Más de 130 empresas chinas fabrican y exportan elementos de tortura
El número de empresas chinas que exportan «instrumentos de tortura» ha aumentado ostensiblemente durante la última década, según informó este martes Amnistía Internacional (AI).
La preocupación de la ONG estriba en que muchos de estos dispositivos puedan caer en manos de violadores de los derechos humanos en todo el mundo.
Más de 130 empresas chinas producen y exportan actualmente picanas eléctricas, esposas para las muñecas y el cuello entrelazadas por una cadena y otros «equipos potencialmente peligrosos», mientras que en 2003 éstas eran 28, de acuerdo a un informe conjunto de la organización con sede en Londres y Omega Research Foundation.
Una de estas empresas, China Xinxing Import and Export Corporation, de propiedad estatal, que incluye en sus lista de productos pistolas de descargas eléctricas y sillas de sujeción, vendió mercancía por un monto de 100 millones de dólares a por lo menos 40 países africanos desde 2012, según el informe.
Picanas eléctricas de esta sociedad han sido vistas en manos de policías de países como Ghana, Egipto, Senegal y Magadascar, añade.
Algunos artículos comercializados «son intrínsecamente crueles e inhumanos y deberían ser erradicados», afirma AI.
Siete empresas chinas ofrecen en sus catálogos bastones erizados de puntas metálicas. Los mismos habrían sido utilizados por la policía de Camboya y fuerzas de seguridad de Nepal y Tailandia, entre otros.
«No hay excusas para fabricar y comercializar equipos cuyo objetivo sea torturar o infrigir un trato inhumano o degradante» a seres humanos, señaló Patrick Wilcken, experto de AI en este rubro y coautor del informe.
Otros materiales, que podrían tener una utilización «legítima» para mantener el orden, como vehículos antidisturbios, gases lacrimógenos o balas de goma, son vendidos a policías reconocidas por cometer graves abusos.
«El sistema de exportación viciado de China ha permitido prosperar al comercio de la tortura y de la represión», deplora AI. «Es urgente para las autoridades chinas reformar de fondo su legislación comercial con la finalidad de poner término a estas trasnferencias irresponsables de materiales», añade.
Además, si bien China formalmente no acepta el maltrato o tortura a los detenidos, con frecuencia se producen denuncias sobre confesiones logradas mediante esto métodos.
Asimismo, si bien hay reglamentaciones y prohibiciones para la fabricación de este tipo de material, éste termina siendo exportado a otros países.
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