Las 24 horas de la natación ecuatoriana
Ayer sábado, entre festejos y hurras de alegría, con la sirena del mediodía, debe haber terminado una nueva edición de ‘Las 24 Horas de la Natación Ecuatoriana’, una prueba ideada en España hace 46 años que en Guayaquil la encontramos novedosa al punto de adoptarla y programarla. Dirigía el Comité de Natación, aquel entonces, Andrés Vasconcellos Rosado, quien la participó a otros directivos y entrenadores y juntos llevamos a cabo la planificación de esa posta gigante, en que un nadador tiene que estar siempre en el agua, mientras se contabilizan los metros para sumarlos luego y definir si se impuso o no un récord.
Se sumaron a la organización Roberto Frydson, Homero Suárez, César Jiménez, Manuel Corcho Suárez, Gustavo Pollo Medina, Alfredo Minervini, Ricardo Murrieta, Lucho Rivadeneira, Alberto Vallarino, Roberto Arce, Armando Savinovich, Teódulo Vargas y muchos otros compañeros de la natación.
¿Cómo “descubrimos” esta original posta hace 46 años? Este columnista era en ese tiempo corresponsal para Sudamérica de la afamada revista CROL, boletín oficial de la Federación Española de Natación, cargo para el que fui invitado por el director de la publicación, Juan Antonio Sierra Puerto. La revista nos llegaba puntualmente y fue en uno de sus números que descubrimos el ‘invento’ español.
Las primeras ‘24 Horas’ se llevaron a cabo por vez primera en diciembre de 1968 en la vieja piscina Olímpica. Teníamos una importante dosis de escepticismo sobre si podríamos cubrir un día completo nadando en un relevo en el que un nadador no podría lanzarse más de una vez y cubrir la distancia que eligiera. ¿Tendríamos nadadores suficientes en las 24 horas? Los entrenadores llegaron en auxilio nuestro. La Academia Ferretti puso cerca de un centenar de chiquillos.
La Escuela de Natación que fundó el Comité de Fedeguayas, gracias al entusiasmo de Judy Mucha y Leonel Espinoza, aportaron con otro centenar. Chile, Port Liz, Náutico Guayas, Tenis Club, LDE y otros clubes apuntalaron las horas de la tarde e inicios de la noche.
A las doce del día de un viernes (no puedo precisar la fecha por estar fuera de Guayaquil) la inolvidable Sirena de los Aljibes Fanny Díaz Becerra fue la primera en lanzarse al agua para dar comienzo a la primera edición. El segundo en tomar la posta fue el cuádruple campeón sudamericano, integrante del legendario grupo de Los Cuatro Mosqueteros del Guayas, Carlos Luis Grillo Gilbert. Lo siguió su compañero Luis La Lancha Alcívar y luego vinieron los chiquillos.
La parte que considerábamos más difícil de cumplir era la de la madrugada. Hicimos un llamado por la prensa a los nadadores de antaño y a partir de las diez de la noche empezaron a llegar en masa. Muchos no habían vuelto a la pileta por décadas, pero desempolvaron el pantalón de baño y sostuvieron la posta. Alrededor de la pileta se armó la fiesta con don Homero Arce, un personaje del barrio de La Concordia, y su conjunto Amazonas. A la medianoche, con su guitarra, llegó Kiko González, quien antes de su concierto se mandó 100 metros estilo pecho y tuvimos que sacarlo cargado para que el Cura Suárez le dé respiración boca a boca. Pepito Salcedo animó la madrugada con bellos boleros de antaño.
La gran sorpresa la dio un grupo de nadadores quiteños. En el auto de José María Chiavassa, recordado gran deportista, llegaron a la Olímpica el entrenador Olmedo Sancho y los nadadores Iván y Edison Coronado y Roberto Vinelli. Todos ellos entraron al agua a cumplir con la prueba y terminado el recorrido, se embarcaron para retornar a Quito por tierra. Igual hicieron los quevedeños que lideraba el incombustible Hugo Jama.
Las familias del barrio de La Concordia, donde está la piscina Olímpica, prestaron su colaboración para los madrugadores con un café de espléndido aroma colado por la querida doña Enma de Landívar y los sándwiches que obsequió la señora madre de Mario, Miguel y Juan Saeteros. Hubo un episodio inolvidable que solemos recordar a menudo con Roberto Frydson. Alrededor de las dos de la mañana, entre aplausos, hizo su entrada el exnadador y waterpolista Armando Ojón Poveda. Después de nadar 400 metros hizo dupla con el Cura Suárez para recordar viejos episodios de la natación de antaño. Lo mejor de la madrugada ocurrió cuando se unió al grupo el exbasquetbolista Gabriel Loco Peña.
Difícilmente nos volveremos a reír más que en aquella jornada. El Pollo Medina intentaba nadar 1.500 metros libre, pero a los 200 metros pidió relevo y se tiró al agua Virgilio Cuesta, quien se demoró al menos 10 minutos en los 100 metros y también debió ser remolcado a la superficie.
En la mañana llegaron otra vez los pibes. Los mayores habíamos cumplido con el deber de mantener viva la posta entre las diez de la noche y las siete de la mañana. Fuimos a echar un sueño ligero y volvimos a la piscina cerca de las once de la mañana. El ambiente seguía siendo de gran entusiasmo y algarabía. Empezamos a prepararnos para lo que iba a ser el fin del relevo. Nos llegó entonces el llamado. Fui el penúltimo en entrar al agua para nadar 500 metros estilo espalda. Andrés Vasconcellos cubrió otros 500 en el mismo estilo y el cierre de la prueba correspondió a Alberto Vallarino Benites, quien estaba nadando 200 metros pecho cuando sonó la sirena del Cuerpo de Bomberos, tal como habíamos pedido al comandante Pepe Patiño, juez de natación.
No puedo citar con exactitud cuántos metros cubrimos. Me parece que sobrepasamos con largueza los 40 kilómetros. Lo que sí sé es que superamos la marca española y que fuimos el primer país en América Latina en organizar esta prueba.
La hoy Asociación Provincial de Natación, presidida por César Jiménez Lascano, ha sido la organizadora de la gran competencia del 2014, con la ayuda de la Asociación de Nadadores Másters que dirige John Salmon Alvarado. Ojalá yo pueda volver a participar en el 2015 como lo hice por tantos años. (O)
¿Tendríamos nadadores suficientes en las 24 horas? Los entrenadores llegaron en auxilio nuestro. La Academia Ferretti puso cerca de un centenar de chiquillos.






