En Guayaquil nació plan de ayuda alimentaria en la pandemia, elegido por el BID entre los cuatro mejores de 26 países
La idea surgió mientras escuchaba las acciones que debían darse para mantener la cadena logística en Ecuador.
Ahí, en medio de las exposiciones de aquella reunión con los sectores de la producción, la tarde del 14 de marzo de 2020, Paúl Palacios, quien estaba en representación de Almacenes Tía, no dejaba de pensar en los trabajadores informales, en los grupos vulnerables, en los desempleados, en los hogares de escasos recursos económicos y en los que viven en extrema pobreza.
En esa reunión, en el Ministerio de Producción, les anunciaron el confinamiento obligatorio que se iba a dictar, y que ocurrió tres días después. Y él pensaba en cómo se abastecerían de alimentos y cómo sobrevivirían los grupos vulnerables durante la cuarentena obligatoria por la llegada del COVID-19 a Ecuador.
Tras la reunión llamó a Luis Reyes, director general de Tía, le contó lo acontecido en aquella sesión y le propuso emprender una iniciativa de alimentación humanitaria. Ahí empezó todo.
Y aquella idea que luego se convirtió en programa, y que permitió que a diario más de 250 000 personas reciban donaciones de alimentos en Ecuador durante la pandemia, se convirtió en uno de los cuatro proyectos ganadores del premio Superhéroes del Desarrollo 2020, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La entidad anunció a sus ganadores al finalizar la tarde del martes 25. La iniciativa de Almacenes Tía era la única finalista que competía por Ecuador. Los otros proyectos eran tres de Brasil, uno de Paraguay y otro de Surinam.
En este concurso del BID participaron 88 propuestas de los 26 países miembros prestatarios de esta entidad en todas las áreas del desarrollo.
El nombre de la iniciativa de TÍA era ‘Unidos alimentamos más personas: innovadora solidaridad en los más duros momentos’.
Los finalistas fueron seleccionados por un panel de expertos del BID con base en tres criterios claves.
El primero fue el desafío que el COVID-19 ha representado en la ejecución del proyecto. El segundo, las acciones implementadas para enfrentar el desafío y sus efectos hasta el momento, las recomendaciones sobre el proceso de ajuste y la búsqueda de soluciones. Y el tercero, cómo enfrentar retos similares en el futuro, indica Palacios.
En esta cruzada, agrega, tuvieron ayuda del Banco de Alimentos Diakonía, del Banco del Pacífico (con ambos mantienen una segunda fase del programa de asistencia alimentaria), de corporación La Favorita, de Difare y de otras empresas públicas y privadas (más de 480), fundaciones, municipios, sociedad civil, entre otros, que se unieron a la causa y que permitieron que tres millones de kilos de alimentos lleguen a hogares necesitados, en forma de kits con productos para cuatro o cinco miembros de la familia. La cantidad era para que alcance durante cuatro días, cuenta.
La Ganga, Nirsa, Cargill, El Bosque, Grupo Holco, Orgu, Siembra, Agripac, Grupo Papelesa, Fresh Garden, Rey Sac (Sacos Durán), Fundación Asistencia Social Madre Dolorosa de la Unidad Educativa Javier, Claro, Diakonía (Banco de Alimentos), Licosa Ingeniería y Construcción, Expalsa, Ecuasal, Poligrup, entre otros, se unieron también a esta causa.
Palacios considera tres puntos claves para haberse convertido en uno de los ganadores. Primero, que es una iniciativa liderada por la sociedad civil, en la que participaron la Iglesia católica, iglesias evangélicas y fundaciones como la de Karla Morales.
Segundo, la utilización de la tecnología para resolver problemas en momentos de crisis. Agrega que ya pasaron por la experiencia del terremoto del 2016 en Manabí y eso ayudó, pues ahí también se organizaron para repartir miles de kilos de alimentos.
Y el tercero, dice, fue el haber realizado la cruzada sin pensar en ningún tipo de reconocimientos. Por eso, él agradece a todos los que participaron en esta campaña.
El premio será una mención, cursos de capacitación y una reunión con el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, este 31 de agosto.
Iglesias y fundaciones, importantes en cruzada de TÍA
La ayuda del Banco de Alimentos Diakonía, de la Iglesia católica; de las iglesias evangélicas y de fundaciones como la que dirige Karla Morales fue vital para llevar a cabo la cruzada, cuenta Paúl Palacios, coordinador de la iniciativa Unidos alimentamos más y director de Plaza Tía.
«La reunión con monseñor Luis Gerardo Cabrera se produjo el martes 17 de marzo, e inmediatamente se sumó con entusiasmo y lideró con sabiduría. Dispuso que el Banco de Alimentos se integre, así como todas las vicarías y parroquias de la ciudad. Salí de la reunión y llamé a Andy Wright. Su respuesta fue inmediata: Corporación Favorita se unía para apoyar. Para ese instante podíamos arrancar; entre Tía, Favorita y Difare teníamos algunas decenas de miles de kits donados, teníamos la infraestructura, logística del Banco de Alimentos Diakonía y la ayuda de la Iglesia católica y otros grupos evangélicos para la entrega en la ‘última milla'», cuenta Palacios en un artículo que escribió para la revista Vistazo, en junio pasado.
El relato continúa. «Un día antes, el lunes 16, junto con Karla Morales y el doctor Gustavo Moreno (los tres integramos una organización civil que se llama Guayaquil Preparada Siempre) nos habíamos reunido en el ECU911 con un delegado del gobernador, cruzando ideas sobre el plan general de asistencia. Para el día jueves (19 de marzo) teníamos lista la aplicación de donaciones de kits de alimentos, así como la organización de despliegue casa por casa; la seguridad y transporte con la ayuda del Ejército, Policía y esa extraordinaria mujer que es doña Mercedes Lozada«.
«Fue entonces cuando lanzamos formalmente Unidos alimentamos más. A partir de entonces empezamos a llamar a incontables amigos y conocidos, pidiéndoles que nos ayuden con donaciones, y el milagro se produjo. Karla Morales dirigió el gran esfuerzo de su fundación…», prosigue. (I)