Los odontólogos tienen mayor riesgo e impacto económico debido al coronavirus

La odontología está catalogada como la profesión de más riesgo en relación con el contagio de COVID-19 ya que el trabajo se hace en la cavidad bucal. La Federación Odontológica Ecuatoriana (FOE) ha registrado la muerte de diez odontólogos debido al coronavirus solo en las provincias de Guayas y Santa Elena, indica Ismael Espinoza Suárez, su presidente.

A él le preocupa que incluso cuando se retome la actividad, algunos solo atenderán emergencias lo que dejará un impacto económico mayor.

“El momento que se enciende la jeringa de aire se generan las llamadas gotitas de flügge (las mismas que se esparcen al hablar, toser o estornudar) que van al ambiente”.

“Utilizamos equipos como turbinas que giran y botan líquido lo que genera un aerosol, entonces al estar en contacto en la boca con la saliva y los fluidos estamos en bastante peligro”, señala Luis Arteaga, odontólogo que junto con su esposa, María Alejandra Silva, tienen un consultorio en la Kennedy, en el norte de Guayaquil.

Algunos tomaron sus previsiones desde que el 29 de febrero último se anunció el caso cero de la ciudadana ecuatoriana que llegó de España. “Desde ahí empecé a utilizar estos filtros que cubren toda la cara (visores) que antes no usaba, sí me ponía unas gafas que no eran una protección completa, sobre todo cuando usaba las turbinas o hacía una limpieza dental, en este último se emplea el ultrasonido que tiene una punta que bota un chorro de agua a presión y vibra, esto genera un aerosol y allí está el riesgo”, dice Arteaga.

Él y su esposa atendieron a los pacientes programados hasta el 16 de marzo cuando se estableció la cuarentena.

Una de las medidas que ambos tomarán, cuando retomen, es una alfombra con hipoclorito en la que los pacientes, que entrarán solos, estarán diez segundos, más el uso de mascarilla y la toma de temperatura con equipos infrarrojos. Incluso, indagarán para saber si hay síntomas relacionados con el coronavirus, viajes o si tuvieron contacto con infectados.

Ellos programarán citas más espaciadas y atenderán con overoles que cubren hasta la cabeza, además de los visores.

A los odontólogos les toca subsistir con los ahorros y con tarjetas de crédito para las compras. Foto: Cortesía.

Los odontólogos solo atendieron urgencias durante la cuarentena como un dolor que afecta al nervio llamado la pulpa o cuando un tercer molar (muela de juicio) erupciona en mala posición, lo que causa dolor intenso y constante.

Un problema es adquirir los equipos de protección que son importados y costosos. Algunos profesionales de esta rama tienen previsto no retomar la atención en mayo hasta implementar las medidas de bioseguridad extras.

El impacto económico será mayor, afirma Espinoza, debido a que se reducirá la capacidad de atención: “El número de pacientes al día bajará de 16 a 4 o 5 al día trabajando diez horas, hay que desinfectar las áreas e invertir en infraestructura e indumentaria como tener cabinas separadas”.

Un cálculo previo realizado por la FOE señala que costará hasta $60 más en gastos por atención. “Es una situación compleja”, dice Espinoza.

En el país laboran unos 30 000 odontólogos.

Susana Cedeño es una de ellas. Cuenta que empleará nuevas sustancias para desinfectar. “Acá escasean los implementos de seguridad, hay que traerlos de Quito y pagarlos previamente”, indica ella, quien tiene un consultorio en la Alborada, en Guayaquil.

Normalmente hay que tener bastante cuidado y se emplean equipos de protección, como guantes, mascarillas, gafas; se usan químicos para limpieza. Ahora hay que aumentar las acciones”.

Luis Arteaga, dueño de consultorio privado

Hay que ejecutar nuevos protocolos, más exigentes, similar a un quirófano. Pedimos reducir la carga económica con IVA y arancel cero para importar los equipos y prendas de protección”.

Ismael Espinoza, presidente de la Federación Odontológica Ecuatoriana.

Debemos comprar más líquidos para la limpieza de la turbina, la escupidera e implementar medidas para el ingreso del paciente, tener mascarillas para entregarles tras el tratamiento”.

Susana Cedeño, odontóloga (I)