Google Pixel 9 Pro XL análisis un gran candidato a mejor Android del año
La renovación de la línea Pixel por parte de Google tiene un aire mucho más Apple que nunca: desde el diseño de los teléfonos hasta la página de compra. Y en el Google Pixel 9 Pro XL es donde más se nota, ya que en mano parece un iPhone 15 Pro Max. Hasta que le das la vuelta, ese módulo fotográfico ovalado es la segunda joya de la corona. La primera es Gemini. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.
Los Pixel son una familia que ejemplifican a la perfección lo que debe dar de sí un smartphone Android. Eso no significa que su interfaz sea «pura» o de «stock», porque Google ha especializado la capa para que sea única de sus dispositivos. Es justo uno de los aspectos que más me llamaba la atención antes de probarlo: ¿habría verdaderas diferencias una vez Gemini se ha metido hasta la cocina? Pues bien, no fue eso lo primero que me llamó la atención, sino el embalaje.
Ficha técnica del Google Pixel 9 Pro XL
Diseño: recuerda a un iPhone 15. Hasta que le das la vuelta
Decía que lo primero que me llamó la atención fue el embalaje: Google ha renovado las cajas para afianzar su apuesta por la ecología. Toda la presentación es de cartón, los cierres de seguridad bloquean el deslizado de la faja superior y, al retirarla, queda al descubierto la caja con la serigrafía del módulo trasero. La experiencia de desempaquetado ha mejorado mucho.
Cajas aparte, me enfrenté al primer uso del Google Pixel 9 Pro XL como si fuera casi mi primer smartphone: le tenía muchas ganas. Y no me decepcionó ni un ápice, ni al inicio ni al final. Y eso que no termina de gustarme que Google decidiera fijarse tanto en Apple, porque a nadie deja indiferente que los nuevos Pixel beben del diseño de los iPhone. Cuando mis amigos vieron por primera vez el Pixel 9 Pro XL lo confundieron con un iPhone 15 Pro Max.
Hasta que le vieron la cara trasera.
La construcción es envidiable, aquí Google no sorprende. Sí por el hecho de adoptar la construcción con bordes rectos: con lo que a mí me gustaban los bordes suavizados del Google Pixel 8 Pro, ahora resulta que desaparecen las curvas. Aunque no del todo, por suerte: los cantos de los nuevos modelos están biselados, un detalle que evita que se marquen en la mano al sostenerlos.
El Google Pixel 9 Pro XL es grande, algo más que un iPhone 15 Pro Max: los comparé mano a mano y esos milímetros extra se notan. La construcción es exquisita, el acabado en rosa que me tocó le sienta bien, los botones metálicos se dejan pulsar de forma cómoda y todo el contorno encaja en tonalidad con la cara trasera.
Las distintas franjas en el cuerpo para alojar las antenas dejan ver un módulo ovalado en el canto superior para las comunicaciones 5G mmWave y los mensajes satelitales (sólo activo en los modelos de Estados Unidos): los Pixel 9 son los primeros Android en ofrecer SMS de emergencia cuando no hay cobertura GSM.
El lado izquierdo del teléfono está completamente limpio. Y en la zona inferior se encuentran la bandeja para la SIM (es simple, el Google Pixel 9 Pro XL ofrece doble SIM con una eSIM), el USB C queda en el centro de la parte baja y Google coloca la salida del altavoz externo. Todos estos elementos quedan perfectamente centrados.
La parte posterior es de cristal Corning Gorilla Glass Victus 2, igual que la cara delantera. El tacto es suave y ligeramente esmerilado, pero no evita el problema de los resbalones: se desliza con demasiada facilidad de la mano. Sí que ofrece gran protección contra las huellas dactilares, es un teléfono bastante limpio.
El módulo fotográfico trasero sobresale una barbaridad del cuerpo: casi cuatro milímetros. Ya no va desde un borde a otro del Pixel, sino que nace directamente del cuerpo. Está construido en metal, los objetivos quedan protegidos por cristal y es el primer Pixel desde el Google Pixel 6 que no me ha dado apenas problemas de destellos («flares»). Google ha rediseñado el sistema de lentes, su posición y el cristal del módulo.
