAh).

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Pantalla: un aliciente para destacar en una apuesta poco arriesgada

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Vemos en este móvil un panel OLED de 6,7 pulgadas con resolución FullHD+ de 2.400 x 1.080 píxeles en un formato 20:9, compatible con HDR10+ y con un ratio del 88,5%. Aunque lo que también destaca es que integre una tasa de refresco máxima de 144 Hz, en lo que no es pionero pero que supera lo que estamos viendo en la mayoría (120 Hz como máximo).

Motorola lo integra dando a elegir entre 60, 144 Hz o bien un ajuste automático, como vemos entrando en los ajustes de pantalla vemos, además, que son muy surtidos, así que vamos a ir viendo cada aspecto del rendimiento del panel de la mano de sus opciones.

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La visualización de contenidos es correcta, con una buena dosis de contraste y unos colores más equilibrados si optamos por el ajuste natural. El punto neutro del ajuste de temperatura para algo en frío, por lo que hemos estado algo más a gusto poniéndolo en el primer punto hacia el extremo cálido.

La tasa de refresco de 144 Hz se percibe como siempre en scrolls y en las animaciones de apertura y cierre (y en los juegos según el caso). Veremos que la penalización de la autonomía es patente, pero en general es bastante agradable notar ese plus de fluidez y siempre podemos quedarnos con el ajuste automático.

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Aunque el fabricante ha sido cauto con la resolución y no ha entrado a competir, el FullHD+ da buena experiencia como suele ser habitual, teniendo una densidad de píxeles decente y, por tanto, viendo definidos los contenidos. Bien a nivel de ángulos de visión y brillo máximo, lo que necesita alguna corrección es el ajuste de brillo automático, que a veces no reacciona bien y hemos de acabar ajustando manualmente.

En los ajustes, además, vemos algunas opciones que no están en todas las capas de personalización, como la de que la pantalla se mantenga encendida mientras la estamos mirando o la pantalla inteligente (pantalla ambiente), que de hecho será nuestra única opción para poder activar la pantalla con un doble toque. Motorola confía bastante en esta pantalla ambiente algo vitaminada, aunque no vemos opciones mucho más allá de las habituales.

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La pantalla de inicio dispone también de muchas opciones, pudiendo elegir entre cajón o bien escritorio único, la parrilla, el tamaño y forma de los iconos, el tema, etc. Y la cortina de notificaciones se renueva, de manera que los toggles son mucho más grandes y como mucho sólo se despliegan ocho. No parece desde luego lo más práctico, al menos cuando tampoco hay notificaciones y teniendo en cuenta que vemos muchos toggles interesantes y poco habituales.

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La sensibilidad táctil es correcta y no hemos notado ningún problema a este respecto. Tampoco con el agujero para la cámara, pudiendo jugar perfectamente.

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Rendimiento: recurrir a lo más nuevo sale bien

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A ese Snapdragon 8 Gen 1 le acompañan 12 GB de RAM, por lo que sobre el papel tiene lo suficiente para dar buena experiencia. En la práctica es así, sin apreciar lag y con buenos picos de rendimiento en tareas exigentes como los juegos.

Eso sí, la temperatura no tarda en elevarse, aunque sin llegar a cifras o sensaciones preocupantes. Las tareas exigentes siempre van a poner a prueba este aspecto y el Moto Edge 30 Pro no escapa, especialmente al ejecutar juegos como el ‘Genshin Impact’ o con alguna tarea multimedia pesada como escuchar un espacio de Twitter.

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Como es habitual, os dejamos aquí los resultados de los benchmarks. Tenéis algunos más en la galería de imágenes.

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Software: personalizable y liviano

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En este smartphone hemos probado qué tal resulta la última versión de My UX sobre Android 12. A nivel de apps preinstaladas, resulta algo más próximo a un Pixel que otra cosa porque no vemos bloatware más allá de Facebook (¿tanto cuesta no añadir esta app de fábrica?), que se puede eliminar. Las de Google que no queramos tendremos que deshabilitarlas.

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Lo principal de esta capa son los añadidos propios, que cada vez son más. Esto llega a ser abrumador al principio porque el propio software te llega a avasallar un poco con tanto recuerdo e insistencia en que al menos pruebes dichos añadidos, pero al menos hay alguno interesante, como las posibilidades en cuanto a gestos, el modo juego o los que hemos comentado en pantalla.

