Con rutas gemelas, OCP y SOTE tratan de alejarse de erosión regresiva del río Coca
Las rutas elegidas por ambas empresas son idénticas e irán la una paralela a la otra. Están alejadas en 1,7 kilómetros del sitio del hundimiento, y aún, más alejado de la antigua Cascada de San Rafael, la cual desapareció por un colapso, el 2 de febrero pasado.
Esa desaparición estaría relacionada con lo ocurrido con el hundimiento de tierras que afectó los oleoductos. Por ello, expertos geólogos y las autoridades están pendientes de que la nueva ruta sea segura y del comportamiento futuro de los ríos por la erosión regresiva (aguas arriba) que existe en esa zona.
El gerente de Petroecuador, Pablo Flores explicó que para definir la nueva ruta, se hizo trabajo estrecho con el Colegio de Ingenieros del Ejército y el OCP. Explicó que se ha procurado alejarse del sitio de la erosión regresiva y que es una prioridad monitorear el sector por ser muy vulnerable. Por su parte, Roberto Grijalva, gerente de Operaciones de OCP, la ruta alternativa es segura y se espera que se pueda reiniciar lo más pronto posible las operaciones con normalidad.
¿Pero qué sucedió con la ahora desaparecida Cascada de San Rafael?
La bella cascada turística era el salto más alto de agua del Ecuador con unos 150 metros. Pero el 2 de febrero desapareció. Expertos difieren en las razones de una erosión regresiva que se produjo en el sector. Para Alfredo Carrasco geólogo, y ex viceministro de Ambiente, desde hace muchos años existía una caverna por el lado derecho de la cascada. La propia caída de agua fue erosionando la base está desde hace unos 12 000 años. Llego un momento en que la base de la cascada perdió la consistencia y permitió que por ahí se filtre el agua y se vayan erosionando los rellenos. Se trata de un proceso natural.
En cambio, Carolina Bernal, experta en hidrodesimentología, considera que lo ocurrido con la cascada puede deberse a la construcción de la planta de captación de Coca Codo Sinclair. Pese a que Coca Codo es una hidroeléctrica de filo de río, y que en teoría este modelo no genera el fenómeno de “aguas blancas o aguas hambrientas”, la práctica hace ver qué si existió este problema, indica Bernal. Esas aguas, que aparecen porque el río se ha desequilibrado, hacen que la erosión sea muy fuerte. Para Bernal, la desaparición de la Cascada, fue el primer campanazo de advertencia.
Ambos expertos coinciden en que es imperativo monitorear el comportamiento del sector, y de la erosión regresiva que va aguas arriba. Carrasco dijo que esa erosión podría poner en riesgo al poblado Manuel Galindo, así como a la propia planta de Coca Codo Sinclair. Es que tras la desaparición de la cascada, la velocidad de la erosión regresiva sorprendió a todos. Esa erosión se esparció en 1,5 kilómetros en dos meses.
De otro lado, para Bernal, la actual variante del oleoducto es segura por el momento. Pero insiste en que el resto de la infraestructura aguas arriba podría estar en riesgo. (I)