Un recorrido por Sígsig, la tierra de las guitarras
La parroquia rural San Bartolomé, en el sur de Ecuador, es considerada la cuna de las guitarras porque desde hace más de un siglo sus habitantes mantienen el oficio de fabricar estos instrumentos. Y así seguirán por más tiempo, dicen. Por su calidad las exportan fácilmente a Estados Unidos y Europa pero casa adentro mantienen una lucha contra los productos importados y fabricados en serie.
San Bartolomé es una parroquia rural del cantón azuayo Sígsig, donde las guitarras e instrumentos de viento se elaboran a mano, desde el mástil donde se colocan los dedos hasta el puente donde se sujetan las cuerdas. Los maestros de este oficio también son conocidos como luthiers y las familias Benalcázar, Ortega y Uyaguari son respetadas y reconocidas.
Ubicada a 70 km de Cuenca y con una extensión de 37,4 km, San Bartolomé cuenta con una Ruta Turística que incluye cerca de 25 talleres. Y se llama Ruta de los constructores.
Mañana incluso habrá un transporte gratuito que saldrá a las 10:00 desde el parque Calderón, en Cuenca, para llevar al público a esta localidad.
El maestro Bolívar Ávila, director del estudio guitarrístico Sono, el más importante de este poblado fundado en 1574, mantiene una tradición con hábiles ebanistas especializados en los instrumentos musicales.
“En una parroquia de 2.000 habitantes hay tantos talleres que se han ganado un reconocimiento nacional como buenos constructores. Incluso han ganado reconocimientos de la Unesco”, comenta Ávila.
Según la historia, los españoles que la fundaron también sembraron esta actividad y luego la gente la perfeccionó.
Detrás de cada instrumento hay un proceso creativo que muchas veces se desconoce y que debe valorarse, resalta Ávila, experto en las seis cuerdas. Afirma que no hay punto de comparación entre el sonido de una guitarra de San Bartolomé y el de otras que se venden en centros comerciales a precios baratos, pues esas últimas son procesadas pensando en el comercio y no en el arte, dice.
Saúl Benalcázar integra la tercera generación familiar dedicada a este oficio y ha aprendido a construir guitarras para principiantes, estudiantes de conservatorio y músicos profesionales. La diferencia entre una y otra se nota por la calidad de los materiales y el tipo de sonido que emite.
“Aunque parezca igual, la construcción es diferente en los grosores, en la barra armónica o en la tapa. Nada es en serie o con máquinas. Todo es a mano, una por una”, asegura. Benalcázar tiene 58 años y a los 10 elaboró su primer instrumento. En el oficio aprendió que tener “una buena guitarra” educa el oído y hace mejor al músico.
Otro de los luthiers destacados es Homero Uyaguari, cuyas guitarras se han exportado a Europa. A él le pidieron construir una para el cantante español Enrique Bunbury, que se presentó en Sígsig en 2009. Fue elaborada con madera palo de rosa y pino alemán.
Entre $ 100 y $ 1.500, por acabados y calidad, vale una guitarra de San Bartolomé.
El trabajo de estos artesanos se resalta en el Noveno Festival de Guitarras, que se desarrolla en Cuenca hasta este 29.(F)
Mañana en San Bartolomé
Un carro gratuito saldrá a las 10:00 del parque Calderón de Cuenca para llevar a los interesados a la Ruta de los constructores. También en Cuenca, y con maestros de Sígsig, se efectúa el Noveno Festival de Guitarras.
Charlas
Clases magistrales y charlas desde el lunes 20.