Las emociones estuvieron ausentes ayer en el estadio Olímpico Atahualpa. El Nacional y Deportivo Quito jugaron un partido dinámico, pero sin muchas llegadas de peligro a las áreas rivales. El resultado final: empate sin goles.

No fue un partido malo. Más bien, demasiadas precauciones en defensa, de lado y lado, para evitar una caída. El juego fue muy movido en el mediocampo. Pero, el ataque careció de explosividad y contundencia.

En ese contexto, por la falta de jugadas de gol, el ‘rugir’ de las hinchadas de los dos equipos, quienes llegaron en número aproximado a los 3.500, no se escuchó en ningún momento. El tradicional “y dale, y dale, y dale Quito dale…”, cántico de los chullas no se escuchó. Mucho menos el apoyo a los criollos.

Lo más peligroso y que algo motivó a los aficionados fueron dos remates azulgranas que estrellaron el balón en los postes. El primero, Jairón Bonett (28m) esquivó a Franklin Guerra, sacó un zapatazo y el arquero Adrián Bone solo alcanzó a ver como la pelota pegaba en el travesaño. Más tarde, la acción se repitió con Édison Vega (59m). Igual, Bone solo miró la trayectoria de la pelota.

Avanzado el segundo tiempo, los técnicos de los dos equipos refrescaron el ataque; no obstante, los ingresos de Marco Montaño y Daniel Samaniego, en el equipo criollo, y Víctor Estupiñán y José Cortez, en el chulla, no surtieron efecto.

El anhelo de Felipe Mejía, delantero militar, quien quería repetir la actuación del juego de ida cuando marcó tres goles a los azulgranas (triunfo 4-0), no se produjo.