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El modo juegos, por cierto, está bastante bien. Dispone de ajustes más en detalle que la mayoría de ellos, por ejemplo el de forzar una tasa de refresco específica por juego. Vale la pena ir probando ajustes si somos jugones y queremos poner al máximo el hardware y/o al mínimo las notificaciones.

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Algo a mejorar es la captura de pantalla, sobre todo en esta época en la que vivimos en la que desde hace tiempo es algo a la orden del día (y no sólo cosa de los cuatro freakis que escrutamos los móviles para contároslo todo). Tanto al hacerla con los botones físicos como con tres dedos sobre la pantalla, se realiza de manera lenta y no podemos hacer nada hasta que no se va o la apartamos.

Por todo lo demás, es una capa bastante completa y aparentemente optimizada. La multitarea funciona sin problemas, así como todas esas funciones especiales.

Biometría

Ya hemos comentado algo sobre el lector de huellas: su nefasta ubicación. Y el asunto empeora si usamos el móvil con funda, porque el diseño de la misma dificulta la lectura de la yema (es un lector muy fino), sin notar este problema sin funda.

Dejando a un lado su improbable comodidad y este asunto con la funda, el lector funciona muy bien. No nos ha dado ningún problema per se, si bien es más sensible a la humedad que otros (aunque lo recomendable siempre es que los dedos estén bien secos).

Para salvar la situación ubicación-funda aparece el reconocimiento facial, que nos recuerda a otros muy eficaces como suelen ser los Xiaomi y reconoce el rostro incluso antes de que nos pongamos el móvil en frente. No funciona en la completa oscuridad porque no es avanzado, pero en general es muy rápido y además da opciones útiles para configurar su acción.

biometria

Fotografía: una cámara principal que enmascara los puntos débiles

La aproximación de Motorola a nivel de fotografía es tan interesante como montaña rusa. El fabricante busca su hueco en la gama alta entrando a la guerra de los megapíxeles en su división más cauta (que no poco arriesgada) con un sensor principal de 50 megapíxeles, aunque lo que destaca quizás más sobre el papel es el haber optado también por esos 50 megapíxeles en el gran angular.

Además, vemos que el módulo trasero se rellena con la pertinente triple cámara, pero quizás la tercera nos pueda parecer la única secundaria: hablamos de un sensor de profundidad de 2 megapíxeles. Después hablaremos del rendimiento, pero ya os anticipamos que esta decisión es cuestionable y mucho menos práctica y con sentido que el hecho de que el modo macro recurra a ese sensor para el gran angular (aunque a 12 megapíxeles como máximo en este disparo, tirando de pixel binning).

foto

La frontal no se queda corta con un sensor de 60 megapíxeles, estando como hemos dicho antes en el centro de la parte superior de la pantalla y sin que quede un agujero más exagerado que en otros móviles con sensores de menor resolución. Como colofón tenemos estabilización óptica de imagen en la lente principal, vídeo de hasta 8K y HDR10+ opcional.

Antes de entrar a detalle con los resultados, nos damos el habitual paseo con la app de cámara.

App de cámara

La app de Motorola se ha ido rediseñando y personalizando para que no pueda confundirse con otras ni por accidente. Esto es positivo cuando vemos que es una app adaptada al hardware y con muchas opciones en los ajustes, pero no tanto cuando vemos que es menos práctica que otras en algunos aspectos.

En la interfaz principal tenemos los botones de disparo y de salto al gran angular, así como una pestaña que aparecerá a petición nuestra con algunos ajustes propios de la lente y el modo que tengamos en ese momento. Para cambiar de modo tendremos un botón directo para el vídeo, pero el resto requerirán que abramos un cajón propio, sin que podamos añadir ninguno a la interfaz principal como sí solemos ver en casi la totalidad de apps del momento.

camara

camara

El HDR manual ha desaparecido para ser opcional desde los ajustes para las cámaras traseras y frontal, pero a modo Samsung: podremos activar el HDR automático, que a su vez se activará cuando el sistema considere, o bien podemos desactivar esta posibilidad (y no tener nunca el HDR disponible). Es incómodo jugar con esto, al igual que en Samsung, al tener que ir cada vez a los ajustes y desplegar el apartado correspondiente.

