
La verdad sobre apagar el PC desde el botón
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La verdad sobre apagar el PC desde el botón
No son pocos los usuarios que todavía apagan su ordenador directamente desde el botón. Y muchos lo hacen incluso como una manera de hacer que el PC vuelva a funcionar rápido y salga de ese bucle en el que ha entrado y que le hace incapaz de procesar una tarea. Este gesto, casi instintivo, de pulsar durante varios segundos el botón hasta que se apaga la pantalla, ¿es realmente seguro?
Cierto es que por un lado es una manera rápida de reiniciar el sistema, pero por otra, es tan arriesgado que los técnicos informáticos no aconsejan llevarlo a cabo.
Riesgos de forzar el apagado de un ordenador
A pesar de que los sistemas operativos de hoy en día, como Windows 11 o macOS, son cada vez más estables y resistentes ante las adversidades de este tipo, esta acción todavía puede generar corrupción de datos y fallos en el sistema de arranque. Y lo mejor es que esto podría obligarte a tener que resetear el ordenador, perdiendo todos tus datos en el proceso.
Apagado tradicional
Para entender lo que supone forzar un apagado de esta manera, tenemos que irnos a un apagado normal y corriente. Cuando lo hacemos desde la función designada para ello, el ordenador envía una señal a todos los programas abiertos, para que guarden sus datos y se cierren correctamente. Después, detiene los servicios del sistema en un orden específico, guarda los registros de lo que ha ocurrido en esa sesión y, finalmente, envía una señal al disco duro para que finalice sus procesos. Y una vez que todo ha sido guardado y todos los procesos se han finalizado, llega el momento en el que la placa base corta la electricidad.
Apagado forzoso
Por el contrario, cuando mantienes pulsado el botón físico durante varios segundos, estás activando un mecanismo de emergencia a nivel de hardware (BIOS/UEFI). Estás, literalmente, cortando el flujo eléctrico de golpe. Para que nos entendamos, es como si tratas de frenar un coche que va a 140 kilómetros por hora estrellándolo contra un muro, en lugar de utilizar el freno. En el caso del ordenador, el sistema operativo no tiene tiempo de cerrar nada, por lo que los archivos que estaban abiertos se quedan a medio escribir, los procesos se interrumpen de golpe y la estructura lógica de tu disco duro queda expuesta.
El problema de apagar así el ordenador está en que los sistemas de archivos modernos, como NTFS en Windows o APFS en macOS, son bases de datos complejas que registran dónde está cada información. Y si les cortas el suministro de repente, puedes dejar esa base de datos inservible, lo que hará que el ordenador olvide dónde guardó datos específicos. O incluso peor aún, puede corromper un archivo esencial para el buen arranque del dispositivo, lo que en Windows provocaría el pantallazo azul.
El hardware también sufre
En los ordenadores que todavía usan discos duros mecánicos, es decir, los discos duros HDD, el riesgo es todavía mayor. Hay que tener en cuenta que estas unidades de almacenamiento tienen unos platos magnéticos que giran a miles de revoluciones por minuto, junto con unos cabezales de lectura que también funcionan a mucha intensidad. Si los apagas correctamente, no pasará nada, pero si lo haces como no toca, hay un gran riesgo de que el cabezal golpee el plato y raye la superficie donde están tus datos guardados. Las consecuencias son inevitables: perderás todos tus archivos sin margen de recuperación.
Pero los SSD, que son los que se utilizan hoy en día, también tienen sus riesgos. Cortarles la electricidad de un momento a otro puede generar picos de voltaje e incluso interrumpir los ciclos de escritura en las celdas de memoria. Esto estará acortando la vida útil de la unidad de almacenamiento e incluso puede corromper los datos almacenados en la memoria caché.
Nunca lo apagues mientras actualizas el sistema
Es el peor de los casos. Aquí, esto puede ser letal. Si fuerzas el apagado justo en el momento en que el sistema está escribiendo archivos de registro o instalando un parche de seguridad, puedes dejar el sistema operativo en un estado en el que es incapaz de arrancar porque le faltan piezas clave de su propio código.






