Fitbit Charge 6 la fusión entre smartwatch y pulsera
Fitbit Charge 6, análisis la fusión entre smartwatch y pulsera cuantificadora suena mejor gracias a Google. Han pasado dos años desde el lanzamiento de la Fitbit Charge 5 y Google vuelve con la familia más popular de Fitbit para demostrar que aún tienen mucho que decir en este sentido. Sí, Xiaomi es la reina del mercado con sus Smart Band y hay muchísima competencia por parte de otras marcas, pero la Fitbit Charge (con aquella mítica Charge HR) tiene uno de los grandes nombres históricos en el segmento. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.
Vamos a ver si, aparte de nombre, la Fitbit Charge 6 tiene hueco en el mercado. La he llevado en mi muñeca durante el último mes para este análisis y te voy a contar qué tal se porta en el día a día, entrenando y si la tecnología de Google sienta bien a esta pulsera cuantificadora.
Ficha técnica de la Fitbit Charge 6
Dimensiones y peso
- Cuerpo: 37 x 23 x 11,2 mm
- 15 gramos del cuerpo
- 28 gramos con correa corta
- 36 gramos con correa larga
Pantlla
- AMOLED de 1,04 pulgadas
- Always-On Display
- Brillo automático
Sensores
- Acelerómetro
- Frecuencia cardíaca
- SpO2
- Temperatura corporal
- Luz ambiental
- ECG con la app de Fitbit
- Escáner EDA
- GPS y GLONASS
Batería
- Hasta 7 días
- Carga con cargador magnético POGO
Conectividad
- Bluetooth
- NFC para pagos con Google Wallet
Resistencia
- Resistente al agua hasta 50 metros
- Temperatura de funcionamiento de -10 a 45 grados
- Altitud máxima de funcionamiento de 8 kilómetros
- Cristal Corning Gorilla Glass
Compatibilidad
- Android 9 o superior
- iOS 15 o superior
Otros
- Dos correas en la caja con diferente longitud
Precio
- 159,95 euros
Diseño que no desentona fuera del gimnasio
Vamos a empezar este análisis de la Fitbit Charge 6 hablando del diseño. Este es un apartado fundamental en cualquier dispositivo, pero en un reloj o una pulsera es más importante aún.
El motivo es que vamos a estar muchas, muchísimas horas con él en la muñeca y, en el caso de una pulsera de actividad como esta, la autonomía permite que estemos hasta una semana sin tener que quitárnosla, pero no nos adelantemos.
Diseño calcado al de la generación anterior, pero con el regreso del botón lateral que tanto echamos de menos
Tras un mes con la Charge 6 en la muñeca, puedo decir que es un dispositivo muy, muy cómodo. En un principio me chirrió el tacto de la correa. No es malo, ni mucho menos, ya que es una silicona que se nota de calidad y me encanta en este tono ‘Porcelana’, como lo llama Google. Sin embargo, es rígida y pensaba que iba a ser incómoda por las noches.
Lo cierto es que tiene un tacto tan suave y el dispositivo en conjunto pesa tan poco (menos de 30 gramos con la correa corta) que muchas veces olvidas que lo tienes puesto. Cuando voy en manga corta ni me acuerdo y algo que me gusta es que, ahora que ya empezamos a llevar sudaderas, como el perfil tampoco es demasiado grueso, no molesta en las mangas algo más ajustadas.
Y, aparte de esto, la correa tiene una cosa buena y una que se podría mejorar (y mucho). Lo bueno es que en la caja vienen dos tallas. Esto permite que elijamos la que más nos guste para tener el mejor agarre posible cuando estamos haciendo ejercicio (lo que mejora la recolección de datos), pero que también nos permita un ajuste cómodo a lo largo del día.
Que vengan las dos tallas es algo que no se suele ver, así que hay que aplaudir a Google en este sentido. Además, el enganche es de aluminio y el sistema no se ha soltado en ningún momento. ¿Lo mejorable? Pues que seguimos con el sistema de enganche propietario, así que sólo puedes usar correas compradas a propósito para este modelo o alguna que tengas de la generación anterior.
Pero bueno, hay que decir que, mientras que en los relojes (excepto en el Apple Watch) los fabricantes optan por hacer correas universales, en las pulseras deportivas es otro cantar y cada marca hace la guerra por su cuenta en este sentido. Eso sí, el sistema es sencillo (es una palanquita que expulsa la correa), pero no me gusta que sea de plástico. Habría sido genial que hubieran mantenido el aluminio de la caja.
Y ya que lo mencionamos, la caja se siente de muchísima calidad. Viene en tres colores a juego con la correa y tengo que decir que este de ‘Porcelana’ es el más camaleónico, puesto que me parece que no desentona en un gimnasio y, además, es muy elegante para cualquier otra situación. El ‘Coral’ me parece bonito también, pero la de color ‘Obsidiana’ es algo sosa. Esto va en gustos, claro.
