Transformar, el desafío del orientador vocacional actual
Dar respuestas a necesidades actuales y ser el eje guía en todas las etapas educativas de estudiantes y docentes, a través de un accionar inclusivo y que dé atención a la diversidad, es el desafío del orientador actual, según Silvia Cordero, directora de Bienestar Universitario de la Universidad del Pacífico.
Cordero dio la charla ‘El rol del orientador transformador’, en el marco del curso gratuito ‘Tendencias para el desarrollo del aprendizaje del siglo XXI’, que se realizó hace dos semanas en esa universidad, y al que asistieron unos 150 orientadores vocacionales y docentes de instituciones públicas y privadas como ANAI, U.E. Luis Chiriboga, La Moderna, Liceo Panamericano, U.E. Teniente Hugo Ortiz, personal del MIES, entre otros.
Su intervención comenzó con una dinámica de integración entre los asistentes, que consistió en formar parejas que tuvieron que presentarse deletreando su nombre y apellido de atrás para adelante. Actividad a la que luego se refirió como uno de los ejercicios que los orientadores podrían replicar con los estudiantes y docentes para romper el hielo y fortalecer la relación entre las partes.
Para Cordero la función del orientador transformador no consiste solo en ayudar al estudiante a definir su vocación a través de las pruebas psicosométricas, sino en generar un cambio que mejore las relaciones de todos los actores de la comunidad educativa.
“El trabajo del orientador debe ir de la mano de cada docente. La planificación escolar, a más de los contenidos académicos, debe incluir actividades que ayuden a erradicar la violencia, a promover programas enfocados en la salud y prevención del consumo de drogas y alcohol, y a solucionar problemáticas sociales”, enfatizó.
Además, resaltó que el trabajo de la comunidad educativa debe ser colaborativo, grupal, así como inclusivo, integrando a estudiantes con capacidades especiales asociadas o no a la discapacidad, y que dé atención a la diversidad sin marcar diferencias por raza, etnia, creencias o cultura.
En cuanto a la parte vocacional, a más de las pruebas, Cordero recomienda hacer talleres que ayuden a los estudiantes a descubrir sus talentos y preferencias, algo que para Kelly Castelo, directora del Departamento de Consejería Estudiantil (DECE) del Liceo Panamericano, y quien asistió a la charla, es muy válido.
“En el colegio se hacen distintos test, se invita a conferencistas a dar charlas sobre su trayectoria profesional y si es necesario se refuerza con talleres dirigidos específicamente al grupo de estudiantes que aún esté indeciso”, dice Castelo.
Para Cordero, el orientador transformador debe contar con fortalezas y destrezas que le permitan comprender las etapas evolutivas de los jóvenes, para entender de mejor manera su respuesta conductual. “Debe ser un buen comunicador, tener inteligencia emocional para resolver conflictos, estar en constante capacitación e innovación, ser empático, apoyar a los docentes y asesorar a los padres”, recomienda.
“Es importante el desarrollo de estas competencias que permitirán que el orientador pase de un rol pasivo a uno activo, dejando de lado la estructura tradicional”, opina la psicóloga Ma. Auxiliadora Morán, quien también asistió a la charla.
Esto contribuirá, según Cordero, a atender adecuadamente las necesidades actuales de una comunidad educativa que está en constante cambio. (I)