Sostener el Google Pixel 9 Pro XL es darle la mano a un smartphone de la máxima calidad, en todo momento se aprecia premium. Sin que pueda obviar lo evidente: es casi clavado a un iPhone. No es que esto sea malo, pero sí que echo de menos las curvas de anteriores Pixel. Bajo mi opinión, han perdido una pizca de personalidad.
Pantalla: imposible ponerle una pega
Google lleva montando excelentes paneles en sus Pixel, desde hace años. Incluso en la gama más accesible, los Pixel a. Y en este Google Pixel 9 Pro XL la receta añade aún más ingredientes, sobre todo en lo respectivo al brillo máximo: la pantalla alcanza los 3.000 nits pico; con un brillo de 2.000 nits para el contenido HDR.
El panel montado es un Actua OLED con resolución de 1.344 x 2.992 píxeles, la diagonal asciende hasta las 6,8 pulgadas (el no XL se queda en las 6,3 pulgadas), es de tipo LTPO con tasas de refresco entre los 1-120 Hz (el sistema elige en todo momento la mejor frecuencia sin que se haya apreciado falta de fluidez en los saltos), el ratio es 20:9, posee una profundidad de color de 24 bits y el contraste es altísimo: la relación es de 2.000.000:1.
La calibración de Google es excelente: por defecto elegí los colores naturales en vez de los adaptativos, algo más saturados. Durante el análisis alterné las dos resoluciones de pantalla: a 1.008 x 2.244 píxeles (alta resolución, 362 ppp) y a 1.344 x 2.992 píxeles (resolución completa, 482 ppp). Aprecié un consumo algo superior en el segundo modo, en torno a un 5 % más de gasto.
El brillo automático es responsable y se adapta perfectamente a las condiciones de luz de la habitación. En exteriores la pantalla se ve perfectamente, incluso aunque le incida directo el sol veraniego de agosto. Por la noche me ha molestado a mínimos, aunque pude activar la «Atenuación extra» desde los ajustes de visibilidad. Google incluye un modo noche para facilitar la lectura.
Biometría
Bajo la pantalla se encuentra el escáner de huellas dactilares, como es habitual en los Google Pixel. Y por fin está a la altura de lo que merece un gama premium: el sensor montado es ultrasónico, todo un salto cualitativo con respecto a los sensores ópticos anteriores. El móvil gana muchos puntos sólo por esto, me dio mejores sensaciones que los sensores ultrasónicos que monta Samsung en los Galaxy S.
La rapidez en la lectura de la huella es soberbia, no importa que el proceso se haga a plena luz del día (el sensor óptico tiene dificultados cuando hay mucha luz) ni que se ponga la huella durante un breve espacio de tiempo: el chip Titan M2, unido al lector ultrasónico, cuadran la huella y desbloquean el Google Pixel 9 Pro XL al instante. Esto es válido para cualquier aplicación que requiera un extra de seguridad, como las compras en la Google Play Store.
Aparte de la excelente noticia de tener por fin un lector ultrasónico, el apartado biométrico se completa con el desbloqueo facial con la cámara delantera. El proceso es rápido, incluso en interiores y con mediana luz. Pese a la menor seguridad, la cámara frontal y el lector de huellas se complementan perfectamente para ofrecer desbloqueo instantáneo, cómodo y sin tener que repetir el proceso para entrar en el teléfono.
Sonido: a la altura de los oídos exquisitos
Si la pantalla es buena, el sonido no se queda atrás: el sistema de altavoces duales que ha montado Google en el Pixel 9 Pro XL suena de escándalo. Le falta algo de volumen máximo, medí 90 dB pico, pero va sobrado en calidad: el audio se escucha nítido, sin estridencias, con un refuerzo notorio de bajos y se adapta a la perfección al tipo de contenido que se reproduce.