La caja está fabricada en aluminio y cristal en la parte de la pantalla, en la trasera tenemos tanto los pines de carga como los sensores y es idéntica a la generación anterior excepto por un detalle: vuelve el botón.
Una de las críticas que hicimos (y que fue extendida) a la Charge 5 fue la ausencia de un botón físico. Ahora tenemos uno en el lateral izquierdo y tengo que decir que juega al despiste. Pensaba que era un botón háptico (que no sería un botón propiamente dicho, vaya), pero resulta que probando para ver si era mi impresión o no, lo pulsé con diferentes materiales (un cable USB, una caja de auriculares y un posavasos de madera) y… sí, es un botón físico.
Es extraño porque no tiene recorrido y toda la retroalimentación que ofrece es mediante una vibración, pero ahí está, es un botón. Sirve para ir a la esfera principal y nada más, pero hay ocasiones en las que agradezco tenerlo.
Pantalla heredada de la generación anterior
Y si en diseño es prácticamente idéntica a la generación anterior, en la pantalla ambas son como dos gotas de agua. Tenemos el mismo panel de 1,04 pulgadas que ya vimos la generación anterior: AMOLED, a color y con una resolución adecuada para no distinguir los píxeles con facilidad.
Con ciertas esferas, el frontal da la sensación de ser más generoso de lo que realmente es. Y es que, en cuanto empezamos a interactuar y, sobre todo, en cuanto nos entra alguna notificación, descubrimos que los marcos son excesivamente grandes.
Considero que es exagerado y un diseño del frontal más propio de tiempos pasados. Y sí, la hora se ve perfectamente, pero como digo, cuando necesitamos ver un mensaje largo o el nombre de una función que ocupa más espacio, es normal que se divida en dos líneas o que necesitemos esperar unos segundos a que acabe el recorrido lateral del título.
Afortunadamente, la interfaz de Fitbit está optimizada para una pantalla tan pequeña y todo se basa en iconos muy grandes que se muestran de uno en uno o en interruptores cuyo icono es pequeño, pero que tienen un área de toque como el de un icono normal. Si tienes dificultades a la hora de ver el texto, puedes activar la función de aumento.
Con un doble toque en cualquier momento y en cualquier punto de la pantalla (aunque el dedo ocupará todo el panel con facilidad), puedes aumentar el tamaño de todo. Dando otro doble toque, vuelve a su tamaño habitual. Me parece una buena opción de accesibilidad, pero en una Charge 7, definitivamente, deberíamos ver un panel de un mayor tamaño.
Interior
Visto el diseño y la pantalla, es el momento de pasar al interior. Algo que me gusta de Fitbit es que, en estos modelos, tienen claro que se trata de pulseras cuantificadoras y para hacer deporte. Lo único ‘smart’ que suelen tener son las notificaciones, pero se centran en hacer que la experiencia de usuario con los menús sea lo mejor posible.
Es algo que se repite en esta Charge 6, pero podríamos decir que está ‘Googleficada’. Y es que, además de las aplicaciones de salud de la pulsera, tenemos algunas de Google que pueden venir muy bien:
- Controles de YouTube Music.
- Google Wallet para pagar con la pulsera.
- Google Maps.
Google Wallet funciona… siempre que la tarjeta sea compatible. No pude enlazar la tarjeta de mi banco porque éste no soporta los pagos en Google Pay para Fitbit. La compatibilidad es bastante alta, pero mi banco (que no es una caja pequeña, precisamente) no está soportado. Puedes ver la lista completa de bancos en la propia página de Fitbit para no llevarte sorpresas.
Y Google Maps es la que funciona sin sorpresas: es un navegador paso a paso, lo que significa que, cuando introducimos una ruta en el móvil, nos muestra las órdenes concisas como la distancia en línea recta, cuándo vienen las curvas y ese tipo de información.
Llegan todas las notificaciones y están bien recogidas en una de las esferas laterales que, en todo momento, muestra una pantalla inicial con el número de notificaciones que tenemos. Si bajamos, vamos viéndolas todas y hay apps en las que podemos responder con mensajes predefinidos o con emojis. Pensaba que sólo iba a estar limitado a los SMS de Google, pero he podido responder perfectamente a mensajes de Telegram.
Podríamos decir que ahí acaban las funciones smart y, salvo las aplicaciones nuevas de Google, el resto es tal y como vimos en la Charge 5. ¿Es negativo? En absoluto, pero antes de comentar las opciones de salud, quiero abrir el melón de la suscripción.
