Las mujeres embarazadas que practican deportes de élite

Tras cruzar la línea de meta, Napravnik anunció que se retiraba indefinidamente de las carreras de caballos ya que tenía siete semanas de embarazo.

Hace unos meses, la atleta olímpica Alysia Montaño participó embarazada de ocho meses en la prueba de los 800 metros planos de los campeonatos de atletismo de Estados Unidos.

Montaño reconoció que uno de sus motivos fue demostrar que se puede hacer ejercicio cuando se está esperando un bebé.

«Eso le sacará al mundo las preocupaciones que pueda haber sobre que las mujeres corran durante el embarazo», declaró la medalla de bronce de los mundiales de pista de cubierta en 2010.

«Lo que me di cuenta es que el ejercicio es mucho mejor para la mamá y el bebé. Hice todas las cosas que normalmente hago, sólo que resulta que estoy embarazada. Eso es lo normal para mí este año».

Casos como los de Napravnik y Montaño se repiten cada vez más entre las deportistas de élite, que adaptan el rigor de sus entrenamientos durante las 40 semanas de gestación para no perder su forma física.

De élite y de calle

Los doctores suelen recomendar a las mujeres embarazadas mantenerse activas físicamente, pero hasta qué punto se puede exigir al cuerpo sin afectar la salud de la futura madre o del feto.

«Todo es relativo y no se puede generalizar. Hay que tener sentido común e individualizar cada caso», explicó a BBC Mundo el ginecólogo catalán Joan Ot Serra.

«Si una persona se encuentra perfectamente bien puede soportar un esfuerzo físico mayor, que por lo general ya formaba parte de su rutina antes del embarazo».

Este año la británica Jessica Ennis-Hill, medalla de oro en heptatlón en Londres 2012, siguió entrenando durante la mayor parte de los nueves meses de gestación, lo mismo que hizo en 2006 la maratonista Paula Radcliffe.

Para el exatleta Greg Whyte, profesor de ciencia aplicada al deporte y ejercicio, «no hay ningún efecto negativo para una deportista, sólo que a medida que se desarrolla el feto se convierte en un tema porque se aumenta el peso y la presión sobre la pelvis. Pero incluso allí se pude seguir siendo activo».

¿Límites?

El doctor Serra considera que la primera recomendación que se puede hacer es «evitar los deportes de riesgo donde hay más posibilidades de que pueda haber una pérdida de sangre o aborto».

«Pero es importante diferenciar que el riesgo es más por la posibilidad de que ocurra un accidente que por la actividad en sí», aclaró.

Serra puso como ejemplo el caso de Napravnik, quien al llevar toda su vida montando a caballo sabe exactamente cómo adaptar esa actividad a su nueva condición.

«Para alguien que nunca lo ha hecho o lo hace casualmente le sugeriría que se abstenga de hacerlo».

Como orientación general, los especialistas indican que las mujeres embarazadas que desean hacer ejercicio deben mantener un ritmo cardiaco bajo, evitar un sobre calentamiento del cuerpo y, después de los cuatro meses, no hacer actividades de espalda en el suelo, ya que el peso del útero presionaría una vena cava que podría generar mareos e incluso desmayo.

Eso limitará de por sí la cantidad de ejercicio que se puede hacer, aunque no por eso será menos relevante tanto en el aspecto físico como psicológico.

«Es algo subjetivo para cada persona», dijo el doctor Serra. «Lo que está claro que a la mínima pérdida de sangre o malestar se debe detener la actividad física y priorizar el reposo», concluyó