Acostarse pasada la 1 de la madrugada no solo afecta el rendimiento del día siguiente. Podría ser, además, un factor silencioso en el deterioro de la salud mental.

Así lo señala un estudio reciente publicado en la revista Psychiatry Research y citado por el medio español ABC. La investigación analizó los hábitos de sueño y el cronotipo —la preferencia natural para dormir a ciertas horas— de casi 74 000 adultos. Sus conclusiones han generado inquietud: quienes duermen tarde y están alineados con un cronotipo nocturno tienen entre un 20% y un 40% más de probabilidades de desarrollar trastornos mentales como ansiedad y depresión.

Zeitzer, coautor del estudio, sugiere que el aislamiento vinculado a los hábitos nocturnos podría ser uno de los factores principales. Las personas que están activas mientras el resto duerme tienden a interactuar menos socialmente. Esa desconexión podría influir negativamente en su salud emocional.

Frente a eso, recomienda intentar adoptar rutinas más tempranas. “Biológicamente hablando, es muy parecido a una banda elástica: te tomas un día libre y regresas a donde tu cuerpo quiere estar”, expresó, según cita ABC.

Lo que el cuerpo necesita (y a veces no escucha)

Dormir suficiente y en horarios adecuados no es solo un tema de descanso. Tiene consecuencias directas sobre la salud física y emocional. Así lo respalda otro estudio citado por Vozpópuli y realizado por la Universidad de Warwick, que encontró un mayor riesgo de muerte prematura en personas que duermen menos de seis horas por noche.

Además, la Universidad de California ha advertido que la falta de sueño puede incrementar el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Dormir mal no solo mina la energía: también impacta en el corazón y el sistema nervioso.

¿Y si los datos no bastan?

Pese a la contundencia del estudio publicado en Psychiatry Research, algunos expertos piden cautela. Indira Gurubhagavatula, profesora de la División de Medicina del Sueño de la Universidad de Pensilvania, comentó a Huffpost que existen limitaciones importantes.

Una de ellas es que los participantes del Biobanco del Reino Unido —fuente de los datos— eran mayoritariamente adultos mayores de origen caucásico. Además, el cronotipo se evaluó mediante una sola pregunta, aunque validada. “Normalmente la forma en que evaluamos el carácter matutino o vespertino es con un cuestionario mucho más exhaustivo”, explicó.

También advirtió que los diagnósticos de salud mental fueron extraídos de registros médicos, los cuales pueden estar incompletos o contener errores.

¿Estás durmiendo lo suficiente?

La mayoría de adultos necesita entre 7 y 8 horas de sueño por noche, según diversos estudios. Pero más allá del reloj, existen señales que podrían indicar que el cuerpo no está descansando como debería:

• Sensación de cansancio durante el día.

• Cambios de humor.

• Falta de concentración.

• Dificultades para conciliar el sueño.

• Despertares frecuentes.

Estos signos, citados por Vozpópuli, podrían ser la alarma de que algo no está bien. En ese caso, la recomendación es buscar ayuda profesional.

Volver a dormir como antes

Recuperar una rutina de sueño saludable no siempre es fácil. Pero hay hábitos que pueden ayudar: establecer horarios regulares, crear un ambiente relajante en la habitación, evitar cafeína o alcohol antes de dormir y desconectarse con actividades tranquilas.

Dormir a la hora adecuada podría parecer un detalle menor. Sin embargo, los estudios más recientes revelan que es una parte fundamental del bienestar emocional y físico.

Un cambio de horario podría ser, para muchos, un punto de inflexión. Y quizás, también, una manera de volver a sentirse bien.