Y es que, aparte de la pulsera, tenemos la opción de suscribirnos a Fitbit Premium para tener algunas métricas más avanzadas y sesiones tanto de ejercicio como de meditación y relajación con vídeos de entrenadores de Google. Algo así como Fitness+ de Apple. Lo que incluye la suscripción es lo siguiente:
- Mejoras en las estadísticas de nivel de recuperación diario para saber cuándo hacer el próximo ejercicio.
- Perfiles de sueño con tendencias de sueño de los últimos 30 días.
- Puntuación de gestión del estrés con datos granulados.
- La puntuación del sueño muestra tanto las fases del sueño como su calidad.
- Vídeos de ejercicio y acondicionamiento, recetas de alimentación deportivas y sanas y vídeos de mindfulness.
- Informes de bienestar con tendencias de salud de los últimos 30 días.
Suscripción
El precio de la suscripción es de 8,99 euros al mes o 79,99 euros al año ahora que está al 26% (la app marca que el precio habitual son 107,88 euros), pero con la compra de la Charge 6, tenemos seis meses de Fitbit Premium gratuitos.
Considero que, por los 160 euros que cuesta, deberíamos tener incluidas todas las métricas y estadísticas que se han apartado tras el muro de pago de Premium. Hay algunos vídeos gratuitos a los que podemos acceder sin pagar, pero entendería que esas sesiones de entrenamiento, la nutrición o la meditación estuvieran tras un muro de pago. Lo de las estadísticas más detalladas es algo que no comprendo.
Abierto este melón, tengo que decir que las mediciones que nos ofrece la pulsera me parecen muy, muy buenas. Aunque tiene funciones de smartwatch, aquí se nota que estamos ante una pulsera deportiva y toda la experiencia está muy enfocada a eso, aunque hay algunos automatismos que pueden limitar esa experiencia.
La medición del ritmo cardíaco es constante, en el reloj tenemos gráficos que muestran qué tal se nos está dando tanto la semana como el día (lo activos que somos) y podemos hacer mediciones a capricho como la del EC o el EDA (pulsando ambos lados de la pulsera durante tres minutos, nos da una estadística con la respuesta física de nuestro cuerpo al estrés).
Ni el EC ni el EDA son algo que haya utilizado más allá de para probar, pero con el seguimiento del ritmo cardíaco estoy muy contento. Google asegura que ha mejorado el algoritmo incorporando el del Pixel Watch y que, por eso, ahora es un 60% más preciso que el de la generación anterior. Esto es algo que se nota más en ejercicios de alta intensidad y tengo que decir que, comparado con el Apple Watch Series 9, el ritmo es idéntico. También es muy similar a lo que me ofrece una barra pectoral.
En la aplicación del móvil (compatible con iOS y Android) tenemos unas estadísticas más ricas y me gusta que en algunos apartados muestren claramente y sin rodeos lo que varían las métricas respecto al día anterior. Hay un apartado de ‘Métricas de salud’ que nos permite ver tanto el estado diario como la tendencia y, en el estado diario, nos dice claramente si nuestros parámetros de hoy se ajustan a lo que solemos tener.
La Fitbit Charge 6 para entrenar
Ahora son 40 deportes con algunos nuevos como surf o esquí, pero lo realmente importante es que todos son accesibles desde la Fitbit. No hay que ir al móvil para encontrarlos todos y es una mejora importante respecto a la anterior generación, donde sólo podíamos llevar seis en la pulsera y, el resto, en el móvil.
Autonomía para despreocuparnos durante la semana
La autonomía va a depender mucho de cuánto utilicemos el GPS, pero se puede llegar sin problema a la semana de autonomía que promete Fitbit. Teniendo en cuenta la medición de temperatura y SpO2 mientras dormimos, así como la frecuencia cardíaca en tiempo real en todo momento y un entrenamiento diario durante cinco días a la semana, ver que tenía autonomía de sábado a casi domingo es una alegría.
Como es resistente al agua, no te la tienes que quitar ni para fregar los platos y lo cierto es que, llevando un smartwatch en la otra muñeca, tener una semana de autonomía es calidad de vida. Va a depender mucho de la vibración, el uso del GPS y si tienes o no el AOD encendido, pero me parece buena autonomía.
Sobre la carga, a continuación te dejo los tramos de la misma con el cargador POGO imantado que viene en la caja:
- 10 minutos – 10%
- 20 minutos – 28%
- 30 minutos – 54%
- 40 minutos – 68%
- 50 minutos – 81%
- 60 minutos – 95%
- 70 minutos – 99%
- 74 minutos – 100%
Como suele pasar en este tipo de dispositivos, tenemos un buen empujón inicial, aunque me sorprendió ese tramo de los 20 a los 30 minutos, con una carga más lenta y mucho más progresiva pasado ese 50% de la batería.