Rafael Caputi: No sentí dolor o algún efecto adverso; luego de la vacuna se sigue con la rutina normal
«Es una vacuna que la reconstituyen (la mezclan o diluyen con solución salina) en ese momento, con una jeringuilla de insulina, y te aplican 0,3 centímetros cúbicos (cc). Cada vial o botellita (frasco) de vacuna sirve para seis personas (tras última adaptación de Pfizer) y te aplican en el brazo, en el músculo del hombro que se llama deltoides», cuenta Rafael Caputi Oyague, médico clínico-infectólogo y jefe del Servicio de Infectología de Solca.
Él es médico de primera línea en la lucha contra el COVID-19 y ayer, junto a otros colegas, recibió la primera dosis de la vacuna de Pfizer en las instalaciones de Solca, en Guayaquil, hasta donde llegó la brigada del Ministerio de Salud Pública (MPS).
«Es una aplicación muy poquita, de 0,3 cc de este líquido que contiene la vacuna, y (hay) cero dolor y cero efecto adverso hasta el momento (hasta el mediodía de ayer y cuatro horas después de haber sido vacunado), de ningún tipo, ni siquiera en el ojo regional (donde la inyectan), no es que se te pone rojo, ni caliente, nada», expone.
«Una vez que te vacunaban, te quedabas en la zona de observación por 30 minutos… (De ahí), haces tu vida totalmente normal (como es actualmente en tiempo de pandemia, con el uso de mascarilla y otros cuidados). Terminamos la vacunación el grupo (que nos tocó) y nos fuimos al trabajo en Solca, a la consulta, a ver los pacientes, a pasar visita. Y luego, sales del instituto y sigues en práctica privada (como ahora estoy), sin ningún problema», relata Caputi Oyague.
En Solca, en esta semana, iban a ser vacunadas 108 personas que trabajan en la primera línea. En la institución tenían desde la semana pasada una lista preelaborada de los primeros beneficiarios.
Aquí se hicieron tres grupos, el día de ayer, para la vacunación. En cada uno había una brigada del MSP, conformada por un médico, una enfermera profesional y la persona que vacunaba. Y en cada grupo entraban seis personas a vacunarse. Así, eran 18 personas por turno.
Pero antes de pasar a la inmunización como tal, los beneficiarios actualizaban los datos que ya habían llenado con una notificación previa que habían recibido del MSP.
En ese momento actualizaban datos y daban su número de cédula. Y ahí el sistema informático les arrojaba la edad, si tenían alergias, contraindicaciones, número telefónico, entre otros datos personales y médicos.
Tras ser vacunados esperaban los 30 minutos en la zona de observación. De ahí salían los 18 beneficiarios y entraban otros 18.
«Todas las personas y todo el mundo deben vacunarse para poder salir de la pandemia, es la única manera de tratar de llegar a la inmunidad comunitaria y así disminuir la transmisibilidad del virus. Uno debe confiar en la ciencia y en la investigación. La vacunación no solamente es para protegerte a ti, es para proteger al familiar, a tus allegados y a la comunidad», dice Caputi sobre su motivación para vacunarse voluntariamente contra el COVID-19. (I)