Protectores faciales, emprendimiento novedoso en tiempos de cuarentena
Pero en tiempos de crisis sale a relucir la creatividad y el emprendimiento del ser humano, y es el caso de Javier Quinaucho, quien hasta mediados de abril trabajaba en una fábrica y lo perdió por reducción de personal, pero él, junto a su familia, decidieron emprender un negocio, la fabricación y venta de protectores faciales.
Dicho protector es un elemento complementario a la obligatoria mascarilla para evitar el contagio del COVID-19. Este protector es similar al que utilizan los soldadores o los médicos que en la parte frontal es de plástico transparente.
Quinaucho se inspiró en emprender este negocio tras ver con su familia en las redes sociales este protector, desde ese día empezaron a comprar la materia prima para la elaboración de dicho aparato.
Desde muy temprano, Javier sale de su hogar para ir a vender su mercadería, en un costal lleva de 70 a 80 protectores faciales, vende cada uno a 4,50 o 5 dólares, qe le deja algo de ganacia porque invierte tres dólares en cada uno de ellos.
El recorrido de Quinaucho empieza desde la Marín, ubicada en el centro sur de Quito, hasta el sector de San Rafael en el Valle de los Chillos, con lo q¿que llega a vender de cincuenta hasta sesenta dólares diarios, dependiendo del día.
El comerciante de protectores faciales manifiesta que es bastante desgastante salir a vender porque hay que recorrer largas distancias a pie, y el toque de queda lo obliga a retornar pronto a su hogar. Sin embargo, Javier se siente optimista porque gracias a este negocio puede sacar adelante a su familia. (I)