Pese a esto, la app va bien y es más o menos intuitiva. Una vez nos acostumbramos a localizar los modos ya vamos más rápido (si somos de ir alternando entre disparo automático, en alta resolución, retrato y demás).

Tenemos, por cierto, el modo de alta resolución (a 50 megapíxeles, sin agruparlos) en ambas lentes debido a sendos sensores y además el modo noche también para el gran angular y la principal. Además, podremos cambiar los ajustes de vídeo desde la interfaz principal y Motorola no olvida algo que es en cierto modo una seña de identidad desde hace años en este apartado: el modo de color selectivo, cuyo desempeño veremos a continuación.

Cámaras traseras

En general nos parece que la cámara principal es equilibrada y solvente tanto de día como de noche, sin nisiquiera tener que recurrir a la alta resolución (es decir, disparando a 12 megapíxeles). Los colores nos parecen realistas, con un rango dinámico que es más amplio en con esta combinación de sensor, lente y procesado que en el gran angular y que, pese a no destacar en detalle, nos dan instantáneas buenas en prácticamente cualquier ambiente.

trasera

El HDR es automático, pero a tenor de las fotografías en las que hemos podido detectar su activación vemos que es más bien un recurso poco a mano. El toque se nota cuando este disparo se activa y la fotografía resultante es algo más rica, sobre todo hablando del gran angular, de ahí que el hecho de no sea algo que podamos controlar manualmente tampoco resulta molesto al final.

En el gran angular vemos algo más de inestabilidad en el balance de blancos (haya o no HDR) y menos detalle. Según qué ambiente sea (especialmente de noche y en días nublados), veremos que la foto puede salir demasiado cálida y con un nivel de detalle medio-bajo debido al grano.

trasera

Los 50 megapíxeles nos van a dar fotografías más grandes y con algo más de resolución, con la ventaja de que podemos optar por este disparo al hablar de ese gran angular más ajustado. No podemos esperar milagros y no soporta HDR, pero es una opción a tener en cuenta si no nos importa esperar unos segundos al tener que activar este modo.

trasera

La tercera “cámara” que vemos en la parte trasera es ese sensor de profundidad cuya función probablemente esté relacionada con el modo retrato, pero que nos parece en realidad bastante prescindible salvo que sea necesario para alguna otra función, como la selección de color. Por su parte, el modo retrato cumple bien, sin alardes y con un destacado buen recorte (por ejemplo, puede discriminar elementos finos y aplicar el desenfoque a hendiduras más finas).

trasera

En el disparo nocturno vemos fotos cargadas de grano pese a la estabilización óptica, si bien es algo que se ve más al ampliar. De hecho, el resultado es bastante bueno y merece la pena prescindir del modo noche, el cual sobreexpone en la mayoría de las ocasiones (tanto en la lente principal como en el gran angular) y deja un lavado muy forzado que casi no compensa al grano.

trasera

trasera

Como decíamos, en este móvil vemos de nuevo el modo de color selectivo. Conviene afinar a nuestro gusto tirando del regulador, haciendo que sea más o menos sensible (y específico) para el color que hayamos seleccionado. No es algo que suponga un salto de calidad, pero es un aliciente que funciona bien y que quizás tenga su público aún.

trasera

Cámara frontal

El desempeño de la cámara subjetiva es más que correcto. Todos esos megapíxeles del sector parecen dar buen resultado aún con Quad Pixel (agrupación de píxeles) y tenemos fotografías naturales y equilibradas cuando la luz es abundante, también a nivel de color y contraste.

trasera

Destaca el nivel de detalle en estas situaciones, aunque cuando la iluminación es más exigente (días nublados o interiores) vemos que la nitidez baja bastante. Aunque sí vemos que puede dar algunas fotos demasiado contrastadas cuando las hacemos en contraluces.

El modo retrato es un poco agresivo y nos parece que por esto mismo baja el grado de detalle incluso en buenas condiciones. Además, a veces se aplica tan lentamente que la foto sale movida.

trasera

Vídeo

La resolución máxima del mercado junto a estabilización óptica suelen ser prestaciones que llenan de gozo y algarabía a cualquier usuario que busque hacer buenos vídeos con su móvil, pero a veces no todo es oro lo que reluce. En este caso, lo que notamos es que la estabilización no trabaja tan bien de noche, que es cuando más se notaría, y sobre todo lo que hemos notado es que en 4K y 8K vemos tomas menos estabilizadas que a 1080p.

