La huelga general en Bélgica contra las medidas de austeridad del nuevo Gobierno liberal, liderado por Charles Michel, se deja sentir hoy en todos los sectores económicos del país y mantiene muy afectados los medios de transporte público.

«Ni tren ni tranvías ni metro o autobuses. Ningún avión en el cielo y las escuelas en silencio. Industrias y comercios paralizados asegurando las urgencias y los servicios indispensables», informó acerca de la jornada de protesta el sindicato democristiano CSC, uno de los convocantes del paro, en un comunicado.

Los cristianodemócratas del CSC, los socialistas del FGTB y los liberales del CGS organizaron la huelga contra las medidas que quiere aplicar el Ejecutivo, que lleva apenas tres meses en el poder, como el retraso de la edad de jubilación y la paralización de la indexación salarial que hasta ahora era anual.

«No había un seguimiento tan grande de una huelga desde 1993», afirmó el portavoz del CSC David Vanbellinghen, en declaraciones al diario Het Nieuwsblad.

El espacio aéreo continúa cerrado, puesto que la empresa pública que gestiona el control aéreo, Belgocontrol, se sumó a la movilización.

El aeropuerto internacional de Zaventem canceló los despegues y aterrizajes con lo que unos 600 vuelos y unas 50.000 personas se han visto afectadas.

La huelga general de este lunes es la primera que afronta la nueva coalición gobernante, que ya pasó por tres paros regionales y una importante manifestación nacional el pasado 6 de noviembre que reunió a 120.000 personas, paralizó la actividad del país y se saldó con importantes incidentes y decenas de heridos.