El coche de hidrógeno mejora al eléctrico en todo esto
El coche de hidrógeno está empezando a coger impulso. No se puede decir que sea una viabilidad 100% para el día de hoy, pero sí que ya se formula como la gran baza para el futuro de los vehículos, partiendo de una tecnología que cuenta con diferentes ventajas, y de la que ya se ve con puntos superiores al actual coche eléctrico. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.
El coche de hidrógeno tiene una buena fórmula
Que emplear pilas de combustible para construir coches eléctricos alimentados por hidrógeno es técnicamente viable es algo que han demostrado una y otra vez, y de forma brillante, todos los prototipos que se han fabricado, así como los modelos que se han comercializado. Por eso puede ser la gran fórmula para contentar al mercado.
Y es que el coche de hidrógeno es un tipo de vehículo considerado de cero emisiones, que funciona mediante una pila de combustible en la que el hidrógeno se oxida para producir la electricidad que le mueve. En el proceso sólo se libera vapor de agua. Ahí, y dependiendo del modelo, existen uno o más motores eléctricos que se encargan del movimiento del coche.
A él se unirán tanto la batería como la pila de combustible. Este apartado lo completaría el tanque, donde se almacena el hidrógeno. Como ves, una solución totalmente ecológica que responde a una gran valoración por todos para conformar una idea que ya se antoja con buena dirección en nuestras carreteras para afrontar un futuro con buenas miras a este coche de hidrógeno.
Los puntos del coche de hidrógeno
Porque no, el coche eléctrico no el único camino para desbancar al de combustión. Y ahí, el de hidrógeno se observa con buenas garantías para todos, si bien hoy todavía anda un poco por detrás en lo que se refiere a maduración de su tecnología y su desarrollo práctico (para el mundo real), pero muchos ven en él la respuesta a esa cuestión.
Su lugar en el futuro es casi inmediato: solo hay que ver los planes que atisba la Unión Europea de aquí a pocos años para implementar su desarrollo antes del fin a los motores de combustión (año 2035). Esto ha hecho que sean varios los fabricantes que no solo miren con atención al vehículo electrificado, que también, sino en la posibilidad de afianzar y doblar su apuesta con el que tiene que ver con el de hidrógeno. Hyundai lo hace realmente bien con su Nexo, pero Honda también está dentro de este planteamiento. Y no serán las únicas.
Con todo, podemos decir que los vehículos de hidrógeno son, sobre el papel, mejores que los eléctricos, porque tampoco contaminan, suelen ofrecer mayor autonomía media y se repostan en tres o cuatro minutos, casi como un modelo de gasolina o diésel tradicional.
Asimismo, y las fortalezas del hidrógeno se basan en que es un elemento muy abundante en el planeta cuyo combustible no genera emisiones. Además, puede transportarse y almacenarse a gran escala con relativa facilidad, cosa que no sucede con otras alternativas a la movilidad como es la electromovilidad basada e en las baterías.
Una gran solución para rebajar las emisiones contaminantes
Atendiendo a estos datos, la viabilidad de poder hacer una vida normal, en lo que a movilidad se refiere, con un coche de hidrógeno parece total. El problema surge desde otros dos puntos: su precio y la cantidad de puntos de repostaje. Actualmente los modelos existentes oscilan entre los 70.000 y los 80.000 euros, precios poco accesibles para la mayoría.
La poca producción, unido a que todavía está en una fase, aunque avanzada, de desarrollo resulta en la dificultad de poder abaratar su coste. Pese a que se llegara a producir a gran escala, su alto precio sería difícil de reducir ya que la producción de la ya mencionada pila parte de metales raros y preciosos cuyo valor en el mercado es elevado. Asimismo, en lo referente al dinero, cabe resaltar que el coste de producir hidrógeno es alto, lo que hace que el repostaje se dispare. El precio de venta se encuentra en torno a los 12 euros por kilo.
De todas formas, el hidrógeno, como fuente inagotable de energía, sería una gran solución para rebajar las emisiones contaminantes no solo del tráfico de carretera, sino también de la movilidad marítima o aérea, o las que producen las calefacciones de los hogares o las industrias en sus procesos de producción.