Así, mientras de noche compensará quedarnos a 1080p, de día vemos que en días nublados se resiente más la definición y las tomas que mejor suelen quedar a nivel de detalle y estabilización son las de 4K, dado que algo parece pasar con la estabilización a 8K. No obstante, vemos que en general (también en la cámara frontal) los rosa están demasiado acentuados, algo que se nota más en días nublados.

En cuanto a la frontal, nos deja vídeos buenos especialmente en 4K. Algo que sobre todo vendrá bien de noche o cuando la luz escasee.

Autonomía: los 144 Hz se notan

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Una batería de 4.600 mAh es lo que alimenta a este Motorola, que además incorpora una carga rápida de 68 vatios. Esto ya sí nos parece merecedor del apellido TurboPower.

Tenemos un procesador nuevo (supuestamente más eficiente), una pantalla grande que además llega a parpadear a 144 Hz, un software aparentemente ligero y una batería que, por capacidad, tampoco parece que vaya a ser una brutalidad. Veamos qué tal nos ha parecido.

La autonomía media, alternando ciclos a 144, 60 Hz y a tasa automática, nos queda en unas 7 horas de pantalla y 21 horas de autonomía. No son cifras espectaculares, pero en general suele dar para un día si no hacemos un uso intensivo y tenemos seleccionados los 144 Hz.

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La alta tasa de refresco se nota, obteniendo autonomías de hasta 6 horas más si lo mantenemos en 60 Hz. El ajuste automático parece acomodarse bastante en los 144 Hz (o quizás 90 y 120 Hz), ya que las autonomías están más cercanas a las de jornadas con 144 Hz que a 60 Hz.

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Compensa esa carga TurboPower, con la que tenemos prácticamente cargada la batería en menos de una hora (unos 50 minutos) con su cargador. Con otros de menor potencia (por ejemplo, 30 vatios) los tiempos se pueden doblar, pero tampoco es un drama ni mucho menos.

Sonido: lo suficiente para no quedarse atrás

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El Motorola Edge 30 Pro se defiende bien a nivel de audio. Más allá de las novedades que Snapdragon suele añadir a nivel de procesador, vemos que incorpora sonido estéreo con la certificación Dolby Atmos. De lo que no dispone es de minijack de audio.

Hablando de los altavoces, a máximo volumen detectamos hasta 107 dB en la salida del altavoz principal, que quedan en unos 80-88 dB ambientales (que sobran). Aunque cabe decir que no hay apenas pérdida de calidad al dejar estos volúmenes tan altos, no será necesario pasar del 80% si lo tenemos de centro multimedia (quizás algo menos según qué escuchemos).

El sonido es nítido y está bien equilibrado, con buena dosis de graves y rango dinámico correcto. El estéreo siempre favorece y es algo que se traduce también a los auriculares, habiendo probado por cable y de Bluetooth.

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El ajuste de Dolby Atmos nos interesará según preferencias, ofreciendo opciones según el tipo de audio que, a su vez, se pueden también personalizar. Hemos notado que el “ajuste inteligente” no detecta demasiado bien el tipo de contenido y, por ejemplo, no ajusta a “podcasts” cuando reproducimos uno (desde la app Podcasts de Google), o se queda fijo en “juego” sin que cambie (teniendo que restablecer ajustes). Al final parece que per sé el Moto Edge 30 Pro emite un buen sonido y que el ajuste más preciso de Dolby va un poco por su lado.

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Motorola Edge 30 Pro, la opinión de Xataka

opinion

El Motorola Edge 30 Pro es una apuesta a la altura de la gama alta actual, tanto por precio como por especificaciones. Un smartphone equilibrado y con algún fleco que solucionar para su iteración, pero igualmente sólido y completo.

Los añadidos más competitivos son su software, la cámara principal y los 144 Hz, aunque esto último implica una dicotomía final para el usuario: a tope de frecuencia o tener mejor autonomía.

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El hecho de que esté hecho de plástico y que no disponga de esos añadidos más caros y exclusivos de la gama más alta, como una resolución QHD, un zoom o materiales como cristal o metal, hacen que en sensaciones quede algo por debajo de lo que experimentamos con un móvil top de Samsung o Huawei. Pero aun así nos parece competitivo, especialmente para quien busca un software «lo más Google» posible.

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