Jorge Barraza: La chilena de Cristiano y la Champions coparon la semana
La chilena de Cristiano Ronaldo es el gol del mes, acaso del año. Por la plasticidad del acto, por el momento de forma del portugués, y por el marco: en Champions, a la Juventus y en Turín. Si el gol merece un monolito, la instantánea de Alberto Pizzoli, de France-Presse, debería ser la foto de 2018: la tomó en el momento exacto en que Cristiano impactó la bola en el aire, de espaldas. Ambos lograron nota 10.
El sedimento que deja la semana es que hubo cuatro partidos de Champions y 8 de Libertadores, pero se habló cien veces más de la copa europea. O para mejor decir, la Libertadores pasó casi inadvertida, aquí, en su propio territorio. La ven y les importa a los hinchas de los clubes que están jugando. El mejor reflejo se advierte en Twitter, donde millones de usuarios sudamericanos opinan sobre lo ocurrido en Juventus-Real Madrid o en Liverpool-Manchester City y alguno que otro sube un comentario sobre los partidos autóctonos. Es cierto que aquí la Libertadores está en su fase inicial y allá se definen los cuartos de final. También es verdad que los partidos de Sudamérica se juegan en horario nocturno, cuando ya la gente llegó a sus casas, en tanto los de Europa se disputan en horario laborable nuestro. Pese a tal limitante, se ven más, o concitan más atención. Está claro que el fútbol continental ha perdido resonancia. El público ve que el summun del fútbol, las grandes estrellas, el espectáculo máximo, está allá.
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Otro buen ejemplo es la portada de Olé, el diario deportivo argentino: aparece, enorme, la mencionada foto de Cristiano haciendo su gol de chilena. Arriba, en un recuadrito pequeño, sale Racing, que jugó por Libertadores en Perú.
#LaTapaDeOle | Miércoles 4 de abril pic.twitter.com/8hIlBoWpb7
— Diario Olé (@DiarioOle) 4 de abril de 2018
Un punto adicional, también de fuerte incidencia: la popularidad planetaria de los clubes que están animando la competición europea. Real Madrid, FC Barcelona y Liverpool ganaron contundentemente en la ida, el Bayern venció como visitante al Sevilla. Hay altas posibilidades de que se den semifinales de una jerarquía jamás vista: entre los cuatro primeros reúnen 27 coronas: 12 el Madrid y 5 cada uno los otros tres. Más allá de eso, la comprobación no es halagadora: la globalización restó una gran porción de interés al fútbol sudamericano, incluso en la propia Sudamérica.
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Muchos lectores preguntan: “¿Por qué tanta bulla siempre con Cristiano y Messi…?” Se da un caso excepcional como el fútbol no ha registrado nunca: que dos fenómenos mantengan una lucha cabeza a cabeza en el más alto escalón, desde hace tantos años. Y con tal nivel de excelencia. En sus tiempos, Di Stéfano, Pelé y Maradona reinaron en soledad, sin tanta oposición. Luego hubo épocas de alternancia de figuras. El caso de Kaká es paradigmático: tuvo un año realmente fantástico -el 2007- y fue Balón de Oro. Antes no había alcanzado tal protagonismo; y luego se apagó. Como él, varios. La lucha semanal de Messi y Cristiano, que entró en su undécimo año, es realmente colosal, y la disfrutamos por ser contemporáneos.
¿Quién podría cortarles semejante hegemonía…? Desde 2009, cuando apareció en el Santos, se tiene a Neymar como seguro heredero. Lo han afirmado Pelé, Zico, Tostao, Cafú, Roberto Carlos, Ronaldo, todos… “Será el futuro Balón de Oro”. Es posible, tiene la sustancia: el talento, la fantasía, la técnica excelsa, pero pasan los años y los otros dos continúan a tope. Y la realidad cotidiana muestra que Neymar no llega hasta ellos. La cima requiere, además, una fortaleza de acero. Él puede conseguir el contrato más alto, ser objeto de las transferencias más caras, pero mentalmente no le da para superarlos. Conste que Cristiano pasó los 33 años y Messi está cercano a los 31. Más que dos cracks, son dos deportistas fabulosos, con la ambición del número uno, más un cuidado personal y un grado de autoexigencia extremos. Como Nadal y Federer. Por eso los demás no puede acercárseles. Aparte de la fajina en sus clubes, Cristiano y Messi tienen gimnasio en su casa, se alimentan científicamente, llevan una vida monacal.
Neymar podría ser Balón de Oro este año si gana el Mundial. Además de sus cualidades, en Brasil tiene el combo perfecto: la selección, el técnico, los compañeros. Que no poseen ni Messi ni Cristiano en Argentina y Portugal. Se le puede dar. Así lograría cortar el predominio de éstos. Caso contrario, debería esperar el envejecimiento de ambos. Y eso no parece estar cercano. Cristiano había tenido un bajón en la primera parte de la temporada, ahora se lo ve juvenil, ágil, potente. A Messi, quien está jugando entre algodones por una molestia muscular, los médicos le recomendaron no hacer piques ni aceleraciones ni giros bruscos; y está casi caminando en la cancha hasta ponerse bien (aunque igual, es decisivo).
A raíz de la acrobacia goleadora de Cristiano ante la Juventus (unos dicen que llegó con la punta de su botín a 2,23 metros del suelo, otros a 2,38) surgió el debate sobre si es uno de los mejores de la historia. ¡Hubo tantos goles de chilena…! Los de Hugo Sánchez, que los tenía como especialidad, los de Pelé, los de Ibrahimovic… La sensacional chilena de Rooney en un clásico ante el City clavando el balón en un ángulo… Un gol de cine de Verón a Racing por la Libertadores de 1968… Otro de Jorge Soto para Sporting Cristal, también por Copa… Uno de Francescoli a la Selección de Polonia en un torneo de verano en Mar del Plata… Muchos. Es, claro, una jugada que impacta siempre por lo difícil de su ejecución y porque el arco queda de espaldas.
TURÍN, Italia.- Secuencia del gol de chilena marcado por Cristiano Ronaldo (AFP)
“No chilena, chalaca, cha-la-ca…”, protestan aficionados peruanos en las redes sociales. Este cronista no tiene ninguna duda: es chalaca. La jugada tal vez más festejada del fútbol tiene origen en el puerto del Callao, en Perú, por ello se la denominó con el gentilicio del lugar.
A fines del siglo 19 y comienzos del 20, eran frecuentes los enfrentamientos entre chilenos y peruanos, muy conectados a través de los viajes marítimos entre Valparaíso y el Callao. Allí fue donde los marineros y futbolistas chilenos y británicos habrían visto hacer esta maravilla. Refuerza la hipótesis el hecho de que, al principio, los mismos chilenos le llamaban «la chalaca».
Por otra parte, los únicos que nunca la mencionaron como “chilena” fueron los limeños, por una sencilla razón: ya se la habían visto a sus vecinos y la habían bautizado. Sin embargo, quedó inmortalizada con el nombre de «chilena» pues el gran público rioplatense se la vio hacer por primera vez a Ramón Únzaga en el primer Sudamericano, el de 1916 en Buenos Aires. Lo curioso es que Únzaga jugaba para Chile, pero era español, más precisamente vasco. Había llegado de muchacho a Talcahuano, donde su padre tenía un comercio. Luego, en el Sudamericano de 1917 en Montevideo, se lo vio ensayarla también a Francisco Gatica, otro zaguero chileno. Por ello, argentinos y uruguayos le pusieron “la chilena”. Y así ganó fama mundial. (O)