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El ingreso promedio de los jóvenes ecuatorianos de hasta 29 años es de apenas $189
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Ingreso promedio de los jóvenes ecuatorianos
La gran mayoría de jóvenes ecuatorianos sobrevive con ingresos bajos o nulos, atrapados en la informalidad y la dependencia económica. Con un salario promedio de apenas $189 al mes, la independencia financiera es un lujo. Esta es una crisis silenciosa, pero real.
El panorama económico de la juventud ecuatoriana refleja una preocupante realidad: solo el 1,20% de los jóvenes de hasta 29 años en Ecuador logra percibir un ingreso mensual de $900 o más, lo que evidencia la fragilidad del mercado laboral y las dificultades de acceso a empleos bien remunerados.
De acuerdo con una encuesta reciente impulsada por Children International y Empleo Joven Ecuador, el ingreso mensual promedio de los jóvenes ecuatorianos, debido a la alta informalidad y el desempleo, es de apenas $189,6, una cifra que dista mucho del salario básico unificado y que limita sus oportunidades de desarrollo personal y profesional.
Como ya se analizó, el 80,1% de los jóvenes encuestados está desempleados, es decir, no ha tenido acceso a un trabajo formal.
Dependencia económica y empleos informales
Uno de los datos más alarmantes es que el 51,1% de los jóvenes encuestados no tiene ingresos propios y el 59,8% depende económicamente de sus padres. Además, como ya se mencionó antes. el 80,1% se encuentra desempleado, lo que refleja la escasez de oportunidades laborales para este sector de la población.
Quienes logran acceder al mercado laboral en su mayoría tienen trabajos informales o con bajos ingresos: el 34,5% gana menos de $450 al mes, y solo el 12,4% percibe entre $450 y $899.
Esta situación genera un círculo vicioso en el que los jóvenes no pueden independizarse económicamente, retrasando su autonomía y limitando su capacidad de consumo e inversión en su futuro. La falta de ingresos adecuados afecta la estabilidad de las familias, muchas de las cuales deben sostener a sus hijos en la adultez, generando un impacto financiero adicional en los hogares.
“El hecho de que los jóvenes tengan un salario promedio menor al salario básico, que llega a los $189, por supuesto genera una dependencia económica y que tengan que vivir todavía con los padres. Existen cada vez más espacios con un mayor número de personas. Los bajos ingresos hacen que los jóvenes busquen espacios con sus padres, con sus tíos, con sus primos, y se forman familias ampliadas donde cada uno aporta lo poco que gana”, explicó María Augusta Proaño, directora de la oficina en Quito de Children Internacional.
Toda esta situación, de acuerdo con Proaño, también provoca que muchos jóvenes (8 de cada 10 según la encuesta) vean en la migración una “solución posible” a sus problemas, aunque en muchas ocasiones derive en deportación forzosa, endeudamiento, entre otros agravantes.
Impacto en la calidad de vida y el crecimiento personal
El limitado acceso a ingresos dignos no solo restringe la posibilidad de una vida independiente, sino que también incide directamente en la calidad de vida de los jóvenes. Sin estabilidad financiera, el acceso a vivienda propia, educación continua y hasta la atención médica se convierte en un desafío.
Muchos jóvenes optan por el autoempleo, con un ingreso promedio de $475,7, o por pasantías y prácticas profesionales, que apenas alcanzan los $369,5 mensuales, lo que demuestra que incluso aquellos que trabajan enfrentan dificultades económicas. Un joven con un empleo formal bajo relación de dependencia gana alrededor de $600.
El reto del consumo y el desarrollo económico
El bajo poder adquisitivo de la juventud ecuatoriana impacta directamente en el consumo interno del país. La falta de recursos limita la capacidad de los jóvenes para invertir en bienes y servicios, afectando sectores como la educación, el comercio y la industria.
Sin ingresos estables, las decisiones de compra se reducen a cubrir necesidades básicas, disminuyendo el dinamismo económico y retrasando el crecimiento de negocios y emprendimientos.
“El desafío para Ecuador es claro. Sin estos cambios estructurales, el país corre el riesgo de perpetuar una generación atrapada en la precariedad, con pocas opciones de progreso y un impacto negativo en la economía a largo plazo”, acotó Lorena Mendoza, economista de 27 años y emprendedora.
Como ejemplo, un joven ecuatoriano con un ingreso mensual de $189 que aún depende de sus familiares enfrenta un panorama económico muy limitado. Con ese dinero, apenas podría cubrir necesidades básicas:
- Tansporte público: $40 (si usa bus, ecovía, metro para moverse diariamente).
- Alimentación básica: $100 (comiendo en casa y evitando restaurantes).
- Recargas de celular e internet: $20 (para mantenerse comunicado y trabajar o estudiar).
- Otros gastos (higiene, esparcimiento ocasional): $29.
No podría costear vivienda propia, educación superior de calidad ni atención médica privada. Su independencia es imposible sin apoyo familiar, y cualquier imprevisto económico, como una enfermedad o la pérdida del empleo informal, lo dejaría en una situación crítica.