Con música el móvil casi parece un sistema de sonido portátil, no hay canción que suene mal, los agudos no marcan la experiencia y el equilibrio de graves está a un excelente nivel (no suena a lata ni siquiera a máximos). Y con películas y juegos la experiencia es aún mejor, ya que los altavoces tienen hasta pegada.
En las explosiones se aprecian los bajos, la combinación de altavoces y caja de resonancia garantiza una experiencia auditiva de alto nivel. La cara trasera vibra a alto volumen, pero no es algo que moleste en exceso.
Turno de los auriculares. Y no sufrí sorpresas: la escucha es excelente. Tanto con dispositivos Bluetooth (usé los Google Pixel Buds Pro) como con cable (utilicé unos Sennheiser PXC550). Sonido muy potente, buen refuerzo de bajos, aprecié correctamente los matices y la representación de audio es correcta. El problema es la falta de un ecualizador para personalizar la escucha. A cambio, el móvil ofrece audio espacial.
Con cable la calidad es de nivel, aunque tiene el habitual inconveniente de los Pixel: hace falta un adaptador USB C con DAC externo, ya que la salida de audio es digital (la calidad definitiva de audio cambiará dependiendo del DAC elegido). Además, el Pixel 9 Pro XL es compatible con Display Port, por lo que puede replicarse la pantalla del teléfono en una tele o monitor. Android incluye un modo de escritorio, pero aún se encuentra en pruebas.
Aparte del audio en contenido multimedia, también probé el audio en llamadas. Google ofrece un modo de «Llamadas nítidas» que viene activado por defecto y que funciona con uno de los elementos clave del teléfono: la IA. Esta cancelación de ruido activa es realmente buena: realicé llamadas en entornos ruidosos simulando un bar repleto de gente y los resultados fueron impresionantes. La otra persona me escuchaba de forma nítida, sin distorsiones en la voz y sin ruido de fondo.
Rendimiento: el Tensor G4 no está a la altura en términos de potencia
Si hasta aquí sólo había tenido buenas palabras con el hardware, ahora toca hablar de la que es, para mí, la mayor pega del Pixel 9 Pro XL: su procesador. Es un aspecto que Google no se decide a mejorar, ya que, según sus propias palabras, diseñan el SoC para «que se adapte a nuestros casos de uso». Que la NPU pueda mover correctamente los modelos de IA descargados en el teléfono es la principal meta del rendimiento, algo que hace a la perfección.
Sí, el Tensor G4 está bastante lejos de lo que montan otros smartphones equivalentes en precio al Pixel 9 Pro XL. El, Snapdragon 8 Gen 3 y el Apple A17 Pro sobrepasan al procesador de Google en rendimiento máximo, capacidades gráfica y en throttling, sin que esto implique que no puedan arrancar juegos con una configuración gráfica máxima.
Está claro que la potencia no lo es todo en un gama premium, pero sí que es importante. Sobre todo por la vida máxima que puede alcanzar el smartphone: cuanto más capacidades tenga el procesador más aguantará moviendo las apps y versiones del sistema que lleguen en el futuro. Aun así, los Pixel juegan una carta que el resto de marcas no tiene: Google sabe cómo adaptar el sistema a sus dispositivos. También Gemini, caballo ganador de los cuatro nuevos Pixel 9.
¿Que no tenga un SoC equiparable a la generación reciente implica una peor experiencia actual? Ni mucho menos: el móvil se mueve como un río en pleno deshielo, todo se aprecia veloz. Pude arrancar juegos como Genshin Impact a la configuración máxima y jugar sin el más mínimo problema aparte de alguna caída de frames en momentos puntuales. Y la disipación térmica también está muy bien conseguida: no aprecié calentamientos notorios.
A continuación dejo los datos de benchmark en relación a otros móviles de la categoría del Pixel 9 Pro XL. El principal inconveniente con su rendimiento es la comparación con otros de su clase.
