Consejos para ayudar a reducir la mendicidad en Navidad
La mendicidad existe todo el año en las calles de nuestras ciudades, pero en diciembre suele acentuarse con la presencia de niñas, niños, adolescentes e incluso familias enteras que piden ayuda y que suelen recibir dinero, comida o ropa por parte de quienes tratan de mejorar en alguna manera su situación.
Sin embargo, esto solo ayuda de manera temporal. Es importante que la ciudadanía reaccione y deje de ver como algo normal que menores de edad estén en las calles trabajando o pidiendo dinero, y se una al trabajo de organizaciones que trabajan para proteger a la infancia, según afirma Emilio Carrillo, director del programa Guayaquil, de Aldeas Infantiles SOS.
Él señala que la presencia de niñas, niños y adolescentes trabajando o mendigando en las calles se convierte en un acto de vulneración de sus derechos. No solo que están en situación de riesgo, sobre todo ante la pandemia de coronavirus, sino que se afectan sus derechos a la educación, recreación, entre otros.
En diciembre las personas suelen repartir alimentos o ropa en un intento de ayudar a estas personas de escasos recursos pero eso solo acentúa el problema y hace que esas familias sigan en las calles, insiste Carrillo.
Por eso, él menciona que el primer paso es no dar ningún tipo de ayuda directamente en las calles sino aportar o donar a las instituciones públicas y privadas de ayuda social, como el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), que tiene programas a lo largo del año.
A lo mejor dar dinero hace sentir bien ese momento pero detrás de eso puede haber explotación. Hay casos de alquiler de niños a terceras personas para mendigar, advierte.
El segundo paso es llamar al sistema de emergencias ECU 911 para alertar a las autoridades sobre algún caso de menores de edad o familias en situación de riesgo o mendicidad, para que sean atendidas en base a los protocolos existentes.
Aldeas Infantiles SOS, que está presente en seis provincias del país, trabaja no solo con niñas, niños y adolescentes en centros de acogida sino también con sus familias, brindando ayuda psicológica y emocional, indicó Carrillo. (I)