El Lunario presenció el primero de los últimos conciertos de los Klaxons

Escribo esto aún con la energía que los Klaxons lograron imprimir en mi en tan sólo una hora y quince minutos de concierto. Parece que el tiempo se hubiera doblado dentro del Lunario y el concierto hubiera durado tres horas, pero esta percepción distorsionada del tiempo únicamente tiene que ver con la increíble presentación que Jamie Reynolds, James Righton y Simon Taylor-Davies (con la ayuda de George Latham) dieron hace unas horas.

Hace poco entrevistamos a Jame Righton y creo que nadie podría describir mejor un concierto de los Klaxons que él: «Somos como una banda de punk cuando tocamos en vivo, pero con muchas melodías». Eso es exactamente lo que escucharán si tiene la suerte de ir a uno de los tres conciertos que nos quedan de esta gran banda. Una base rítmica escandalosa y agresiva guiada por un par de voces impecables.

Me atrevería a decir que el escenario del Lunario resulta insuficiente para albergar a los Klaxons, no porque el sonido sea deficiente sino porque tanta distorsión (no creo que Reynolds le haya quitado el overdrive a su Rickenbacker ni por un segundo) pide a gritos grandes espacios abiertos y los brillantes coros que el grupo ha compuesto  en estos diez años necesitan ser coreados por miles de personas para cobrar sentido.

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Pero el recinto estaba puesto y la hora había llegado. Las luces bajan y la música comienza, aún con la banda fuera del escenario -algo así de grande no puede comenzar sin un poco de preparación.- Y en cuestión de un par de minutos, sacrificando la nitidez por la energía, los instrumentos rugen con la brutalidad que es «Atlantis to Interzone», haciéndonos despertar, dejándonos bien claro que ya no habrá escapatoria.

En la misma entrevista que Righton tuvo con Sopitas.com, el tecladista de los Klaxons nos dijo: «Nos tomamos nueve años en pulir nuestro oficio para llegar a éste set», y vaya que se nota. El show no se cae ni un segundo, esto parece tarea fácil cuando después de «Flashover» te puedes dar el lujo de tocar una canción como «Gravity’s Rainbow», o «As Above, So Below», pero cuando una canción nueva como «There is No Other Time» llega, y no te hace extrañar a alguna de tus favoritas, sabes que todo va a salir bien.

Tenía un poco de desconfianza sobre cómo funcionarían las canciones de Love Frequency en el setlist, pero la respuesta a mis dudas llegó como un golpe a la cara. Con sólo una canción (por fin) entendí el nuevo disco. Muchos fanáticos encontramos un tanto fuera de lugar el más reciente álbum de la banda dentro de la discografía del grupo, pero escuchar en vivo cualquier canción del nuevo disco justifica su existencia. Parece como si esas canciones siempre hubieran estado ahí, pensadas maquiavélicamente para dar brillo a los pozos rabiosos y obscuros en los que las canciones de los dos primeros disco nos meten.

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Anoche todo en el lunario fue increíble, pero si sólo se me permitiera mencionar una cosa, definitivamente decidiría hablar sobre el maravilloso trabajo que Jamie Reynolds y James Righton hacen con sus voces. Es impactante escucharlos cantar tan afinados y en un registro tan alto en secciones donde el soporte armónico es casi nulo.

Y ellos saben perfecto que esta es su carta fuerte, pues a pesar de lo agresiva que era la mezcla, las voces jamás se perdieron y nunca se ahorraron ningún arreglo vocal. Además de que sus entradas eran precisas en tiempo y altura, jamás fallaron una nota en sus instrumentos. No sé que les dan de comer a los ingleses, pero parece que les da poderes.

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Y así, después de un tremendo encore, después de la mejor versión que puedan imaginar de «Magick» y tras unos geniales 90 minutos, todo se terminó. El Lunario vio el principio del fin de esta gran banda, el primero de sus últimos tres conciertos.

Si tienen oportunidad vayan a verlos, valdrá la pena. Brinque y griten todo lo que puedan, porque quizá sea la última vez que tengamos oportunidad de ser transportados turbulentamente por los rugidos y cantos de los Klaxons.

Setlist:

«Atlantis to Interzone»
«Flashover»
«Gravity’s Rainbow»
«As Above, So Below»
«Valley of the Calm Trees»
«There is No Other Time»
«Show Me a Miracle»
«Twin Flames»
«Golden Skans»
«Invisible Forces»
«Love Frequency»
«Two Receivers»
«Magick»
«Echoes»
«Atom to Atom»

Encore:

«A New Reality»
«The Bouncer»
«Four Horsemen of 2012»
«Children of the Sun»
«It’s Not Over Yet»

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Fotografías: Diego Figueroa (@halofive)
Reseña: Kleemp

It’s not Over Yet

@elyex