Batería: sin problemas entre carga y carga
He obtenido muy buenas cifras de batería, incluso durante las jornadas en las que abusé del teléfono con juegos, conectividad 5G y mucha cámara; uno de los aspectos que más energía consumen en el Pixel 9 Pro XL. La valoración es en todo momento positiva: las dos jornadas de uso son lo habitual, incluso utilizando el móvil de manera intensa.
Los 5.060 mAh del Google Pixel 9 Pro XL dan mucho de sí, sobre todo cuando entran en juego los optimizadores del sistema. Android 14, y la capa de los Pixel, economizan de manera notable el consumo eléctrico: por la noche apenas gasta batería, en torno a un 3-4 % a las siete horas. A máximos, y durante las pruebas de benchmark, el teléfono consumió un 16 % de batería cada hora.
No es un móvil al que le dure una eternidad la batería, pero tampoco da problemas. En cuanto a horas de pantalla, las 7-8 fueron las habituales; con mucho juego, navegación web y streaming. Combiné las dos resoluciones de pantalla durante las pruebas.
No he apreciado excesivo calentamiento en este Google Pixel, ni durante los benchmarks ni mientras estaba enchufado (el máximo que medí fueron 43º C, tras las pruebas de 3D Mark). Con carga inalámbrica sí se eleva la temperatura, hay que tenerlo en cuenta (no hizo excesivo calor durante el análisis). Google no incluye cargador con el Pixel 9 Pro XL, sólo el habitual cable de carga (ya no viene ni el adaptador USB A/USB C). Y, según las especificaciones del teléfono, puede cargar a un máximo de 37 W con el cargador de 45 W de Google. Bajo mis pruebas, logré un máximo de 35 W.
Los tiempos que obtuve cargando el Google Pixel 9 Pro XL con mi batería con medidor de potencia fueron los siguientes:
- 5 minutos de carga: 11 % de batería (34 W de pico de potencia).
- 10 minutos de carga: 22 % de batería (34 W de pico de potencia).
- 20 minutos de carga: 46 % de batería (35 W de pico de potencia).
- 30 minutos de carga: 64 % de batería (22 W de pico de potencia).
- 50 minutos de carga: 87 % de batería (18 W de pico de potencia).
- Total: 1 hora y 20 minutos de carga.
Software: ¿dónde está Android 15?
La limpieza en la capa de los Pixel se ha visto realzada con más aplicaciones y funciones exclusivas de los móviles de Google. Todas ellas apoyadas en mayor o menor medida en la IA de la empresa, Gemini se ha metido en las entrañas de la experiencia. Bajo mi opinión, y después de haber probado el acercamiento inteligente de muchas otras marcas, creo que los Pixel 9 utilizan muy bien las capacidades de la IA.
Uno de los aspectos que más me chocaron cuando accedí a las características de los Google Pixel 9 fue que Android 15 no aparecía por parte alguna. Acostumbrado a que los móviles de Google estrenen la versión clave anual, que los nuevos modelos lleguen con Android 14 arrojó un jarro de agua templada sobre mis expectativas. Eso sí, sin que ello reste garantías de actualización, que los siete años siguen garantizados (los Pixel 9 recibirán Android 21).
La experiencia diaria no se aleja apenas de la que obtengo de mi Google Pixel 8 Pro, aquí apenas apenas percibí evolución. Capa súper fluida, muy personalizable, Google no añade bloatware al cajón de apps y mantiene uno de los aspectos que para mí son clave de estos dispositivos: las actualizaciones de Android puntuales. Y las trimestrales de los Pixel, nuevas versiones de sistema con las que Google va llevando novedades a los smartphones.
Voy con las novedades en IA, empezando por Pixel Studio, una pequeña maravilla que habilita la creación de imágenes con la IA de la empresa (Imagen 3). Ofrece total libertad para las órdenes, permite seleccionar directamente distintos estilos y los resultados son muy buenos. Con dos limitaciones: actualmente sólo admite órdenes en inglés y, de momento, no genera imágenes donde estén presentes las personas. Es una herramienta que no estará disponible en España.
