De acuerdo con el ex presidente Vicente Fox Quesada, la solución que terminaría con el crimen organizado es diálogo con los líderes de los cárteles.

El ex mandatario panista consideró que la captura de «La Tuta»y del «Z-42» no garantizan que la inseguridad terminará. Excelente observación, tiene un punto. Es por eso que se necesita una estrategia integral que incluya… ¿cómo dice…?, ¿el diálogo con los dirigentes de los cárteles?
«Hay que mejorar la estrategia, la estrategia tiene que ser de gran inteligencia, tiene que ser una búsqueda para terminar la violencia sin provocar violencia. Yo creo firmemente que se puede dialogar hasta con los criminales y todo ser humano es rescatable, todo ser humano merece una segunda oportunidad, creo que debe haber una estrategia en ese sentido».
Y nosotros que pensábamos que el gobierno debía considerar la posibilidad del diálogo con los grupos que… bueno, tienen demandas. Quizá él podría decirnos cuáles son las demandas del crimen organizado y en qué sentido pueden llegar a ser consideradas por el Estado como algo que tiene sentido llevar a una mesa de negociación.

A estas palabras, fruto de una sesuda meditación, agregó:
«La tarea de traer seguridad a México no es nada más a golpes, porrazos y balazos. Violencia genera sólo más violencia. La tarea tiene que ser buscar la armonía, buscar el entendimiento, buscar el diálogo, y buscar erradicar lacras como la corrupción, contaminación entre el narcotráfico, cárteles y autoridades […] Como dijo Napoleón: los tambores sonando y el diálogo caminando».
Tras citar mal a uno de los más sanguinarios y totalitarios conquistadores  de Europa, a quien considera una autoridad en temas de diálogo, y luego de implicar que en su gobierno él dialogaba (sabia o convenientemente) con los criminales, Fox pasó a dar una inconcebible recomendación a los padres de Ayotzinapa:
«Yo a los padres de familia les recuerdo que el perdón es una maravillosa virtud, poderosa, y que siempre tenemos que tener en nuestras decisiones y en nuestros actos humanos. Perdonar fortalece a quien perdona, perdonar trae tranquilidad a quien perdona, perdonar le trae justicia a quien perdona».
De esta manera, concluyó Fox una más de sus tantas entrañables intervenciones en el gran diálogo de la política, ese que se da entre Napoleones y santos misericordiosos, según se alucine.

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