Ahora sus chichis son como toronja
La pesadilla por sus enormes mamas es parte del pasado. Ahora no existen motivos para que a Diana Mendoza Vera la llamen “pechugona” o “tetona”. A pesar del dolor que la aqueja por la intervención a la que fue sometida, con una amplia sonrisa demuestra su felicidad.
La mujer, de 20 años, por fin podrá desplazarse con tranquilidad. Ahora tiene diez kilos menos en sus pechos. Un equipo de seis especialistas, tres cirujanos plásticos, un oncólogo y dos anestesiólogos hicieron el milagro y le devolvieron no solo su apariencia física, también las ganas de vivir.
Diana padece de gigantomastiagravídicaestacional. En noviembre pasado se le practicó un aborto para salvar su vida. Ronald Espinoza, el esposo, contó a EXTRA los minutos de pánico que vivió entre la tarde y noche del jueves 6 de septiembre, durante las siete horas que duró la operación de su amada. Ella ingresó al quirófano pasadas las 15:00 y salió aproximadamente a las 22:45.
“Pero justo a las 21:12, mientras la operaban, el fuerte temblor me puso ‘los pelos de punta’. Pensé que se iba a caer el edificio. No sabía qué hacer. Quería ingresar al quirófano y sacarla”, comentó entre risas Espinoza.
El hombre recordó que en noviembre pasado, cuando le practicaron el aborto a su compañera, también hubo un ‘sacudón’. “Es la segunda vez que pasa mientras estoy en un quirófano”, contó la joven.
Una de las anécdotas, que más enojo le causaba gracia a Diana, es que cuando acudía a un lugar público o salía a comprar las personas siempre concentraban las miradas en sus chichis.
“Un día fui a comprar a una tienda y le dije al vendedor que me diera una libra de pollo. Él miró mis senos y me dijo: ‘¿desea pechuga?’, lo hizo en doble sentido”, recordó Espinoza.
Otro de los hechos que dibuja una mueca en la pareja es cuando acudieron a un centro comercial y Diana, sin darse cuenta, colocó sus chichis sobre la vitrina de un local.
“Un hombre que estaba al lado suspiró cuando vio los senos de mi esposa. En ese momento me enojé. Me pareció un morboso. Pero luego de la operación sus senos quedaron del porte de una toronja”, sostuvo Ronald, ahora tranquilo.