Screenshots es otra de las apps nuevas: el Pixel 9 irá recopilando todas las capturas de pantalla para crear un histórico al que acudir en busca de información concreta, fotos relacionadas con una búsqueda y sus datos. De momento sólo funciona en inglés. Y, bajo mi opinión, tampoco le veo demasiada utilidad: dado que la mayor parte de capturas de pantalla buscan una solución puntual, llevar un histórico automatizado puede implicar un uso de recursos innecesario. Igual que Pixel Studio, Screenshots es una app que no estará disponible en los Pixel 9 españoles.
El tiempo meteorológico ahora se incluye como app; con un rediseño exclusivo y funciones de IA incorporadas. Además, Google potencia el editor mágico en Google Fotos para generar contenido en las propias imágenes a editar, dicho Fotos también incluye una opción de zoom con IA a posteriori, la app de teléfono ofrece más herramientas para luchar contra las llamadas Spam, la app de fondos de pantalla puede aplicar un efecto de movimiento a los wallpapers mediante la IA de Google (el efecto es muy llamativo) y los Pixel 9 traen por defecto el asistente por voz de Gemini Live.
Gemini Live es una IA al estilo de Her que ofrece un modo conversacional muy bien conseguido y algo por debajo del nivel que ofrece el asistente de ChatGPT ya incluido en la app (no el que está por llegar con GPT-4o). Para que funcione Gemini Live la IA del asistente ha de estar en inglés, aunque también admite órdenes en castellano. El funcionamiento no es del todo fluido, ya que a menudo el móvil no reconoce la conversación (sobre todo en castellano). Y la personalidad de Gemini queda algo cohibida: no admite consultas complejas ni interactúa con el teléfono ni se deja llevar para hacer más divertida la conversación.
La IA se adapta bien al uso y potencia la experiencia sin menospreciar el lado más lúdico. Y con una buena parte de la interacción alojada en el propio dispositivo: Gemini Nano viene integrado en el teléfono y funciona sin enviar datos a los servidores de Google. A pesar de esto, funciones como Pixel Studio no funcionan sin conexión a Internet, y eso que descarga el modelo de lenguaje durante el primer arranque.
Mucha IA, evolución clara del software, una capa que busca ser cada vez más exclusiva y una experiencia que, una vez pasada la novedad de probar las nuevas herramientas, no se aleja mucho de los predecesores. Seguramente casi todas las novedades vayan desplegándose progresivamente a Pixel previos, empezando por los Google Pixel 8.
Cámara: una vuelta de tuerca a la fotografía natural con un empuje excesivo de la IA
A lo largo del análisis he ido comentando que, grosso modo, no existen exageradas diferencias entre el Google Pixel 8 Pro y los nuevos Google Pixel 9 Pro. Tampoco en el hardware base de las cámaras, ya que las especificaciones técnicas son básicamente las mismas. Google sí ha refinado el sistema de lentes y la colocación dentro del módulo, también el propio módulo en sí. Esto ha reducido los destellos, algo que me parece positivo.
Veamos los detalles técnicos de las cámaras del Google Pixel 9 Pro XL. El parecido con su predecesor se aprecia claramente.
- Cámara principal. Sensor de 50 megapíxeles con un tamaño de 1/1,31 pulgadas, anchura de 1,2 µm para cada píxel, apertura f/1.68 con distancia focal de 6,90 mm (equivalente a 25 mm), enfoque láser y PDAF Dual Pixel, estabilización de imagen OIS/EIS y ángulo de visión de 82º.
- Cámara gran angular. Sensor de 48 megapíxeles con un tamaño de 1/2,55 pulgadas, anchura de 1,25 µm para cada píxel, apertura f/1.7 con distancia focal de 2,02 mm (equivalente a 11 mm), ángulo de visión de 123º con corrección de lente y autoenfoque.
