En las playas del Ecuador trabajaron prestos a recibir el dinero que dé el turista, con ‘tal de hacer algo’

Luego de dos días de cierre de las playas del Ecuador, como medida para frenar la propagación del COVID-19, los servidores turísticos de los distintos balnearios centraron sus esperanzas en el fin de semana seguido al feriado de Navidad, pero en la mañana del sábado 26 la afluencia de bañistas fue mínima, lo que configuró un escenario incierto.

En Playas pocos visitantes accedieron a la zona de bañistas. En el punto denominado Humboldt, el de más movimiento, no hubo música retumbando en altoparlantes ni turistas bebiendo cerveza, menos los percusionistas salseros que han deleitado con su ritmo a propios y extraños.

«Es triste, no sabemos qué va a pasar», lamentó una propietaria de cabaña de comidas, que dijo que no había consumo y se quejó de la actividad de vendedores ambulantes que según ella no dejaban subir a los comensales a sus locales.

Dentro de la declaratoria el lunes 21 del estado de excepción en territorio patrio, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional dispuso el cierre de las playas el jueves 24, viernes 25 y jueves 31, más el viernes 1 de enero del 2021.

Asimismo, impuso toque de queda de 22:00 a 04:00, periodo en el que está prohibido el expendio de bebidas alcohólicas, incluso el tránsito vehicular particular está sujeto a turnos por días específicos.

Oswaldo Suárez, de la asociación Duchas Playasenses, dijo que trabajaban dispuestos a recibir el dinero que dé el turista, con tal de «hacer algo» de capital, puesto que la situación no era propicia para precios fijos.

«Si nos dan un dólar, lo cogemos, nosotros venimos a reunir algo para la casa», comentó y aseguró que los compañeros que alquilan carpas a $ 5, las dejan a $ 3.

En las dos estaciones de pasajeros de Playas, los buses no llegaban ni con 15 pasajeros. De ahí que entre quienes disfrutaron del mar constaron bañistas locales como Jorge Cruz y parientes. Pero sí hubo afuereños: Lorena Vásconez y los suyos, provenientes de Guaranda, tildada por ellos como la ciudad de los eternos carnavales. Llegaron a casa propia.

Otros destinos

En Manta, Manabí, la presencia de bañistas en la playa El Murciélago era baja en relación con otros feriados e incluso a un sábado tradicional.

Jeison Delgado llamaba a turistas que deseaban subirse a una lancha para un paseo de 30 minutos por la rada. «Sí, es poca la gente, pero vemos que algunos só quieren darse una vuelta», indicó el servidor.

Hasta cerca de las 11:00 del sábado 26 no se observó personal realizando los controles sanitarios en el acceso al balneario.

Las restricciones adoptadas derivaron en la cancelación de reservas en hoteles.

Esteban Fiallos, presidente de la Cámara de Turismo de Manta, calificó como lamentable las medidas que se adoptaron, pues considera que golpearon aún más a un sector que ha sido uno de los que más pérdidas ha registrado durante la crisis del COVID-19.

En la provincia Esmeraldas, las playas también evidenciaron una mínima presencia de turistas, pero esperan afluencia en los días previos al 31. (I)