La dopamina

La dopamina es una de las hormonas más conocidas de nuestro cuerpo

La dopamina es una de las moléculas más conocidas de las que nuestro cuerpo sintetiza. Asociamos esta molécula con el placer y la recompensa pero sus funciones en nuestro cuerpo son un poco más complejas. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.

 

La dopamina

La dopamina es una molécula orgánica compuesta por átomos de carbono, oxígeno, hidrógeno y nitrógeno, y también es un neurotransmisor (que también actúa como hormona) presente en los cerebros de una variedad de especies animales. Incluyendo, por supuesto, los nuestros.

Nuestro cuerpo sintetiza esta molécula en dos pasos a partir de un aminoácido llamado tirosina. Primero este se transforma en otro aminoácido al que denominamos L-dopa, para que después unas enzimas transformen este en dopamina. La dopamina no es el único compuesto sintetizado a partir de la tirosina, otros neurotransmisores como la norepinefrina y la epinefrina también “parten” de este aminoácido.

La dopamina es una de las “cuatro hormonas que nos hacen sentir bien”, siendo las otras la serotonina, la oxitocina y las endorfinas.

La dopamina nos hace “sentir bien” ya que desempeña un papel principal en el sistema de recompensas de nuestro cerebro. Como neurotransmisor, la dopamina es una mensajera que transmite información entre las células de nuestro cerebro y otras células de nuestro cuerpo.

Actúa como hormona cuando se libera en el torrente sanguíneo. Las funciones de este compuesto pueden variar según si el compuesto está actuando como neurotransmisor o como hormona, si bien sus funciones se concentran e su primera forma.

Según se explica desde la Cleveland Clinic, cuando la dopamina funciona como neurotransmisora, sus funciones son diversas, e incluyen papeles en nuestro movimiento, memoria, atención, sueño y vigilia, ánimo, aprendizaje y lactancia. Además de sus funciones más conocidas como la “recompensa placentera” y motivación, y funciones relacionadas con comportamiento y cognición.

Como hormona, la dopamina también se activa con nuestra respuesta “lucha o huida” frente a la percepción de algún peligro. También hace que los vasos sanguíneos se dilaten o estrechen, regula la cantidad de sodio en nuestro cuerpo y el movimiento en nuestro sistema gástrico y reduce la actividad de linfocitos en nuestro sistema inmune.

La dopamina también puede tener efectos indeseados en nuestro cuerpo. El caso de las adicciones es seguramente el más importante ya que puede causar problemas de otro tipo, desde trastornos derivados del consumo excesivo de drogas o alcohol a la obesidad. Aunque la dopamina no solo está vinculada con la adicción a sustancias: incluso la adicción al juego y nuestra forma de interactuar con el móvil vienen afectadas por la sensación de placer transmitida por esta molécula.

 

Cuando falta la dopamina

Probablemente el principal trastorno asociado a la falta de dopamina sea la enfermedad de Parkinson. Según explica la Asociación Americana de Neurocirujanos, se ha observado en algunos pacientes que muestran los síntomas de esta enfermedad la desaparición de hasta el 80% de las células que producen este compuesto.

La dopamina es utilizada en la coordinación del movimiento, por lo que su ausencia puede causar algunos de los síntomas que asociamos con la enfermedad de Parkinson, como los temblores, rigidez de movimientos, o problemas de coordinación y equilibrio.

La carencia de este neurotransmisor se ha vinculado con otros trastornos como el síndrome de la pierna inquieta o el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Es aún poco lo que sabemos las relaciones entre estos trastornos y la dopamina y a veces no está clara cual es la relación causal entre una circunstancia y otra: no podemos saber si la falta de dopamina causa la enfermedad o si algunos de estos trastornos causan una caída en los niveles de dopamina.

El caso de la esquizofrenia y su relación con nuestros niveles de dopamina es particular. Algunos de los síntomas de esta enfermedad se presentan junto con un exceso de dopamina acumulada en unas regiones del cerebro, mientras que otros síntomas surgen junto con la ausencia del neurotransmisor. De nuevo aquí desconocemos las relaciones causales que imperan en esta coocurrencia.

Además de estos trastornos y enfermedades, los niveles bajos de dopamina pueden afectar a otros aspectos de nuestra vida, como nuestro estado de ánimo. También puede hacernos sentir cansados, desmotivados, sufrir problemas de memoria o cambios de humor, entre otras circunstancias.