- Cámara telefoto. Sensor de 48 megapíxeles con un tamaño de 1/2,55 pulgadas, anchura de 1,25 µm para cada píxel, apertura f/2.8 con distancia focal de 17,91 mm (equivalente a 113 mm), enfoque PDAF Dual Pixel, estabilización de imagen OIS/EIS, ángulo de visión de 23º, zoom óptico 5x y zoom híbrido hasta 30x.
- Cámara frontal. Sensor de 42 megapíxeles, apertura f/2.2 con distancia focal de 2,713 mm (equivalente a 17 mm), ángulo de visión de 103º y autoenfoque.
A nivel de hardware, Google ha mejorado de manera notable la cámara frontal con respecto al Google Pixel 8 Pro, le ha dado un buen toque al objetivo del gran angular (sobre todo en lo que se refiere a la apertura, la del Pixel 9 Pro XL es más luminosa) y aumentó la resolución del vídeo: los Pro pueden grabar hasta en 8K y 30 fps. Todo esto en cuanto a las comparaciones técnicas.
Igual que ya ocurría en el Pro del año pasado, los Pixel 9 Pro actuales pueden disparar con el tamaño máximo de los sensores a 50 megapíxeles. Esto se aplica también al gran angular y al telefoto, el procesado amplía ligeramente el tamaño de las imágenes cuando se elige el modo de disparo completo. Y es el que he preferido yo, los resultados son notablemente mejores, especialmente en detalle.
He apreciado un salto en naturalidad con respecto a las generaciones previas, sobre todo en lo que respecta al balance de blancos: el nuevo Pixel suele clavar la situación de la toma. El detalle es muy bueno como norma general, sobre todo en las tomas a 50 megapíexles: más de una vez me ha sorprendido con todo lo que es capaz de capturar en una sola captura. O con varias, ya que la fotografía computacional es clave para Google: cada foto combina varias tomas que, en el momento de disparar, no suelen ralentizar los disparos. A tamaño reducido, porque disparando a 50 megapíxeles sí se aprecia un retraso de medio segundo para volcar los datos desde el sensor al DSP (el procesado sigue en segundo plano).
El disparo con el sensor principal no implica inconvenientes: las tomas que suele obtener son muy buenas. En exteriores y con buena luz la cámara principal es una todoterreno, el rango dinámico es bueno, el detalle del segundo plano es muy alto y no se aprecia excesivo sharpening tras el procesado. No abusa del contraste y tampoco del HDR: por lo general, las tomas suelen acusar una ligera subexposición en las áreas oscuras. Las claras no se queman (el procesado de Google es algo menos agresivo que en modelos anteriores).
De noche sale a relucir el procesado de Google junto la estabilización (OIS y EIS). Por defecto, el modo automático elige el disparo nocturno cuando las condiciones de luz son bajas, por lo que no hay que preocuparse de activar nada más (y suele ser mejor opción). Aun así, en el selector de opciones está la «Visión nocturna»: la cámara del Pixel 9 Pro XL combina la estabilización, la personalización de la ISO y la larga exposición para capturar al máximo de luz.
El modo nocturno no termina de acertar cuando la escena no posee fuentes de luz uniforme: el procesado se empeña en quemar las áreas luminosas logrando tomas algo irreales. Se mantiene el balance de blancos (incluso con luces excesivamente cálidas) y el nivel de detalle es bueno. Sin que por ello se escapen las lógicas acuarelas con algo de zoom ni la aparición del ruido. Y con una contención de los valores de ISO, la cámara no suele abusar de ellos (y a veces debería).
Turno del gran angular. Google ha ampliado la apertura del objetivo con respecto al Google Pixel 8 Pro, también mejora los resultados generales: tanto en detalle como en rango dinámico. Es de los mejores de su estilo que he probado, queda en un nivel más que decente con respecto a la cámara principal. La lástima es que la corrección óptica podría ser algo mejor: se aprecia en exceso la deformación, especialmente en los extremos.
