Cómo funciona el Programa de Protección a Víctimas y Testigos en Ecuador
Es usual escuchar tanto en Ecuador como en otros países que una persona, empresario o político es parte de un programa de protección de testigos para colaborar con la justicia y dar información sobre un acto ilícito para las investigaciones.
En Ecuador existe el Sistema Nacional de Protección y Asistencia a Víctimas, Testigos y Otros Participantes en el proceso penal (SPAVT), que ofrece protección a ciertas personas cuando se encuentran en riesgo por ser parte de un proceso penal. Estas pueden ser víctimas, testigos u otros participantes, de ahí su nombre.
El objetivo es asegurar su participación durante las diferentes etapas de un proceso legal, para así protegerlos de cualquier acción en contra de ellos y evitar que el caso en el que participan quede impune.
El SPAVT tiene 23 unidades de protección que integran equipos en las áreas psicológica, jurídica, trabajo social y de protección a través de agentes de la Policía Judicial UPVT.
Puede ser parte del sistema una persona «que se encuentran en situación de riesgo como consecuencia de su participación efectiva en una causa penal de acción pública, acción privada o contravención penal en todas sus etapas, incluida la fase preprocesal, en coordinación jurídica con la autoridad que solicitó el ingreso de la persona protegida al SPAVT», según información de la Fiscalía, que es la institución que controla esto.
¿Cómo se ingresa al programa?
La persona que cumple con lo mencionado puede pedir ser parte de este programa al juez o fiscal que conoce la causa en la que está involucrada.
Esta a su vez genera y suscribe una solicitud para que se analice su caso y si puede acceder al programa, tras el conocimiento de informes de riesgo físico, psicológico, trabajo social y jurídico.
Todo esto es estudiado en forma reservada y cronológica, con excepción de los casos de protección inmediata, por un analista provincial.
Actualmente, con corte a junio, hay 950 personas dentro del programa.
¿Qué pasa una vez adentro?
La persona que accede al programa recibe un cuidado preventivo ante eventuales riesgos y se le da ayuda para que «busque enfrentar los problemas asociados con de la victimización y el ser parte de un proceso penal».
Las asistencias se dan dependiendo del nivel del riesgo, de la situación de vulnerabilidad de la persona protegida, el tipo de delito y de la participación activa que tenga en el proceso penal.
De acuerdo a Fiscalía, los agentes encargados de su cuidado están especializados en el tema. Se puede dar distintos tipos de protección, desde un patrullaje especial por su domicilio hasta el uso de botones de seguridad, acompañamientos presenciales e incluso protección permanente en casos excepcionales donde el factor de riesgo es muy alto.
El beneficiario debe estar consciente de las medidas que se le aplican y colaborar con lo estipulado en su caso para disminuir los riesgos.
Si la persona permanece detenida, ya sea adulto o menor de edad, pasa a ser responsabilidad de los agentes penitenciarios -según el artículo 685 del COIP- o con protocolos de seguridad especiales.
Otro de los recursos de los que se puede hacer uso es el «cambio temporal de fenotipo o imagen», en el que cambia la apariencia usando cosas como pelucas, maquillaje o gafas de sol, para evitar ser identificado.
«Además de esto se debe considerar que en la actualidad existen nuevas tecnologías informáticas y de comunicación que pueden ser aplicadas para la seguridad personal tales como sistemas de posicionamiento global, botones de seguridad, videoconferencias para diligencias penales, que ayudarían a que el riesgo existente disminuya y que la participación de las personas en los procesos penales se incremente», explica la Fiscalía.
Una persona puede ser parte del SPAVT de forma temporal, mientras se tengan los riesgos antes mencionados, además del tiempo de la investigación previa.
Solo pueden tener información relacionada con la calidad y el estado de las personas protegidas los jueces y fiscales relacionados a su caso. (I)