Horror navideño
-Ir a una fiesta de Año Nuevo en una hacienda y que se nos pierdan las llaves del carro para luego regresar en taxi y enratonado el 1º de enero a Caracas, para buscar las copias.
-Chocar faltando media hora para el cañonazo del 31.
– Rascarse y tumbar una ollota llena de hallacas.
-Los hombres que por vestirse apurados se “muerden” el prepucio con el cierre del pantalón.
-Un borracho que faltando tres para las 12:00 se empeña en recitar “Las uvas del tiempo”.
-Ir a una casa muy pobre donde no tienen dinero para comprar uvas y lo que dan a las 12:00 son mamones.
-Las hallacas que quedan mal calentadas: calientes por fuera y heladas por dentro.
– Comer bistec de hígado encebollado en la cena de Navidad, y que en lugar de vino sirvan chicha andina.
-Los muchachos de 14 años que, fastidiados porque no los dejan beber y las mujeres no les paran bolas, sacan a bailar a un perro.
-Las mujeres que dejan todo para última hora: bañarse, peinarse, limpiar la casa, meter el cochino al horno, pintarse las uñas, desmenuzar la gallina y discutir con el marido.
-Los papás pichirres que le dicen a los niños que el Niño Jesús no va a venir porque es muy chiquito y no puede salir de noche.
-Los padres comunistas que le dicen a los hijos: ¡El Niño Jesús soy yo!
-La gente que brinda con Seven-up o Chinoto en copas de champaña.
-La gente que tiene la mala costumbre de morirse el 24 o el 31 y les echan a perder la fiesta a sus amigos y familiares. ¿No podían esperar hasta el 1º de enero que es tan fastidioso?
-Que nos inviten una hallaca horrible, y comerla por pena.
-Los vegetarianos que se arrepienten en Navidad y se comen todo el pernil y el pan de jamón de la reunión.
-Los vegetarianos que piden hallacas sin carne y pan de jamón sin jamón.
-Los hijos que a un cuarto para las 12:00 del 31 de diciembre se enteran de que su papá no es el que siempre habían creído, sino que es un tío a quien querían como a un padre.
-Encontrar a nuestra hermanita menor en la cocina besándose con nuestro mejor amigo, quien además le lleva treinta años.
-Que le incendien el carro a uno con una luz de bengala.
-Encontrarse al fastidioso que tiene el reloj atrasado y que a la hora del abrazo de Año Nuevo, comienza a gritar: ¡Todavía no, todavía no!
-Abrazar a nuestra suegra que nos odia; darle un codazo sin querer y que la señora se ponga a llorar con un ojo morado, haciéndonos pasar pena porque, con cara de víctima, les dice a todos que fue a propósito.
-Salir embarazado(a) de San Nicolás.






