En Venezuela, un condón cuesta más de 20 dólares
Mientras la estrategia de izquierda de Uruguay rinde brillantes frutos, como la reducción de la pobreza del 45 al 11% de la población y la triplicación de la riqueza nacional, la de Venezuela no deja de caer en absurdos tan peligrosos como la reciente escasez de condones. Hoy, una caja de preservativos cuesta 755 dólares y cada vez son menos las farmacias que pueden ofrecerlos.
¿Cómo es que una caja condones cuesta más de 4 mil 700 bolívares en uno de los países con más altos índices de sida en la región (sólo detrás de Paraguay y Brasil) y el más alto de embarazos adolescentes (83 por cada mil habitantes, según datos del Banco Mundial)? La respuesta es tan sencilla de enunciar como difícil de concebir: una estrategia económica tan errada que ha buscado renunciar a la importación antes de fortalecer la producción interna.
Desde hace años, Maduro ha entorpecido las políticas de importación hasta niveles ridículos. Hoy, sólo los «productos imprescindibles» pueden ser importados sin un lento proceso burocrático a través del gobierno. Tal parece que los condones no se cuentan entre ellos. Esta política ha generado una subida descontrolada de precios y escasez de productos de toda clase en el país, desde enlatados hasta papel periódico.
La inflación de Venezuela es una de las más altas y la velocidad con la que se desarrolla es impresionante. Actualmente, el dólar en el país tiene un precio controlado y subsidiado. De acuerdo con el tipo de cambio al público, el precio de un paquete de 36 condones Trojan hoy supera los 750 dólares. Esto forma parte de una estrategia estatal que busca impedir a los ciudadanos comprar productos importados para fortalecer la industria local. En Estados Unidos, un paquete igual cuesta 21 dólares.
Sin embargo, los altos precios generales han terminado por poner fin a la esperanza de la estrategia económica: con altos precios no hay crecimiento y sin crecimiento no se puede levantar la industria nacional.
En junio del 2013, con el estilo que lo caracteriza, Maduro expresó: «Cuando las orejas se calientan y nada puede esperar, y todo debe pasar ahora o el mundo se acabaría, es entonces cuando terminas con una tremenda panza a los 14 o 15 años de edad». Maduro prometió una industria condonera local sólida. A la fecha, ninguna de la fábricas se ha terminado de construir.
Sólo existen tres centros de salud familiar en los que hoy es posible conseguir condones en Caracas a un precio menor y las filas son tan grandes como las que en meses pasados se hicieran para la comida o el papel. Las farmacias han dejado de recibir condones y en la mayoría es imposible encontrar alguno. Empresas como Durex han dejado de mandar su producto al país debido a la ineficiencia del proceso de importación y al inconveniente mercado.
Al igual que México, la administración venezolana esperaba ver sus problemas resueltos gracias a la venta de petróleo, el producto nacional por excelencia. Hoy, tras la caída del barril de 90 a menos de 40 dólares en el mundo, el colapso económico parece inevitable de aquí a seis meses.
«Esto es todo», dijo a Bloomberg Carlos Hernández del Hospital Universitario de Caracas al entregar los últimos dos condones disponibles ahí. «Quién sabe cuándo tengamos más».
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