Por el día el gran angular se muestra resuelto y capaz, puede disparar a su tamaño máximo (curiosamente, Google homogeneiza el disparo Pro a 50 megapíxeles), el rango dinámico es bueno (el procesado no muestra un HDR agresivo) y tanto la saturación como el balance de blancos queda en línea de los que ofrece el sensor principal. Y el telefoto, Google cuadra a la perfección los valores para que el salto entre cámaras sea inapreciable.
El cambio entre cámaras es invisible: la aplicación se mueve entre una y otra de manera transparente, sin variaciones de color ni de luz, el procesado es idéntico para las tres y no hay saltos en el visor con el cambio.
Al gran angular se le notan las costuras de noche, sobre todo con las escenas muy poco iluminadas (o con puntos de luz muy marcados). La combinación de fotos durante el procesado recalca las áreas de luz hasta casi quemarlas. Y la pérdida de detalle es notoria.
El telefoto del Google Pixel 9 Pro XL es una absoluta delicia, para mí de los mejores del mercado. Las tomas obtenidas son de una altísima calidad, con buena iluminación incluso en escenas complicadas y todo a pesar de que la apertura juega en su contra (f/2.8). El telefoto no salta mientras no se seleccione el 5x en la app de cámara, hasta esa cifra el Pixel aplica recorte sobre el sensor principal. Y entre los 5-10x las fotos obtenidas no acusan de acuarelas, tienen un ruido contenido con suficiente iluminación, no se aprecia sharpening y el detalles es muy alto. Las tomas son buenas incluso con zoom superior al 10x.
El telefoto del Pixel 9 Pro XL es súper aprovechable, me ha sorprendido mucho lo bien que funciona (incluso mejor que en el Pixel 8 Pro, que ya es muy bueno). He podido utilizarlo incluso más allá del 10x, siempre con el lógico aumento de las acuarelas: saqué fotos en la distancia que casi parecían tomadas a pocos metros. Y sin que las imágenes presenten un procesado excesivamente artificial, ésto es una constante del teléfono.
Turno de meterse en la harina de la app, el software rebozado con IA con el que se ejecuta la magia del Pixel. Google ha evolucionado el software manteniendo las claves que ya introdujo en el Pixel 8 Pro, como los ajustes manuales o el disparo Pro en 50 megapíxeles. E introduce un nuevo modo que es sumamente curioso: el de «Inclúyeme».
Lo bueno del teléfono, bajo mi punto de vista, es que permite ajustar los valores de captura antes de hacer la foto para así no depender tanto del procesado. La interfaz es cómoda y ofrece lo necesario para trastear: el tiempo necesario no se amplía sólo porque los botones queden escondidos. Además, Google ofrece un temporizador con reconocimiento de la palma de la mano: basta levantarla para que se inicie el contador antes de saltar el selfie. Una opción presente desde hace años en otras capas, como la de Samsung.
Aparte del disparo automático y del manual, Google ofrece visión nocturna para el modo noche, el móvil dispone de un modo de larga exposición para resaltar el movimiento (como el flujo de un río, hay una toma en las muestras), el disparo panorámico es excelente para capturar todo un paisaje (el montaje que hace la cámara es realmente bueno), con el modo de «Barrido en movimiento» la cámara del Pixel mueve toda la escena a excepción del elemento en primer plano y el citado «Inclúyeme» hace magia para que quien hace la foto también salga en la toma. La IA junta las dos fotos para crear una tercera con todos dentro del grupo.
Toda la colección de muestras de fotografía y de vídeo se encuentra en este álbum de Google Fotos. El contenido está sin editar y con todas las tomas tal y como salieron del Google Pixel 9 Pro XL.
¿Y la grabación de vídeo? Me ha parecido muy buena, tanto en los resultados como en las posibilidades. Google permite un máximo de 8K y 30 fps, una resolución enorme que se reserva unos 2 GB cada minuto. Los vídeos tienen gran detalle, están perfectamente estabilizados, no se acusa saturación y el balance de blancos es muy natural. Además, Google ofrece un optimizador de vídeo con IA para mejorar aún más las tomas. Para usarlo hay que subir una copia de seguridad a Google Fotos, el procesado se realiza en la nube.